"Perteneces conmigo"
Después de haberse conocido, los dos sienten algo uno por el otro, y al pensar que todo sería color de rosa, una serie de eventos gira las cosas...
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Intenté manejar lo más rápido que pude, el café estaba a 15 minutos de mi casa aproximadamente, debido a la velocidad que llevaba mi auto, llegué más o menos en 7, y para mi mala suerte, Blake ya estaba ahí.
No sé si a veces soy muy estúpida o Blake me vuelve estúpida, pero por alguna extraña razón olvidé que tenía el café que había pedido en el restaurante en el que vi a Mark. Blake estaba recargado en su auto esperando y con dos vasos de café frío en sus manos, me acerqué y sonreí.
-Hola Blake-dije sonriendo nerviosa
-Hola bonita, no viste mi mensaje cierto?-me dijo él
Por suerte, yo era buena para pensar rápido en situaciones bajo presión, y no es que me gustara mentirle a Blake, pero algo tenía que hacer, porque obviamente no iba a decirle que vi a mi ex en un café porque me envió una carta de amor...esperen, ¡MIERDA! dejé la carta en el sillón de la sala, y obviamente tenía que invitar a pasar a Blake, me encontraba en serios problemas y dije:
-de hecho si vi tu mensaje, y creo que estamos tan conectados que yo también te traje café-dije estirando mi mano y dándole el vaso medio lleno
-pero esto ya casi te lo acabas Emma, mejor quédatelo-me dijo riendo
-Si bueno, errores técnicos, pero te juro que sabe buenísimo, es que esta cafetería también estaba en florida y pues quería que la probaras, anda-dije sacudiendo mi mano para que tomara el vaso
Finalmente Blake tomó el vaso y comenzó a tomar el café, luego yo tomé el café que el me trajo y el comenzó a caminar hacia la puerta de mi departamento, mis nervios cada vez aumentaban más pero como les dije, yo soy buena actuando bajo presión, Blake cada vez se acercaba más y más, y al llegar a la puerta tomó la picaporte, pero antes de que abriera me interpuse pegándome a mi puerta y dije:
-¡NO!
-¿pasa algo?-me preguntó confundido
-si, bueno no, es que lo qué pasa es que te quiero mostrar algo pero quiero que esperes aquí ¿si?-dije algo nerviosa
-bien, no me moveré, tranquila-me dijo riéndose un poco de mi
Sonreí y luego entré a mi departamento, tomé la carta que había dejado en el sillón la noche anterior y la metí a mi cajón de ropa interior en mi habitación, al menos sé que ahí ni un ladrón buscaría nada. Comencé a dirigirme a la puerta cuando recordé que le dije a Blake que le enseñaría algo, y ahora si estaba en problemas porque no sabía que hacer, en mi casa no había muchas cosas interesantes. Entré a mi habitación y comencé a buscar en mi armario muy rápido algo que fuera interesante, y entre cajas, zapatos y ropa desordenada, encontré una skateboard que decoré yo misma cuando tenía como 15 años, no estaba segura si aún era capaz de usarla, pero en estos momentos todo era bueno.
Tomé la skateboard y ahora si me dirigí a la puerta, la abrí y ahí estaba Blake con su vaso de café en la mano esperando a que yo saliera
-tardaste, te extrañé-dijo el pelinegro
-si, pero la espera vale la pena, mira esto-dije dándole mi skateboard
-¿sabes andar en esta cosa?-me dijo y asentí
-bueno, ¿que te parece si vamos a la sway?, afuera es muy raro que pasen coches, así que tendremos la calle para nosotros-habló Blake de nuevo
-me parece una excelente idea, ¿quieres ir ahora?-dije
-bueno, podemos ir ahora o podemos ir en el atardecer y quedarnos a ver las estrellas por la noche
-¡ATARDECER!-grité emocionada
De repente todos los nervios se habían ido, lo único que podía tener es fé en que aún podía andar en skateboard, porque tampoco quiero hacer el ridículo frente a tremendo dios griego. Blake y yo pasamos la mañana y la tarde juntos, hasta que eran las 6:00 pm y decidimos ir hacia la sway para comenzar a usar mi skateboard. Llegamos a la calle donde se ubica la sway y Blake y yo entramos por su skateboard, y había llegado la hora, no recordaba mucho, pero si recuerdo que yo era muy buena, así que no habían muchas posibilidades de que ya no pudiera usarla.
Me subí y comencé a patinar, no sentí el piso en mi cara así que todo iba de maravilla. Patinamos un rato y después Blake puso música en su celular, así que me puse a bailar y Blake tomó una foto para después subirla a su historia...
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El atardecer iba increíble y se veía precioso, pasaron algunos minutos y comenzaban a verse las estrellas, Blake tomó una manta que trajimos de la sway y la puso en el césped, se recostó y yo hice lo mismo, solo que yo estaba recostada en su pecho y su brazo rodeaba mi cuerpo. Podía sentir los latidos de su corazón, y todo era tan silencioso y Perfecto que podría quedarme para siempre. Entre toda esa paz y tranquilidad, lo escuché decir
-Emma, ¿cuáles son tus sueños más profundos? Esos que jamás le has contado a nadie...