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Melanie Toch:

Ambos estaban hablando animadamente, tan animados que deseaba acercarme y llevarme a mi mejor amigo lejos de la situación. 

Lejos de ella y su sonrisa irritantemente perfecta.

Lejos de sus bonitos ojos que brillaban al verlo. 

La odiaba. 

Por su culpa mi mejor amigo me había abandonado mientras le contaba algo muy importante, algo clave en mi vida. 

La nueva serie de Netflix que estaba viendo.

Bueno, soy consciente de que no suena tan importante o clave para la vida de alguien, pero si había algo que yo adoraba era ver películas o series, era algo que me caracterizaba y amaba compartir con Nau.

Se supone que íbamos a ver esta nueva serie, que había encontrado, juntos, pero él dijo que no le gustaban las series y prefería las películas, entonces por lo menos pensé que podía escucharme hablar de ella, pero no, esa... La chica era más importante.

Nau era un chico muy popular a pesar de que nunca interactuaba mucho con la gente. Es un chico muy seguro de sí mismo, fuerte e inteligente, el chico perfecto. Es capitán del equipo de fútbol este año luego de que Leon Garcia lo fuese por dos años seguidos, le quitó el puesto por esmero y por ganarse a sus compañeros. Aunque también considero que a León no le importaba mucho ser capitán.

Las chicas solían querer hablar mucho con él pues era de esos chicos populares que realmente solo interactúan con el equipo por lo que lo hacía un tanto misterioso. Luego de que todo el mundo se enteró que realmente no era su novia sino su mejor amigo parecía que estaban al acecho. 

Claro que Keithlyn Ville no era esa clase de chica, aunque tampoco está mal ser así, sino que ella era del tipo de chica que estaba metida entre sus libros. Estaba en clases avanzadas de inglés, matemática, robótica, física y química. Era de la clase de chicas que una vez que les gustaba un chico preferían mirarlos de lejos, sobre sus libros sin hablarles, pretendiendo ser invisible. Eso fue lo que más le gustó a Nau cuando la vio mirarlo por el pasillo. 

El decía que ver sus ojos celestes por arriba de los libros con las pestañas levemente caídas lo había flechado totalmente.

Veo a lo lejos como ella se sonroja completamente por algo que él dice mientras él le sonríe encantador. Nunca había interactuado con chicas antes, pero con ella le salía totalmente natural.

-¿Qué tanto miras?- La voz de un chico me hace saltar en mi lugar asustada. -Los vas a ojear.- Miro a León sin poder conectar neuronas para responder. Incluso sentía que podía morirme si abriera la boca. -Hola, un gusto, estoy en tu clase de fotografía.- Asiento sin poder decir nada aun. -¿Crees que puedas ayudarme con el último trabajo? No se nada de cámaras ni de grados ni de nada.-

Solté un suspiro desde lo más hondo de mi garganta y me reí. Solo se había acercado para pedirme la tarea ¡Dios santo! 

Tome la carpeta que llevaba bajo el brazo y saque el trabajo que había terminado en clase pues trabajaba con cámaras desde los doce años, ya sabía todo sobre ellas.

-Lo necesito para antes del viernes, por favor.- Avisé haciendo que él se sintiera contento mientras miraba el trabajo.

-Eres un cerebrito, gracias.- No lo era, no pertenecía a ninguna clase avanzada de matemáticas o química. Solo estaba en clase avanzada de artística. 

-¿Qué quieres?- La voz demandante y molesta de Nau hace que todo mi cuerpo se tense. El chico frente a mi lo mira confundido antes de sonreír. 

-Solo le pedía la tarea, nada...-

-Pues ya la tienes, alejate.- Gruño Nau alzando los hombros, haciéndose más grande de lo que ya era. 

León lo mira y luego a mi como si me preguntara si estaba bien con esta situación. 

-Para el viernes.- Le digo a modo de saludo pues la situación me hacía sentir un poco enferma.

León no parecía feliz de irse, pero aun así lo hizo mirando a Nau con desconfianza. Era la primera vez que un chico del equipo intentaba hablarme, estaba segura de que ninguno conocía como era Nau cuando estaba conmigo.

-No tenías que...- Intentó comenzar a decir, pero él me corta rápidamente.

-¡Tengo una cita con Keith!- Chilla emocionado dejándome dura en mi lugar.

-Ah... ah eso.. eso es...- Tartamudeo sin lograr conectar las palabras. -Bien.-

-Dios, esa chica es asombrosa.- Dice mientras cubre su rostro por la felicidad. -Estaba toda nerviosa y cuando le dije de salir se sonrojo completamente.- Lo escucho gruñir entre sus manos. -¡Es preciosa!- 

Me quedé mirándolo y luego sonreí. Todos los lunes solemos hacer noche de películas para que el comienzo de semana no fuera tan desagradable, era obvio que él lo había olvidado, pero haría otras cosas para que su lunes no fuese desagradable. Lo cual hacía al mio un asco total.

-No voy a poder acompañarte hoy a casa, discúlpame, pero avisame cuando llegues y... y eso, cuidate.- Dice dejando un beso en mi mejilla antes de salir corriendo dejándome sola en la puerta de la escuela como si no hubiera estado esperándolo al menos media hora para irnos juntos. 

Con ganas de llorar y un sentimiento horrible en el pecho camine sola hasta la parada del transporte. No me gustaba caminar sola, me sentía insegura. Era fácil de robar o podrían decirme cosas en la calle y sabía que entraría en pánico. Nunca solía estar sola.

Esperé en la parada deseando que el transporte público llegará rápido, deseando que nadie me hablara y llegar a casa pronto. Parecía, por la ansiedad, que tardaba años en llegar. Quería morir.

Cuando al fin logró tomarlo le mandó un mensaje a mi mamá y le imploro que me esperara en la parada pues iba sola. Ella no tuvo problema alguno y me dijo que no me preocupara por nada, que ella estaría ahí.

Más segura y confiada me acomode en un asiento vacío y pretendí no ser consciente del resto de gente. Solo me concentré en las calles y calculé dentro mio cuanto faltaba para mi casa. Repase muchas veces el número de cuadras  que había desde esta hasta la escuela y cuántas había recorrido ya.

Todo eso en un intento de distraer a mi cerebro de posibles secuestros, robos, disparos o mutilaciones.

¿Llegarías a amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora