Katsudeku Yaoi Alert!!
Hace mucho mucho tiempo, cuando el mundo no era ni por asomo lo que es ahora y la luna, el sol y el ocaso gobernaban. Existían tres reinos prósperos donde el hambre, ni la enfermedad asechaban, todo era paz y armonía.
La gente...
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Izuku POV
El mundo es cruel y despiadado.
En un momento puede darte todo, solo para arrebatártelo y verte caer al peor de los abismos.
Yo me encontraba en esta situación. De tener a mi madre, mi manada, un hogar, pase a ser un huérfano que todo mundo parece conocer y codiciar.
El mundo había sido cruel conmigo y parecía que no le bastaba con torturarme en la realidad, si no que también en sueños me mostraban las horribles escenas de pena y dolor.
Me despierto agitado y con lagrimas en mis ojos.
Jamás había tenido una pesadilla antes, aunque escuchaba entre los niños del pueblo que era común soñar con monstruos o situaciones irreales que puede llegar a perturbar tu sueño.
Pero yo jamás había soñado con algo así, era mi primera vez, pero lo triste es que mi pesadilla era sobre la realidad, sobre lo que viví.
Volteo a ver a mi alrededor y puedo ver a Iida y Uraraka durmiendo recargados en una esquina de la cueva, mientras Bakugo no estaba, supongo que habrá ido a comer algo.
Me estiro un poco, para relajar mis tensos músculos del suelo duro. Jamás había dormido a la intemperie, mi cuerpo se quejaba por eso, pero supongo que ahora era algo de lo que debía acostumbrarme.
Me levanto y salgo de la cueva para beber un poco del agua del rio.
Quería distraerme para olvidar lo que paso.
Una ráfaga de aire frio al salir hace que encoja en mi lugar. Agradecía a Uraraka que me había hecho estas prendas con magia, ahora podía moverme libremente como un humano de nuevo.
Camino hacia el rio pero cuando llego a él me quedo sorprendido con lo que veo.
Kacchan se encontraba desnudo entrando al agua.
Estaba empapado en sangre y parecía querer limpiarla de su cuerpo.
Yo estaba aterrado, jamás había visto tanta sangre, aparte veía como los ojos de Kacchan se encontraban negros y sus iris rojos se veían aun más imponentes. Aparte su rostro parecía un como más monstruoso, la venas de alrededor de sus ojos estaban marcadas y palpitantes, mientras que sus labios no podían cerrarse del todo por sus prominentes dientes afilados.
Se veía aterrador.
—sal de ahí maldito acosador— brinco al notar que él se percato de mi presencia.
Lo veo salir sin pena alguna y colocarse su ropa ya limpia.
—yo... ¿mataste a alguien?— no se porque esa fue la primera pregunta que salió de mis labios, realmente estaba pensando en un lo lamento, pero ahora me había metido en una situación más delicada.
