6. Nunca jamás bebas algo sin alcohol.

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Allí estaba el cabronazo de Mateo charlando con unos y otras, como si los conociera de toda la vida, con su esmoquin bien colocado y ademanes de chico serio.

Decidí bajar por las escaleras y me encontré con los baños, entré sin pensar en el que tenía el dibujo de una enfermera con la cofia de los años 50.

-      Vanesa, ¿estás ahí?.

Se abrió una puerta de los excusados y salió vestida con un Valentino negro y blanco, con corte asimétrico que dejaba un hombro y un muslo al descubierto, los detalles del vestido y la marca me lo contó ella después de preguntarle.

-      Vámonos, tengo el Ford aparcado detrás, no quiero quedarme en este lugar ni un segundo más.- Le dije con bastante convicción, al menos con más seguridad que la ocasión que le grité que no le perdonaría nunca más haberme puesto los cuernos con media facultad.

-      Tranquilo, creo que todo ha sido una falsa alarma, Roberto, que es el chico del deportivo me ha regalado este vestido y pedido disculpas por que la fiesta fuera tan aburrida.- Sin ni si quiera ponerse un poco roja me confesó.

-      Joder, hemos venido aquí para nada, como siempre Mateo tenía razón, te mola que vaya detrás de ti.

-      Te invito a una copa y nos vamos en unos minutos, sé que tienes un examen muy importante en unas horas.- dijo mientras suavemente acariciaba mi nuca con sus dedos de mentirosa.

Tomé una bebida sin alcohol, notando como todos los presentes me miraban, de arriba abajo y sonreían, Mateo se acercó, y me sostuvo cuando de repente comencé a marearme.

Lo siguiente que recuerdo es mi cuerpo atado a una camilla de operaciones inclinada a 45 grados sobre el suelo, todos los trajeados, me miraban, señalaban mi cuerpo y hablaban entre ellos, de mi estómago salían mis tripas que estaban colocadas en una caja de cristal sobre una peana, habían sacado todo mi aparato digestivo, Vanesa y Mateo también asistían como si fuera una puta clase de anatomía. Estaban jugando conmigo como si fuera una cobaya humana.

Mis antiguos amigos se acercaron cuando todo el mundo salía de la habitación, que por la luz parecía un auténtico quirófano de un hospital.

-      Roberto es hijo de uno de los más prestigiosos y avanzados médicos de occidente, está preparando un simposio para presentar al mundo este aparato que ves a tu derecha, como entenderás no sé ni cómo funciona, sé que lo probaron con vacas en Francia y ahora necesitaban hacerlo con un humano .- me contó Vanesa con una sonrisa permanente en su carmín rosa.

-      Tienes que entenderlo tío, nos preguntaron si conocíamos a alguien sin futuro, y nos pusieron unos cientos miles a cada uno. – casi arrepentido dijo el puto porrero de Mateo.

- Resumiendo que gracias a mis intestinos os convertiréis en el nuevo e hijo de perra de Pablo Escobar y la nueva modelo con tetas de goma de París, ¿no?.

-      Vaya pensaba que se lo iba a tomar mejor...

Me quedé dormido pero recuerdo que salieron de la habitación sin mirar atrás.

Aquí estoy ahora dentro de mi Ford mirando el Pantano de Luna en la provincia de León, escribiendo esta historia para que alguien la encuentre y la publique en WattPad, tengo una enorme cicatriz con grapas que atraviesa de lado a lado mi cuerpo, porque eso sí lo aprendí en la facultad, sin intestinos es un poco complicado pasar el día, ¡ joder ¡, hubiera sacado un ocho en el examen ...


FIN

(por favor si te gusta dale a la estrellita y habla de esta historia).

Un viaje EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora