Yuna Hatake | KAKASHI'S DAUGHTER,, pausada

❝ᴜᴄʜɪʜᴀ sʜɪsᴜɪ❞

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ＲＥＭＩＮＤ ;
ｏｎｅ
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    UNA NIÑA peliplateada se encontraba sollozando sentada en el suelo.

Aquella niña se encontraba sentada en ese mismo sitio desde hace dos horas, estaba ahí desde que salió de la Academia. Todos se habían empezado a ir mientras ella esperaba a su padre... quién nunca llegó.

La niña se levantó del suelo al darse cuenta que ya había empezado a oscurecer, y sin querer quedarse más tiempo en ese lugar, corrió lejos.

Giraba entre los cruces de las calles e intentaba buscar alguna cosa que le dijera que estaba cerca de casa, pero cada vez que miraba a su alrededor se daba cuenta de que todo para ella era diferente y que por cada minuto que pasaba la luz se iba apagando cada vez más y más, convirtiendo las calles de su aldea en un tétrico laberinto del cual no podía salir.

Al ver lo que la rodeaba y no encontrar nada que se le hiciera familiar hacía que las ganas de llorar la inundaran, quería llorar, darse por vencida y llorar. Pero algo dentro de ella le decía que no lo hiciera, que tarde o temprano iba a llegar a casa.

No muy lejos de donde se encontraba la niña, un azabache de ojos color onix caminaba alegremente hacía su hogar. Había regresado de misión minutos antes y el Hokage le había permitido entregar el reporte de la misión al día siguiente, por ende, tenía más tiempo para descansar.

Pero, el ver a una niña correr sola por la parte más oscura y peligrosa de su aldea le había revuelto el estómago. Y sin poder evitarlo el también corrió hacía aquella peliplata de tierno vestido blanco.

Cuando la pequeña vió a alguien quién no parecía malo se acercó a él, dejando salir las lágrimas que estaba reteniendo.

—¡No encuentro mi casa!, ¡no se dónde está mi casa!—fue lo primero que salió de los labios de la niña.

—Ya, ya, todo va estar bien. Yo te voy a ayudar a ir a tu casa—el chico se puso de cuclillas y le sonrió a la peliplateada—. ¿Ves está banda de aquí?—señaló su bandana ninja, la pequeña asintió—, eso quiere decir que soy un ninja, y que voy a proteger a mi pueblo y a mi aldea sin dudarlo; y tú, pequeña, eres parte de la aldea que tengo que proteger.

La niña miró conmovida al mayor.

—Mi papá también es ninja—dijo cabizbaja la de ojos negros—, pero él no me protege. Se olvidó de mí y me dejó sola, esperando fuera de la Academia—el azabache secó suavemente las lágrimas de la niña para luego proceder a hablar.

—Me llamó Uchiha Shisui, ¿cuál es tu nombre, bebé?.

—Soy Hatake Yuna.