Capitulo 3.

516 58 11
                                    

Volkov

No podía apartar la imagen de Horacio de mi cabeza. Estaba bastante cambiado.
Seguí moviendo papeles en mi escritorio, haciendo como que los leía y que estaba prestándolos atención.

Tenía la radio activada pero con el micrófono cerrado, por si había algún suceso importante, aunque no parecía. Abrí el cajón de arriba del escritorio buscando Dios sabía que, y vi el paquete de tabaco.
Hacia mucho tiempo que no fumaba.
Cogí mi teléfono, y empecé a mandarle un mensaje a Conway "hoy he visto a Horacio, pero no me ha dado tiempo a hablar con el. Y usted y yo tenemos una conversación pendiente". Enviar.

Cogí el paquete de tabaco, y busqué un mechero por allí, pero entonces la voz de una agente me interrumpió.

A: Jefe, hay un problema, un compañero ha atropellado a un civil en la puerta de comisaría, necesito que venga a... bueno, no se, pero estoy sola aquí y...

Encendí el micrófono y conteste guardándome el paquete en el pantalón con un mechero.

V: Cálmese, Aurora. Estoy en mi despacho, en un minuto estoy abajo.

Me levanté rápidamente y baje corriendo las escaleras. Tanto que casi me caigo de boca. No me podía creer que algún agente haya atropellado a un civil y encima, delante de comisaría.
Cuando salí a la calle vi a muchas personas alrededor del coche patrulla, y de la ambulancia que acababa de llegar.

A codazos me metí entre la gente buscando a la víctima y a los médicos. Cuando por fin pude llegar a mi objetivo, casi me desmayo. No me podía creer que a quien habían atropellado era a Horacio.

V: joder...

Me acerqué a la medica que le atendía.Solo podía verle a él, desmayado.

V: doctora, ¿qué ha pasado? ¿Está bien?

D: Sí, solo está inconsciente. Una pequeña herida en la cabeza, vamos a llevarlo al hospital a ver si hay secuelas por el golpe.

V: Yo voy en la ambulancia con él.

Los EMS asintieron y emperador a subirle en la camilla y en la ambulancia. Mientras, hablé por radio.

V: Vamos a ver, despejad la puta zona de comisaría ¡ya! Ahora, quien cojones sea el culpable del accidente, que se vaya a preparar porque va a ser un puto becario de mierda, ¿vale? A trabajar, vagos.

Odiaba enfadarme con los agentes, no era mi forma de mandar, pero estaba cabreado porque era a Horacio a quien habían atropellado.

Me subí en la ambulancia y una vez en el nhospital y cuando metieron a Horacio para hacerle las pruebas que necesitaran yo solo pude llamar a Conway.

C: ¿que coño quieres? Pensaba que a estas alturas ya estarías dando un paseo de la manija de Horacio después de hablar.

V: Conway, hágame el favor de callarse. Ha habido un accidente. Es Horacio. Lo han atropellado frente a comisaría. Solo eso. Estoy en el hospital. Si quieres, viene. Aquí le estaré esperando.

Colgué sin esperar una respuesta. Salí a la puerta del hospital y me encendí un cigarro. Ahora sí necesitaba fumar. Estaba nervioso. Solo esperaba que Horacio estuviera bien. Sin darme cuenta, una pequeña lágrima se resbaló por mi mejilla pero me dio tiempo a secármela antes de que un coche negro parara frente a mi y de él bajaran Conway y otro señor que no reconocía.

C: Volkov. ¿Dónde coño esta Horacio?

Miré a la otra persona. Había algo que reconocía en él pero no sabía qué. Supongo que el se dió cuenta.

G: Hola, Volkov. Soy Gustabo. Se merece una disculpa, y de verdad, siento mucho todo lo que ha pasado. Ya me contó Conway que no se tomó muy bien la noticia de que este libre, que sea su hijo, y bueno, todo eso. Lo siento. Pero le aseguro que ya estoy bien y que me tomo la pastilla todos los días. Si quiere, podemos hablarlo después. Pero quiero ver a Horacio.

Asentí. Tenía razón. Apagué el cigarro y entré sin decir ni una sola palabra. Pregunté a una medica donde estaba Horacio, y nos dirigió a una habitación. El estaba ahí. Dormido en una cama. Con una gasa en la frente.

Gustabo y Conway corrieron a la cama y se colocaron cada uno a un lado. Yo solo di unos pasos y me quedé a la altura de sus pies.

Unos minutos más tarde, sentí como se movía en la cama. Se estiró y miró a su alrededor. No me vió en un principio, saludo a Gustabo y a Conway, y empezaron a hablar. Estuvieron hablando un rato sobre qué había pasado, cuando tiempo paso desde que se fue y demás.

Entonces sentí que yo ya no merecía estar ahí, y que nuestras vidas no volverían a tener caminos cruzados. Al menos, ahora sabía que estaba bien.

Se estaban riendo de algún chiste de Gustabo, y yo aproveché para darme la vuelta y empezar a andar hacia la puerta, pero cuando estuve a punto de cruzar el umbral, su voz me detuvo.

V: Gracias por venir, Volkov. Espero que pronto podamos hablar como es debido.

No dije nada más. No tenía fuerzas. Solo le miré durante un segundo en silencio y salí, cerrando la puerta despacio.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora