Día 1: Sentimientos

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- Disculpe señorita pero, ¿Qué hace usted aquí?

Kotoha alzó la mirada, mirando con sorpresa al joven que se había detenido en su camino al infierno, para hablarle –. ¿Eh?

- Le pregunté qué hace aquí, señorita – preguntó el chico, quien cargaba con su hermana en su espalda, dormida después de llorar –. ¿Está perdida o algo así?

Kotoha entonces sonrió, negando con la cabeza –. Oh, no. Esta vez no estoy perdida, sólo estoy esperando a alguien.

Gyuutaro arqueó una ceja –. ¿Esperando a alguien?

- Sí – la pelinegra asintió, con una sonrisa suave. Confundiendo al chico, pues... ¿Quién sería esa persona a quien ella esperaría cerca del infierno? ¿Estaría bien aquella señorita?

- Pero... ¿Por qué aquí?

Las facciones de Kotoha se entristecieron levemente, pero sin dejar de sonreír, contestó –. La persona a quien espero, hizo cosas terribles... Mató varias personas y, yo fui una de ellas.

- ¿EHH? Yo nunca esperaría a una persona que me lastimó o asesinó despiadadamente, yo lo odiaría profundamente – él no era nadie para hablar sobre cosas terribles, pues fue alguien que también lastimó y asesinó a incontables personas. Y una de las personas que derrotaron, Tanjiro Kamado, era alguien por quien al final terminó sintiendo algo de respeto; porque siendo sinceros, él y Ume cometieron bastantes atrocidades cuando se volvieron demonios.

- Lo sé... Pero esa persona, fue quien me salvó en el pasado. Quien me otorgó una vida mejor, y... Aunque al final acabara con mi vida, separándome de mi amado hijo... Yo, sigo apreciándolo – sonrió –. Yo no puedo odiarlo.

Gyuutaro quedó sorprendido por la determinación que se apreciaba en sus orbes prenhitas, y en la sonrisa sincera que esta le daba –. Porque a pesar de que todos lo odien, yo lo quiero.

Definitivamente, la señorita estaba loca. Pero bueno, ¿Quién era él para hablar? Si él, podría acabar con el mundo entero si eso significaba el bienestar de su amada hermana. Suspiró.

- Entiendo. Después de todo, yo también tengo a alguien que es importante para mí – sonrió levemente –. Y quien está dispuesta a ir al infierno conmigo.

Kotoha sonrió, cual madre que fue y era, y levantándose de donde yacía sentada, acarició el cabello de ambos –. Entonces, les deseo la mejor de las suertes y que estén bien. Cuídense mucho.

Gyuutaro sonrió, asintiendo –. Usted también cuídese, y, ojalá pueda encontrarse con esa persona.

- Muchas gracias – se despidió Kotoha, haciendo una pequeña reverencia y despidiéndose con un gesto de mano. Viendo marcharse a Gyuutaro y a su hermana, para luego volver a sentarse en el suelo y esperar otra vez.

Suspiró, mirando hacia arriba, con una pequeña sonrisa. No era la primera vez que alguien le preguntaba sobre lo que hacía o incluso, que se preguntaba si realmente estaba bien mentalmente; Kotoha estaba realmente segura de lo que hacía y, sobre todo, sus sentimientos.

Pues aunque en ese momento tuvo mucho miedo de Douma, pero sobre todo, de lo que podría hacerle a Inosuke, la verdad es que... Kotoha, se sentía agradecida con él, y de cierta forma, lo quería.

Además de sentir un poco de pena por él. Porque, a pesar de que Douma siempre sonriera, ella podía notar la soledad que lo rodeaba; estar en un lugar tan grande, solo y sin una muestra de amor o cariño real, era triste.

Y a pesar de que Douma la mató y la devoró, no podía odiarlo. Aun si su amabilidad fuese falsa como su sonrisa, ella fue feliz estando ahí con él e Inosuke.

Porque de estar con su marido o con Douma, prefería al segundo. Por sobre todo.

- Me pregunto cuándo llegarás, Douma-san... ¿Eh?

Y entonces, la cabeza cercenada de Douma apareció, sorprendiéndola como horrorizándola. Sin embargo, se sorprendió todavía más al notar que, seguía con vida o eso notó pues, él estaba hablando con una jovencita de bonito haori.

Que no estaba nada feliz, por lo visto. Por ello, cuando esta lo desechó lanzándolo para el infierno – por donde ella lo esperaba sentada–, no dudó ni un instante en acercarse y recogerlo.

Douma se sorprendió al verla –. ¿Kotoha...?

Y ella le sonrió –. Hola, Douma-san... Te estuve esperando.

- ¿Esperarme...A mí?

- Sí, porque quería hablar contigo – sonrió, gentilmente –. Quería decirte: Gracias por haberme salvado y dejado vivir en tu templo a mí e Inosuke, y por habernos salvado de mi abusivo esposo... Y también quería decirte que, a pesar de haberme matado y devorado, que no te odio y que te perdono.

- ¿...Por qué?

- Porque te quiero, Douma-san.

Douma estaba atónito por sus palabras, tanto, que las lágrimas comenzaron a salir de sus arcoíris. Kotoha limpió las lágrimas con sus pulgares, con cariño –. Sé que no soy alguien tan inteligente, y puede que esto sea... ¿Extraño? Pero, yo en verdad no te odio.

- Kotoha... Tírame lejos, por favor.

Tírame al infierno.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Soy un ser repulsivo, ni siquiera merezco tus disculpas... Deberías tirarme al infierno e irte al cielo para poder reencarnar y ser capaz de ver a tu hijo.

Kotoha negó, sin borrar su sonrisa –. Por mucho que digas que eres asqueroso, Douma-san, mis pensamientos y sentimientos no cambiarán... Por cierto, ¿Viste a mi hijo? ¿Cómo está?

- Es idéntico a ti Kotoha, y... Él estará bien.

- Me alegro... Bien, es hora de partir – dijo, con energías renovadas, comenzando a caminar hacia el averno, sorprendiendo a Douma –. Te acompañaré, si no te molesta.

- Kotoha tú...

- Desde que decidí esperarte, también decidí ir contigo al infierno... No estarás solo nunca más, Douma-san.

-... Kotoha...

- ¿Sí?

- Gracias.

Y ella le sonrió, comenzando así, a entrar al averno.

-Traumada Taisho

¡Lo logré! Y pues, esto no era lo que esperaba pero estoy satisfecha con el resultado. Muchas gracias por esperar y por su apoyo uwu

Eres y fuiste especial  [Douma/Kotoha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora