1. Un suicidio no es buen presagio para viajar.

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  Lo admito, viéndolo con perspectiva, nunca me pareció buena idea el viaje, pero también sé que tenía buenas razones para hacerlo.

    Necesitaba estar a las 9:30 delante de la puerta del aula para intentar aprobar la puta asignatura de Bioquímica de tercero de Medicina, tenía 24 horas para recorrer 600 km así que iba sobrado de tiempo. Mi ex Verónica se unió al plan porque según me dijo estaba liándose con: "el más guapo, rico, precioso, deportista, alto, culto de todos los estudiantes de medicina de mi campus", y yo que desde que lo dejamos era su pagafantas con título de serlo pues accedí con una sonrisa de gilipollas de película, mi amigo Mateo se apuntó porque alguien le había dicho que la marihuana era de una calidad increíble en el norte del país, él además de intentar ganarse la vida vendiendo estaba decidido a entrar en el libro de los records fumando un porro tras otro.

    Pero esa mañana mi vecino de arriba decidió suicidarse tirándose del balcón después de la discusión número 237 con los miembros de su familia: su madre, su perro Dragon y su gato Ball.      

     Lo bueno era que su cuerpo había frenado en un Bmw aparcado justo delante del mío, lo malo es que lo hizo dejando una derrama pendiente de siete mil euros según dijo mi padre con su objetividad y falta de empatía diaria. 

     Para cuando llegó la policía, la ambulancia equivocada, y ésta avisó a la funeraria correcta, se presentó la jueza de guardia y se llevaron el cadáver era bien entrada la tarde.

- ¿Quieres arrancar de una puta vez?, - ordenó preguntando mi ex, poniendo de manifiesto una de sus cualidades más acentuadas, la educación.

- Estaba aún pensando en los sesos de mi vecino, pobre hombre no me lo quito de la cabeza.- dije yo.

- Bueno, estás estudiando medicina, se supone que no te afecta ver muertos ¿no? - la Vero estaba especialmente brillante.

- Antes de que éste acabe medicina soy yo Pablo Escobar. - cuando un petas te dice esto es que la marihuana empieza a empadronarse en sus neuronas.

- Gracias por vuestro apoyo.- respondí mientras giraba la llave del viejo Ford heredado de mi padre.

CONTINUARÁ...

Un viaje EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora