Capítulo 6

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Jack llegó a casa después de una larga jornada en sus clases de arte, al abrir la puerta se encontró a Richie, se encontraba bajo un ataque de nervios, Richie estaba caminando de un lado a otro hablando y murmurando para si mismo, mordía sus dedos, los doblaba, se arañaba como queriendo desprender algo de él mismo, con tantas cosas ya tenía roja su blanca piel.

- Richie, ¿aún no llegó Finn? - preguntó preocupado el menor, sabía lo que estaba pasando.

Richie seguía en lo suyo, aunque quisiera haber respondido no lo se, o no ha llegado, no le di importancia a Jack, él seguía yendo y viniendo sin parar.
Y esque su cabeza estaba lleno de las memorias del único y gran amor de su vida, los recuerdos que parecía que un dia se esfumaban pero de pronto le hacían compañía, sus miedos llevándose su vida y su cordura...

Jack corrió una vez mas a buscar las pastillas que Richie debía tomar, pero no, no estaban, se habían terminado.

- Rich, por favor mírame - pidió el mas pequeño.

Richie quería concentrarse en Jack, quería prestarle atención, pero sencillamente no podía.

-No te muevas, ire a conseguir pastillas, solo... No te muevas, si te pierdo no se que haría - había dicho Jack y salio corriendo, con sus mejillas rojas, no importaba si estaba cansado, Richie importaba más, era cierto, si lo perdía no sabría que hacer.

Richie no podía pensar en Jack o si en sí Finn había llegado a casa o no, solo se enfocaba en pensar en Eddie y la manera en la que el pequeño le había cambiado la vida.

Pasado...

Richie se encontraba feliz, ser el niñero de Eddie era bastante sencillo, a decir verdad incluso era lo mejor, a Richie no le molestaba estar cerca de él, era todo lo contrario.
Eran las doce de la noche y Richie no podía dormir, estaba dando vueltas en su cama, quería salir de ahi.
Miró su ropa de dormir, no era en si una pijama de la cual avergonzarse, asi que salió tal y como estaba, necesitaba aire fresco.

Bajo las escaleras de su casa sin hacer ningún ruido y salió a la calle, no tenía ninguna intención mas que sentarse en el patio de su casa y fumar un cigarrillo.

Iba a encender su cigarrillo cuando vio que la luz de aquella habitación se encendió sin más, Richie lo dudo un instante, pero se quedó observando que pasaba.
Vio a Eddie saliendo con cautela por su ventana e ir al tejado, parecía una misión imposible, Eddie trepaba intentando hacer el menor ruido posible.
Richie pensaba que quizás estaba dormido y eso ya era un sueño, o que ya estaba demasiado agotado y que el sueño estaba haciendo que su mente alucinara.

Creyó que su cerebro le estaba jugando una broma haciendo que vea cosas que realmente no estaban pasando.
Pero al acercarse un poco mas con las luces del alumbrado público vio que no, que sus ojos estaban viendo bien, eso era real y estaba pasando.

- ¿Qué haces? - susurro para que el menor se percatara de su presencia, pero no quería meterlo en problemas.
- Hoy hay lluvia de meteoritos, eso dijeron en las noticias, quiero ver - respondió el menor.

Richie lo observaba, el pequeño traía un pijama con ositos que lo hacía ver mucho mas adorable.

- ¿Puedo acompañarte? - habia preguntado el mayor, no sabía ni porque lo había dicho, pero salió de su boca.
- Gracias, sube...

Richie había sonreído, había guardado el cigarrillo, estar disfrutando de la compañía de Eddie, era mil veces mejor que fumar cientos de cigarrillos.

Richie trepó como bien pudo por aquel árbol de manzano que había en el jardín de los Kaspbrak, esa desde esa noche y en adelante sería su entrada para poder visitar a Eddie las veces que sean necesarias.
Eddie temblaba de frío, pero enserio quería ver la lluvia de meteoros.
Richie como todo un caballero lo acurrucó entre sus brazos transmitiendole todo el calor que podía, pero trataba de disimular los delatores latidos de su corazón, pidiéndole a gritos que jamás abandonadora a ese niño.

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