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LA NOCHE ANTERIOR EN la sala común de Gryffindor para los merodeadores fue bastante extraña, más que nada, porque Lily Evans le había dado unas cartas perfectamente cerradas en un sello perfectamente circular de cera amarilla junto a un tejón con ...

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LA NOCHE ANTERIOR EN la sala común de Gryffindor para los merodeadores fue bastante extraña, más que nada, porque Lily Evans le había dado unas cartas perfectamente cerradas en un sello perfectamente circular de cera amarilla junto a un tejón con una corona de flores y un Delilah Sparks en este.

—¿Delilah?—preguntó confuso Remus— ¿Quién es Delilah?

—No tengo ni idea—Sirius respondió, rompiendo el sobre con euforia, destruyendo la cera.

Lupin miró con desagrado aquello, por lo que, decidió con cuidado abrir el suyo sin destruir la impresión. No sabía quién era la chica, pero le fascinaba que aquel timbre fuera personalizado y que le haya escrito a él, le parecia adorable que alguien pensará en el de esa formaz

—¿Qué huele a jazmín?—preguntó James curioso, olisqueando el aire.

Los dos con cartas la acercaron a su nariz— Las cartas

El licántropo estaba emocionado por haber recibido una carta de una admiradora secreta no tan secreta, por la razón de que su nombre estaba en el timbre y en el sobre, pero, se sintió feliz de igual forma, pensando que era el único al recibir la carta, ignorando que Black también había recibido una.

Querido Sirius—leyó Potter, quitándole la carta a su amigo— aún recuerdo cuando me enamore de ti en quinto año, tu cabello negro que flameaba en el aire en los partidos o tus ojos oscuros como la noche me mantenían despierta, tan despierta que me hacían pensar en si dormía me olvidaría de tu existencia

Cállate Cornamenta—se quejó Black entre risas, tratando de quitarle su carta, pero, Potter comenzó q subirse al sofa y levantando su mano para que no puediera tomarla.

Lamentablemente dejaste de gustarme en el momento en que todas las chicas decían que se habían besado contigo, haciéndome sentir patética... no es que no sea lo suficientemente bonita, porque lo soy. Con amor, Delilah Sparks—terminó, soltando una risa— uuuh... eres todo un rompecorazones Canuto

—Cállate cornamenta—soltó una risa también, quitándole la carta dando un salto.

No creo que sea grato reírnos de los sentimientos de alguien más—comentó Remus, olisqueando el sobre nuevamente, deseando que el aroma durara mucho.

—Nadie está riéndose de esas cosas, Lunático—rodó los ojos Black— ¿Qué dice tu carta?

—No quiero compartirla—dijo leyéndola una y otra vez.

Peter se la quitó para leerla, o más bien, Remus se la entregó sonriendo con tranquilidad

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Peter se la quitó para leerla, o más bien, Remus se la entregó sonriendo con tranquilidad. Estaba bastante feliz de que su amigo por fin obtenía el reconocimiento de las chicas que merecía, porque siempre la atención se la llevaban James o Sirius, quienes siempre llamaban la atención de ellos cuatro.

—Linda carta, Remus—Peter dijo devolviéndosela.

—¿Colagusano puede leerla pero nosotros no?— se quejó Potter.

—Peter no se ríe de los sentimientos de esta tal Delilah—dijo doblando la carta para meterla dentro del sobre— en cambio, ustedes si

—Nadie está riéndose—dijo Sirius— Cornamenta solo estaba tratando de molestarme

—De todas formas, están riéndose de ella—se quejó Peter.

—Mmm... no—Potter dijo obvio— ¿dice algo muy delicado para leerlo?

Remus y Peter se miraron, buscando que responder, no querían mentir ni tampoco decir la verdad... más que nada, no querían causarle más problemas a la chica por las cartas.

—No, pero me la enviaron a mi—respondió— y no me siento cómodo compartiéndolo, lo siento

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DELILAH SE SENTÍA DEMASIADO segura tragando waffles, como si tener que comer demasiado y llenar su estómago que se vaciaba rápidamente le diera un conforte emocional.

—Si sigues tragando así, vas a andar con dolor de estómago —Adelaide le dijo con amabilidad.

—No puede evitarlo—Mike comentó— acabamos de hacer algo para ayudarla, cuando ella sola iba a hacer algo

Lilah ignoraba a sus amigos, comiendo con desesperación. Su mente producía un montón de escenarios distintos, ¿Qué habían hecho sus amigos?, ¿Tenía que ver con Remus Lupin?, ¿tenía suficientes provisiones para sobrevivir la semana o debía enviarle a su madre una carta con Maggie para pedirle más, porque había sucedido algo inesperado... pero era demasiado arriesgado, su madre llegaría al día siguiente y se armaría un alboroto, que terminaría en: Lilah terminando sus estudios en una escuela muggle. La idea no era para nada desagradable, incluso, tenía uno que otro conocido de aquel mundo y eran un encanto.

—Agradezco que nadie haya venido en el desayuno—dijo Mike.

—¿Qué hicieron?—preguntó nerviosa.

—Bueno... mejor que lo sepas por ti misma, pero queremos que sepas que fue con la mejor intención.

El desayuno transcurrió en silencio por parte de los cuatro, aunque, los únicos ruidos que se producían era de Sparks tragando todo lo que estuviera a su alcance, no era su culpa después de todo, su madre la había acostumbrado a enfrentar sus nervios comiendo algo, transformándolo en una pésima costumbre, que no la dejaba en paz ningún segundo.

—A veces te envidió por tener un metabolismo rápido—confesó Christine— pero luego, me arrepiento porque realmente no puedes dejar de comer

Maggie llegó dejando una carta en la falda de Delilah, posándose en su hombro para picotearle la mejilla, como besitos, los cuales Delilah le devolvió con los labios un poco manchados con miel de maple.

—Gracias Maggie—contestó, dándole un trozo de manzana que le quitó a Adelaide del plato, el cual el animal tomó con su pico y se fue.

—Aveces en serio pienso que Maggie es como tu hija—Mike dijo riendo.

—Mi mamá me la dio cuando era pequeña—sonreí— somos hermanas de toda la vida

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LA CLASE DE POCIONES HABÍA comenzado, Lilah no se sentía muy tranquila.

La mirada de Snape sobre ella se hacía cuestionar bastante sobre lo que sus amigos habían hecho. Notó que sobre la mesa había un sobre amarillo, deseo con todas sus fuerzas que no fuera uno de los suyos. A veces Sparks solía escribir cartas, pero siempre hacía personas imaginarias o ficticias, también a su madre y alguna que otra para Newt Scamander, lo admiraba demasiado y quería seguir sus pasos, pero nunca obtenía respuestas de vuelta.

Su libro de pociones estaba abierto junto a su estuche de rayas amarillo y negro, junto con alas simulando una abeja, se lo había regalado su madre hace unos años y le había fascinado. Sacó un rotulador rosado pastel y destacó detalles importantes de la poción que debían hacer, más que nada, para que sus nervios no la hicieran equivocarse.

Era realmente raro ver que una hechicera escribiera con lápices que no fueran literalmente plumas untadas en tinta, pero, para Lilah era lo más normal, además, era muy aburrido tener todos los apuntes en negro.

Boyfriendn't |Sirius Black|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora