Capitulo 8.

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Fuimos a un lindo restaurante de comida italiana y nos sentamos al fondo, ordenamos una botella de vino tinto, ensalada y pasta, brindamos por mi cumpleañosy por el cierre de otro exitoso negocio que él concretaba. Fue una linda velada que me hizo olvidar todos los pensamientos lujuriosos que había tenido durante el día, estaba frente a un hombre real, del cual conocía todo y que además amaba y me amaba. Pagó la cuenta y salimos tomados de la mano del restaurante, nos besamos mientras nos llevaban el coche, que diferentes eran sus besos a los de aquel extraño, el amor debía ser la diferencia, pensé tratando de borrar aquellos recuerdos.

Llegamos a mi departamento y lo invité a subir, necesitaba apagar el fuego que me había estado consumiendo todo el dia. Entramos tomados de la mano y cuando subimos al ascensor no pude contenerme y lo besé desesperadamente mientras acariciaba su pecho por encima de la camisa, al llegar al piso de mi departamento Brandon me miró de forma extraña.

- Pero nunca antes me habías besado de esa forma -exclamó sorprendido.

- Te necesito -respondí con voz de niña pequeña - y te extraño.

Entramos a mi departamento y volví a besarlo frenéticamente mientras hacía que se sentara sobre el sillón y yo me senté encima de él y comencé a desabrochar su camisa con urgencia,
Brandon me acariciaba la espalda, comencé a besar su cuello, en tanto llegaba al último botón de la camisa, cuando su móvil Sonó.

- No contestes- supliqué con la voz entrecortada.

-Puede ser importante - replicó tratando de alcanzar el celular en su pantalón.

- Si es importante volverán a llamar -insistí exasperada.

- Perdóname cariño, pero sabes que es mi deber contestar el móvil sin importar la hora que sea.

Entonces, me senté molesta a su lado mientras recuperaba el compás de mi respiración y el latido normal de mi corazón. Me di cuenta que era Jack, su jefe, para recordarle de la importante
junta que tenían al día siguiente a las ocho de la mañana. En cuanto colgó vi que abrochaba su camisa, yo me llevé una mano al cabello y lo hice para atrás. 

- Perdóname mi amor, tengo que irme, mañana tengo que madrugar, Ia junta es en Nueva York y ya sabes cómo se pone el tráfico para allá. 

- Dijiste que me recompensarias -exclamé furiosa cruzándome de brazos.

- Y lo haré, te lo prometo, Jack va a darme un par de días libres como recompensa al negocio que ayer cerré y viajaremos a donde quieras.

- Eso has venido diciéndome por los últimos seis meses y sigo esperando.

- Te prometo que ahora sí se hará realidad, tú sabes que trabajo por los dos.

- Lo sé, lo sé, es sólo que... hace cuánto hicimos el amor?, ¿tres meses?, ya ni siquiera lo recuerdo - agregué frustrada, cuando íbamos en la universidad lo habíamos hecho más veces en una semana que las que lo habíamos hecho en el último año.

- Mi amor, te juro que yo también te extraño y te necesito en ese aspecto, pero tienes que comprender que de este trabajo tendremos todo lo necesario para casarnos y poder mudarnos a
Canadá.

- Lo sé y lo comprendo - dije resignada que descanses y suerte en tu junta.

- Recuerda que te amo por favor, eso nunca lo dudes -dijo tomando mi rostro entre sus manos.

- Yo también te amo - respondí.

Me dio un ligero beso en los labios y se fue. Yo me quedé ahí, sentada en el sillón, resoplando, a pesar de que me sentía frustrada por el rechazo de mi novio, que prefería sus negocios antes de complacer a su novia aunque fuera por cinco minutos, lo que me tenía en realidad mal era el saber a quién era verdaderamente al que necesitaba y deseaba en esos momentos, así que me levanté y saqué el móvil de mi bolso y decidida marqué su número, me importaba un reverendo pepino si pensaba que era una urgida que no podía conseguir una pareja de forma normal, mi cuerpo entero estaba reclamando, ansiando y deseando esos besos y esas caricias que me volvían loca por completo.

"El número que usted marcó se encuentra apagado o fuera de cobertura.

-iMaldición! 

Grité aventando el móvil al sillón llena de rabia pensando que esas caricias y esos besos que tanto necesitaba estaban siendo entregados a otra perfecta desconocida. Frustrada y resignada me metí a darme una ducha de agua fría.

Grande tentación (Hero Fiennes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora