08

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Harry miró a ____ a través de la mesa mientras Deck y él terminaban los dos últimos trozos del pastel de bodas. Llevaba muy callada toda la tarde, algo que, en realidad, no era extraño en ella. Con las otras tres mujeres hablando todas a la vez, ella casi no abrió la boca. Sin embargo, Harry sentía que algo la preocupaba.

En aquel momento, empezó a hablar con su madre, sin saber que él la estaba mirando. Tenía los ojos llenos de vida y las mejillas sonrosadas. Al recordar la perfecta combinación de blanco y rosa en su largo y esbelto cuerpo, sintió que el suyo se le tensaba. La piel de sus muñecas, y en especial la de sus senos, era casi transparente, con los pezones de un rosa pálido que se oscurecía un poco en el centro. Cuando él los chupaba, se sonrosaban aún más, algo que lo excitaba profundamente. Harry se rebulló en su asiento. Desde el otro lado de la mesa, Deck lo miró, como si entendiera lo que le pasaba.

—Ya te quieres marchar, ¿verdad?

—Ni que lo digas —respondió él. Luego miró a ____—. Ha sido un gran día. ¿Quieres que nos marchemos ya?

—Sí, estoy lista —dijo ella, sonrojándose. Seguramente había adivinado sus libidinosos pensamientos.

Se despidieron rápidamente. ____ parecía realmente agotada. Solo tardaron diez minutos en llegar a su casa. Entonces, él la tomó entre sus brazos cuando ella bajó de la furgoneta y la llevó al interior de la casa a pesar de las protestas.

—Eres tan ligera como una pluma —comentó él—. Podría llevarte en brazos aunque pesaras dos veces más.

—Cuando esté embarazada, podría ser así.

Harry se echó a reír. Momentos más tarde, se metió desnudo en la cama, suspirando con alivio al estrecharla entre sus brazos. La necesitaba desesperadamente y así se lo demostró, besándola y acariciándola, buscando los lugares más sensitivos para hacerlo. Al principio, ella se mostró pasiva, lo que le hizo pensar si no estaría demasiado cansada para hacer el amor. Sin embargo, cuando ella empezó a responder, su reacción lo excitó aún más. Abrazado a ____, pegó un poco más sus caderas contra ella y por detrás, empezó a explorar su cálida intimidad. Ella se arqueó contra él, dejando que sus dedos se hundieran aún más en el secreto valle que tenía entre las piernas. Introdujo un dedo un poco, haciendo que ella temblara y volviera a arquearse contra él. Apretó un poco más, dejando que el dedo se metiera un poco más en aquel dulce y cálido pasaje. La erección que él mostraba era plena. Cuando ella se contoneó un poco sobre el dedo, le acarició con el vello del pubis, animándolo para que la poseyera.

Rígido, llenó de necesidad, Harry apartó la mano y se hundió en ella de un solo embate. Cayó en un pesado y palpitante ritmo, haciendo que ella temblara con cada uno de sus movimientos. ____ gimió, dejando que el sonido se perdiera entre los labios de Harry.

—¿Te encuentras bien? —susurró él.

—No. No, quiero… quiero…

—Calla, cariño —dijo él, cubriéndole la boca de nuevo con la suya—. Yo tengo lo que tú quieres…

Poco a poco, fue introduciendo una mano entre sus cuerpos hasta que pudo sentir cómo su carne entraba y salía de ella. Entonces, tomó entre sus dedos el pequeño capullo que crecía en la parte superior de su dulce feminidad y lo apretó suavemente. Ella gritó, mordiéndole en el hombro. Los temblores se apoderaron de ella y sus contracciones internas acabaron por concederle a él también su placer. Harry gimió… Había sido maravilloso… Entonces, perdió el control que le quedaba y alcanzó su propio clímax, arqueándose contra ella para así entregarle mejor su semilla.

Unos pocos minutos después, cuando hubo recobrado el aliento, inclinó la frente sobre la de ella.

—Necesitamos hablar de hijos.

Un Amor DistintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora