Capítulo 19

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-Te ves hermosa, mi bebé

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-Te ves hermosa, mi bebé.

-Madre, te he dicho que no me llames así –dije con una sonrisa cansada.

Llevaba despierta desde las seis de la mañana, eran las siete de la noche y no había podido descansar porque mi madre ha estado histérica tratando de que todo quede perfecto. Me probé el vestido tres veces el día de hoy solo para asegurarnos de que todo estuviera en su lugar. El vestido es largo de tul, azul marino, lleno de estrellas doradas, ajustado hasta la cintura y con una falda acampanada. Es completamente hermoso.

-Sé que es tu cumpleaños dieciocho, hija, pero siempre serás mi bebé –aseguró colocando una corona de oro que asemeja hojas de laurel.

-Madre, es mi cumpleaños, no mi boda.

-Aún no, dame tres semanas y todo estará listo.

-¿No podría ser después de la Ascensión? –pregunté.

-¿Hablas de la ceremonia o de tu Ascensión?

Después de mi Ascensión, se celebraría una ceremonia para ocupar el lugar de los dioses oficialmente y será la primera vez en cientos de milenios en los que tendremos un contacto directo con los mortales, para presentarnos como sus nuevos dioses. Parece que queremos llamar la atención pero fueron órdenes directas de los dioses.

-Me refiero a la ceremonia.

-¿Vas a hacer que Deacon espere tanto?

Y dale con Deacon.

-Sé que no dejaste que fuera tu acompañante –y le tenía que contar- Pero no lo podemos dejar esperar tanto, se nota que te quiere.

-Pero yo no lo quiero –protesté poniéndome mis tacones y el collar de mi madre biológica.

-¿A quién quieres entonces?

-¡A mí! –respondí casi gritando- Me quiero a mí, quiero elegir con quién debo pasar la eternidad.

-Hija mía, sé que ahora estás molesta –empezó a arreglar algunos de mis cabellos rebeldes- Pero sé que llegarás a quererlo, será un buen esposo.

-Madre, ¿siquiera me estás escuchando? No voy a casarme con Deacon.

-Deacon es un buen chico y siempre estará cuidando de ti.

-¡Soy mejor luchando que él! –exclamé.

-No significa que eres invencible.

Suspiré.

-No pienso discutir contigo, madre.

-Seguiremos hablando de esto mañana. Ahora, vamos, tus primos te esperan.

Asentí y la seguí fuera de la habitación. No sabía a quién ella quería favorecer con esa boda, a ella o Deacon. Si tanto lo quiere como el novio, que ella se case con él. Theo y Nicholas se encontraban a cada lado de dos altas puertas de madera, ambos vestidos con sus muy elegantes esmóquines azul y negro respectivamente, estaban discutiendo por los dioses saben qué.

Los Herederos - PARTE ÚNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora