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SIRIUS BLACK CAMINABA silenciosamente, evitando que cualquier prefecto pudiera verlo

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SIRIUS BLACK CAMINABA silenciosamente, evitando que cualquier prefecto pudiera verlo. Sus pies se movían ágilmente sin producir un ruido alguno.

El camino hacía las cocinas se lo sabía perfectamente, y sabía que cerca de las bodegas de esta, estaba la entrada a la sala común de Hufflepuff. No demoró mucho en llegar, o quizás entre tantos pensamientos, logró distraerse lo suficiente.

—¿Dónde es la entrada?—preguntó para si, mirando un montón de barriles.

Solo esperaba no equivocarse, aunque, tampoco era tan terrible no saberse la contraseña, si ninguna de las otras casas restantes no hacían nada por no acertar, Hufflepuff por descarte era demasiado inofensiva como para dañar a alguien.

Primero, trato de recitar unas cosas y luego golpeo todos los barriles, y para su sorpresa, uno de estos se abrió, rociándolo de vinagre.

—Okay... esto sin duda fue una mala idea—se quejó, con una mueca, sin antes, escupir un poco de este.

Odiaba apestar a vinagre, porque realmente era muy pasoso y cualquier Hufflepuff se daría cuenta que trataba de entrar y realmente seria vergonzoso. Para su desgracia, la puerta se abrió, mostrando a una desarmada Delilah con el cabello desordenado en pijama, o al menos, así podía llamarle al pantalón escocés y a la sudadera de Looney Tunes naranja, además del cabello despeinado.

—Hueles mal—comentó la chica pasando por su lado, sin siquiera verlo.

El la siguió, arrastrando los pies, escuchando el asqueroso ruido de los zapatos empapados.

—Es tu culpa—dijo entrando tras ella a la cocina.

Delilah sacó de una de las neveras una jarra de té helado que habían dejado ahí anoche. Siempre dejaba una jarra de té helada, era su calmante nocturno.

—No es mi culpa que seas un intruso y Helga Hufflepuff haya desarrollado ese sistema de defensa—dijo obvia, agitó su varita diciendo unas palabras, secando a Sirius y quitándole el asqueroso olor a vinagre— así que, si vas a venir a verme, mándame una carta con Maggie, no voy a volver a quitarte el vinagre si vuelves a tratar de entrar a mi sala común

—Quiero mi carta de vuelta—habló, ignorando sus palabras— y quiero saber quién demonios tiene la carta correcta

—¿Carta correcta?—preguntó curiosa, comiendo chocolate que sacó de la nevera antes de cerrarla— nadie tiene una carta correcta

—Me refiero a... ¿alguno de los cinco tiene la carta donde sigues enamorada de el?

—Me preocupa que te preocupe tanto, ¿dañe tu ego?—se atrevió a preguntar.

Sirius se quedó en silencio, cruzándose de brazos.

—Si, y bastante—se respondió a sí misma— bueno, creo que es bastante obvia la respuesta —palmeó su hombro— deberías ir a dormir, mañana hay clases

Boyfriendn't |Sirius Black|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora