CAPITULO 3

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Aradia

Humillante. Si, era la palabra que describía mi situación en ese mismo instante, con mi cuerpo cubierto por el uniforme escolar de Hogwarts y las miradas de unos críos hormonales sobre mí. Era asqueroso sentir las miradas penetrantes de los alumnos, como si quisieran escudriñar cada parte de mi cuerpo, como si yo no fuera capaz de notarlo.

Me encontraba caminando en medio de las mesas al lado de la subdirectora McGonagall ya que a Dumbledore se le había ocurrido la brillante idea de presentarme ante todos como una nueva alumna que había sido transferida. Al parecer su idea de pasar desapercibida era completamente diferente a la mía. Diablos, podía escuchar a algunos chicos apostando quien lograría meterme a la cama primero. Asqueroso.

Le lancé al barbudo con molestia que el devolvió con una sonrisa inocente.

Una vez frente a los profesores Albus se levantó y se posiciono a mi lado libre, dejándome en medio de las dos máximas autoridades de Hogwarts. Interiormente me burlé, esta actuación se veía tan exagerada.

— Queridos alumnos. Como podrán notar, hoy no solo se nos unen nuevos aprendices de magia, si no que, además, una joven bruja ha venido de intercambio desde tierras lejanas —Murmuro con aire misterioso. Yo rodee los ojos ante el innecesario dramatismo.

Algunos aplaudieron, otros rieron, algunos más cuchicheaban a lo lejos, pero podía ver en la mirada de todos su desconcierto.

— La señorita Aradia Grindelwald será implementada en Slytherin con los alumnos de Quinto año. Espero la reciban como una más de ustedes y la ayuden a integrase. Adelante, Aradia.

El silencio fue inmediato en cuanto mi apellido resonó por el comedor. De inmediato las miradas de los profesores detrás de mi taladraron mi nuca. Pero lo que más llamo mi atención fue el brillo en los ojos de los alumnos, era miedo. No la clase de miedo que sientes cuando ves una araña o un insecto feo, no, era la clase de miedo cuando estas solo en la oscuridad y sientes una mirada penetrante desde el fondo de la habitación.

Con su brazo, Albus, me indico que avanzara hasta la mesa de verde y plata donde varios ojos me veían con algo más que miedo, sus ojos reflejaban superioridad, indiferencia y curiosidad. Sonreí suavemente con burla, eran jóvenes, pero altaneros.

Avance con mi cabeza en alto, ignorando las punzantes miradas que los demás me lanzaban.

La selección paso con normalidad. En cuanto el primer niño paso todos parecieron olvidar mi presencia y el ambiente se relajó notablemente.

— Así que... ¿Una chica de intercambio? No sabía que eso era posible.

Mire a mi derecha, donde estaba el chico que me habló, su pelo era negro como el carbón y tenía los ojos más azules que había visto en mi larga vida. Suspiré sin ganas y no pude evitar notar la deliciosa fragancia que él desprendía.

— Si, bueno. No debería, pero aquí estoy ¿no?

El chico asintió, luego me miro de arriba abajo, analizando cada parte de mi cuerpo, cuando termino su sonrisa no hizo más que ensancharse.

— Interesante. Mi nombre es Evan Rosier —me tendió la mano.

— Aradia Grindelwald — murmuré, aceptando su mano y dejándome deleitar con el profundo azul de sus ojos.

Cuando el banquete de bienvenida termino, deje que Rosier me guiara por el castillo hasta la sala común de Slytherin. Por el camino comenzó a contarme sobre las clases, los profesores y las casas. Me explico que el profesor de pociones, Horace Slughorn, era nuestro jefe de casa, así como McGonagall era la jefa de Gryffindor.

𝐀𝐂𝐄𝐍𝐃𝐑𝐀𝐃𝐎 {1} || Sirius Black || HPXPJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora