Diciembre

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Era una tarde de jueves, un día como cualquier otro en las mazmorras. Daba vueltas por entre los fuegos, mientras miraba las pociones de cada alumno; paso por el caldero de Potter y su poción está súper aguada, pero sigo caminando sin decir nada.
De un momento a otro una poción infladora estalló,  salpicando en todas partes, alumnos Chillaban, corrían, todo era un caos. Pero, ¿qué pasó?
- ¡Silencio! ¡SILENCIO! - grito - Los que hayan sido salpicados por la poción, que vengan aquí para ser curados. Y cuando averigüe quién ha hecho esto...
Tuve que hacer un antídoto, y después de repartirlo a toda la clase, fui al caldero que causó la explosión y saqué los restos de una bengala.
-Si averiguo quién ha arrojado esto -susurro- me aseguraré de que lo expulsen.

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- Buenos días profesor Snape -dice Lockhart con una extraña sonrisa.
- Buenos días -digo fríamente.
- Iré directamente al grano, ¿Quiere ser mi asistente en el club de duelo? - ¿poder atacar a Lockhart? Ahora sí me interesa de qué habla.
- Claro, ¿cuándo será?
- Genial, será dentro de una semana dice y sale de mi oficina.

Llegó el día del duelo, entro a un salón lleno de estudiantes, y cuando Lockhart me ve, se monta en una tarima.

- Permítanme que les presente a mi ayudante, el profesor Snape -dice Lockhart con una amplia sonrisa- Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse - trato de ocultar mi risa, ¿un "poquito"? - y ha accedido desinteresadamente a ayudar en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que se preocupen los más jóvenes: no quedarán sin profesor de Pociones después de esta demostración, ¡no teman!

Para empezar Lockhart y yo hicimos una reverencia, y luego alzamos las varitas frente a ellos, como unas espadas.
-Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno de los dos tiene intención de matar -dice Lockhart con nervios, y yo sonrió.

- Una...dos... y tres.
- ¡Expelliarmus! -digo
Salió una luz roja de mi varita, y Lockhart se pegó contra un muro y cayó al suelo, después de estar unos segundos en el aire.

- Sí, profesor Snape, ha sido una excelente idea enseñar ese hechizo a los alumnos, pero si no le importa que se lo diga, era muy evidente que iba a atacar de esa manera. Si hubiera querido impedírselo, me habría resultado muy fácil. Pero pensé que sería instructivo dejarles que vieran...

Después de varias demostraciones entre alumnos, Potter y Malfoy subieron a la tarima.
- ¡Serpensortia! -grita Malfoy, de su varita salió una gran serpiente negra y Potter lo mira aterrorizado.
- No te muevas, Potter -digo- Me encargaré de ella.
Potter empezó a hablar pársel, la lengua de las serpientes, y todos lo miramos espantados. Me acerco y hago desaparecer la serpiente sin dejar de mirarlo.

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