XVIII

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Y ahí estaba yo muriendome de miedo, miedo de saber quién eres y como eres... miedo de no saber que te gusta y que si, tal vez era más miedo de confundir mis palabras al hablar y descoordinar mi andar, así es como miro por mi ventana y te hablo en la nada con los nervios de punta pero con la paz que nunca me falta.
al instante empiezan mis sueños, sueños que terminan siendo simples alucinaciones de mi propio miedo para que luego me diga qué tal vez si sea un sueño que se salió de la realidad o simplemente del mismo temor de saber que no es y no será posible cumplir todo lo que mi corazón me lleva a Desear y así me voy cayendo sobre aquellas hojas en blanco y te escribo, te lleno de letras porque se que las letras son los fieles mensajeros de mis sentimientos, que esta es la única manera de la cual mi corazón puede enviar sus sentimientos a través de un mensaje escrito, aun sabiendo que el es muy frío.

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