Las cicatrices que gritan

136 19 3
                                    

PRECAUCIÓN: El siguiente capítulo puede ser muy fuerte, contiene sangre y tortura descriptiva. Si lees, es bajo tu propio riesgo.



Las primeras dos semanas fueron como un fresco aire que los preparaba a lo que vendría. Los primeros días los cinco experimentos fueron sometidos a ejercicios de resistencia. 

Les hacían correr en una caminadora por horas, los ponían a nadar en grandes distancias, les median el tiempo que podían estar bajo el agua, les median su fuerza corporal, resistencia para mantenerse en el aire girando y estar de cabeza, su agilidad y reflejos. 

No era muy duro para Deku, pero para los otros sí lo era, no estaban acostumbrados a tal ejercicio que era una locura en realidad. Pasaban catorce horas entrenando, tres comiendo y siete durmiendo. Los fines de semana descansaban, pero eso significaría no agua ni alimentos hasta que fuera el lunes. 

Hasta ahora no los había inyectado con el líquido negro espeso. Es todo este tiempo, Deku se concentraba en mantener la calma y observar su alrededor, ponía sumo atención en las salidas y los pasillos. Intentaba memorizar las cámaras de seguridad, adivinar qué era cada habitación y donde podrían estar los cuartos de control. Se planteaba la posibilidad que nos los encontraran a tiempo antes de que pase alguna locura, así que la única posibilidad era que ellos mismos escaparan. 

Claro que decirlo era muy distinto que hacerlo. 

Sin quirks, con alta seguridad y armas, estaban muy jodidos, en este momento era la inteligencia y astucia contra un centro de investigaciones entero.

La tercera semana fue diferente y el comienzo de todo. Un lunes los levantaron y recorrieron el mismo camino que hicieron desde el día que se presentaron hasta ahora, con la diferencia que no los llevaron a los gimnasios, tomaron un camino diferente una vez estaban en el piso subterráneo, los llevaron a unos salones quirúrgicos. 

Eran cinco cuartos grandes, blancos y separados, como si fueran de operaciones, veían utensilios afilados y camas con cintas. Todos al ver esto se pusieron nerviosos, más Ágata, que estaba entrando en pánico. Deku sabía que probablemente los operarían o algo por el estilo, quizás para extraer o probar químicos en ellos. 

Él sabía que estaban bien jodidos, pero sin los héroes, sin su quirk, no había nada que se pudiera hacer. ¿Qué clase de héroe no puede proteger a cuatro de sus compañeros? Se preguntaba frustrado. 

La pequeña niña empezó a llorar bajo, tenía miedo y por más que quisiera sacarlos con un super poder, sus posiciones eran en este momento de un ser humano común y corriente que eran prisioneros.

- Yellow, Yellow, escúchame. Se que todo esto es muy malo. Nos pondrán a dormir en este momento y no sabemos que nos van a hacer, pero tenemos que ser valientes, nos vendrán a buscar los héroes en algún momento. Por ahora solo tenemos que hacer esto, perdóname. - Decía Deku, simplemente no sabía qué hacer en estos momentos, decir que todo estaría bien es mentirle y empeoraría las cosas. Así que una verdad a medias creyó ser lo mejor por ahora. - Intentemos ser valientes hasta el final. - dijo con intentos de animar la pequeña.

- Sí – sorbió su nariz - si está bien. - dijo para limpiarse las lágrimas y darle la cara.

Fueron separados entrando uno en cada cuarto, se dieron una última mirada de compañía y aliento para ya no verse en unas tres horas o más. 

Deku veía su entorno y aun con la mirada decidida, temblaba y sudaba. Ahí estaba justo enfrente el Doctor de la primera vez, Silverhills, lo miraba con una cara de emoción mientras estaba sentado al lado de la cama.

Bunny Hunt °Katsudeku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora