Día 6: Verde/Arcoíris

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Kotoha solía pensar en lo bonito que eran los ojos de Douma y también, preguntarse si era posible que una persona naciera con ese tipo de ojos.

Como si Douma tuviera un cachito de arcoíris atrapado en sus ojos.

Los contemplaba en silencio cuando lo miraba de reojo y cuando solía hablar con él. Aunque a veces, era una pena que Douma cerrase sus ojos al sonreír.

Como si escondiese con recelo su arcoíris, como si alguien se lo fuese a robar.

Aunque ella no quería robárselo, sólo quería contemplarlo. Incluso si fuese por un segundo.

— Tienes bonitos ojos, Douma-san — le dijo un día, mientras mecía a Inosuke entre sus brazos con suavidad.

Él sonrió, interesado en lo que ella pudiese decir. Porque Kotoha siempre tenía algo que decir, algo interesante por contar.

— ¿En serio?

— Sí — asintió ella, con una sonrisa —. Es como si Douma-san tuviese atrapado un pedacito de arcoíris en ellos.

Douma sonrió un poco más, recordando vagamente las palabras de sus progenitores. Quienes aseguraban que el color de sus ojos era un milagro.

Aunque él, sólo pensaba que era una estupidez. Así como adorarlo por algo tan banal como lo era el color de sus ojos.

Cerró los ojos, sonriendo un poco más mientras abría su abanico.

— ¿Los quieres?

— ¿Eh?

— ¿Quieres mis ojos, Kotoha? — abrió los ojos, mirándola. Su pregunta era seria, casi maliciosa.

Y por supuesto, quería saber cuál sería la respuesta de ella. Quería ver si era igual o diferente de los humanos estúpidos.

La estaba probando.

— Porque, no me molestaría dártelos.

Kotoha abrió los ojos con espanto —. Pero Douma-san, son sus ojos y si usted me los da, ¿Cómo podría ver? — Kotoha negó suavemente con la cabeza, con una mueca de culpa —. Yo nunca podría pedirle eso, Douma-san, incluso si usted quiere darme sus ojos, no puedo aceptarlo.

Douma contuvo una risa. Kotoha era tan ingenuamente linda, que se tomó en serio su pequeña broma.

— Yo sólo quisiera contemplarlos, Douma-san... Porque... Es como ver el arcoíris de cerca, como si... Fuese capaz de alcanzarlo con sólo estirar mi mano, así.

Douma había bajado el abanico en ese momento, cuando ella extendió una de sus manos y tocaba su mejilla. Sorprendiéndolo, aunque Douma casi no lo demostrase. (O más bien, no quería que se notara).

Sin saberlo, esa fue la primera vez que no sólo Kotoha se acercó un poco más a él, sino también, la primera vez que tocó el corazón de Douma.

...

No había luz en su mirada verde. Y tampoco, había calor en su tacto.

Sólo sangre en el suelo y en sus manos, y un cuerpo inerte entre sus brazos.

Sabía lo que había hecho, sabía que fue su culpa. Que fue él quien la asesinó y nadie más.

Lo sabía pero, aún así... Gotas saladas descendían por sus mejillas, y la sonrisa le temblaba.

Kotoha estaba muerta, Kotoha ya no estaba y era su culpa.

Pero aún así.

— Neh, Kotoha — la llamó, sonriendo, mientras tomaba su mano y la apoyaba contra su mejilla —... Dime que puedes alcanzar el arcoíris con sólo extender tu mano, así, Kotoha.

No habría respuesta otra vez. No habría más verde brillante en su mirada, no habría sonrisas ni canciones.

No habría ya nada. Y él lo sabía (pero no lo aceptaba).

-Traumada Taisho

Brutal.

Eres y fuiste especial  [Douma/Kotoha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora