CAPÍTULO 22: Venganza 2.

807 59 5
                                    

- Por fin. - susurra Ursula interrumpiendo mis pensamientos sobre las mil maneras que puedo matar a Lorenzo.

- Por fin ¿qué? - pregunto acercándome a la silla en donde aún se encuentra atada.

- Por fin ya saldré de aquí. - responde.

- No Pienso liberarte aún. - le informo. - al menos de que hables.

- Lo siento, pero de verdad quiero salir de aquí viva y estando de tu lado no creo lograrlo. - cuando voy a contestar escucho el motor de un carro acercándose hacia nosotros. - Ese sonido es de los refuerzos que pedí, si te fijas tengo un brazalete con una especie de punto rojo - explica mirando su mano izquierda. - pues no es un punto, es un botón y cuando lo aprieto básicamente manda una alerta a mi padre, así que eso que oyes es él o sus guardaespaldas acercándose para ayudarme.

- Pues entonces creo que todo será mucho más rápido después de todo. - contesto agachándome para desatarla.

- No seas ingenuo Burak, ellos son un ejercito, tú solamente eres uno, morirás. - enfatiza. - Mejor ya vete y cura tus heridas.

- No pretendo irme de aquí sin ver muerto a Carlos así yo también muera. Párate. - la agarro del brazo obligándola a pararse para posicionarla a mi lado haciéndola caminar

- Esto no terminará bien. - susurra para ella mientras mi pistola está apuntándole la cien.

- Eso planeo. - digo cuando por fin salimos de la bodega en donde estábamos. Efectivamente nos encontramos con un par de luces nublándonos la vista, pero a pesar de eso logro percibir las armas apuntándonos.

- Burak, Burak, Burak - habla Carlos saliendo de uno de los autos. - no creerías que no vendría a ver cómo te he destruido, solo mírate - me señala sonriente. - Ya no eres nadie.

- Soy el que le está apuntando a tu hija con una pistola, soy el cabrón que va a disfrutar matarte por lo que le hiciste a Anna. - él se ríe.

- ¿Y qué vas a hacer? No soy yo quien tiene armas apuntándolo justo en la cabeza, apuesto que mis hombres te mataran antes de que tu siquiera te muevas, así que por qué no mejor dejamos este asunto rápido y volvemos a los negocios, a pesar de todo me gustaría volver a hacer negocios con Turcos, me gusta expandirme. - dice como si no fuera consiente de lo que ha hecho. - Vamos amigo, encontraras muchas putitas como esa. Deja ir a Ursula. - En ese instante me importó una mierda todo, no dejaría que la insultara. Solté a Ursula de un empujón y apunté mi pistola hacia él disparándole, pero antes de que pudiera ver bien si le había dado sus hombres empiezan a disparar obligándome a refugiarme.

"Mierda."

Corro y me escondo tras unos barriles, el ruido no cesa y los disparos continuan. Estoy atrapado, no hay manera de que salga vivo de esto, sin duda no había manera, sin embargo no lo dejaría escapar. Disparo a todos lados sin un objetivo fijo para poder cambiar de posición y tener a la vista a Carlos, una vez que lo hago solo me falta apuntar y dispara ya que la primera vez había fallado. De repente de la nada hay una explosión provocando que Carlos se agache y lo pierda de vista.

Miro alrededor y me doy cuenta que muchos hombres de él están en el suelo inconcientes o muertos a causa de la explosión, después veo a Can bajarse de su carro con sus hombres disparándoles a los que aún quedan, incluyendo a Carlos generando que ellos escapen en sus carros.

- ¡No! Pero qué mierda hiciste, ya lo tenía. Era mío. - espeto.

- Y también ibas a morir de no ser por mí. - dice Can - ¿Pero en qué coño estás pensando? Cómo se te ocurre enfrentarte a él solo, tenías que pedir refuerzos.

En las garras del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora