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—Un latte mediano con leche de coco, por favor —pedí a la mesera.

—¿Tan tarde y tomando café, Luke? —Sonrió.

—Debo estudiar hasta tarde —expliqué. Ella ya me conocía, yo solía venir a esta cafetería bastante seguido. Su nombre era Lori.

—Enseguida te lo traigo. —Dicho esto, se alejó.

Abrí mi libro para retomarlo, hasta que algo llamó mi atención.

Una pelinegra con un vestido muy corto pasó por la puerta.

—Una cerveza, por favor —pidió a un mesero que se acercó a tomar su orden.

—Lo siento, señorita. No vendemos alcohol aquí.

Vi la decepción en sus ojos.

—Está bien, un café entonces. Sin azúcar.

—Perfecto, señorita. En un momento.

Cuando se alejó el chico, ella se sentó junto a la ventana, y de su pequeño bolso sacó un celular.

Se veía triste, vacía, nostálgica.

Distante.

Noté que tenía ojos verdes, maquillados a la perfección con un efecto ahumado, aunque la tristeza era la protagonista de su mirada.
Sus labios carnosos por otro lado, estaban pintados de un color rojo vibrante. Nerviosa, los relamía y mordía, sin intención de verse sensual... Fracasando totalmente en el intento.

No sé por cuánto tiempo estuve observándola, intentando descifrarla, pero sé que no fue mucho. Un auto estacionó frente a la cafetería y luego de un bocinazo se paró, asustada, dirigiéndose al vehículo a paso rápido.

Y desapareció.

Minutos después, el mesero apareció con la taza de café.

—¿Dónde está la señorita del vestido negro? —Me preguntó, ya que yo era el único que estaba allí.

—Tuvo que irse.

—Oh, no —se lamentó— Se fue sin pagar ¡Me despedirán en mi primer día!

—Tranquilo, yo lo pago —aseguré. El chico agradeció y me tendió la taza, con una sonrisa de alivio en el rostro.

Unos momentos después Lori me trajo mi café. Gracias a Dios, el de la pelinegra era horrible, ¿Por qué lo habrá pedido sin azúcar?

Tal vez ya hay mucha amargura en su boca y una cucharada de azúcar no cambiará nada.

O tal vez sólo es una psicópata.

Al terminar mi café, me acerqué a pagar por ambos.

—Hey, Lori, ¿Sabes quién era la chica del vestido negro? —pregunté.

—Creo que se llama Rose. Viene noche por medio aquí y siempre pide lo mismo: una cerveza. Le explico que no vendemos alcohol, le doy la ubicación de un buen bar, ella dice que no, y entonces pide un café sin azúcar.

—¿Suele irse sin pagar?

—No, usualmente se queda a terminar su café y paga... Pero a veces el hombre del auto se pone rudo con ella y no tiene tiempo de sacar y contar el dinero. Yo le digo que se apure a irse con él y que yo pagaré por su café. La he visto volver con moretones en el rostro.

—Lori, si su marido es violento con ella deberías llamar a la policía.

—No sé si es su marido, pero le he dicho que si necesita ayuda puedo llamar a la policía y protegerla. Siempre se niega.

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2022 ⏰

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