03

68 16 0
                                    

LA CLASE HABÍA TERMINADO, Snape se levantó para ir en su dirección y Delilah lo notó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LA CLASE HABÍA TERMINADO, Snape se levantó para ir en su dirección y Delilah lo notó.

—¿Eso es una carta?—preguntó jadeante, mirando a Adelaide— ¿Es una de mis cartas?

—Bueno...

—Delilah Sparks...—Snape soltó cuando estuvo frente a ella, leyendo el sobre para luego mirarla.

—No estoy—respondió y salió corriendo del aula.

El frío de las mazmorras le provocó más calor del que comenzó sentir por los nervios. Se sentía atrapada, sin aire, y no solo por el efecto del polvo que estaba respirando, porque si, estaba aspirando más polvo del que usualmente solía respirar ahí abajo.

Sus pies corrían y pareciera que no se movían lo suficiente, porque al estar en el gran pasillo fuera de las mazmorras, notó a dos Ravenclaws con las mismas cartas buscándola.

—¡Dios santo!—gritó asustada, llamando más atención de la que realmente le hubiese gustado recibir.

Decidió dirigirse a la biblioteca, o quizás debía ir al baño y no salir en todo el día, no lo sabía. Su mente no estaba pensando bien esos momentos.

Por otro lado, Sirius y Remus también estaban buscándola, cada uno por su lado. Ambos tuvieron que preguntar quien era Delilah, a que año y de que casa era, porque según Sirius, puede que no sea Hufflepuff y solo ame los tejones y tenga una fascinación por el amarillo.

Delilah se detuvo frente a la biblioteca, poniendo sus manos en sus rodillas para poder respirar, al menos, intentarlo porque se estaba ahogando.

—¿Delilah, no es así?—una voz masculina junto a unos zapatos perfectamente lustrados se detuvieron frente a sus zapatillas negras bastante gastadas y sucias.

Aquello le dio un poco de vergüenza... levantó un poco la vista y notó su carta en una de las manos del individuo frente a ella y suspiró apretando los ojos junto a una mueca. Se enderezó y arregló su cabello y falda, de seguro era un desastre en ese momento, pero no le importaba... o al menos, en ese instante

—La misma—dijo mirando por fin a la cara al chico frente a ella.

Y ahí estaba, Sirius Black. Su cabello peinado de manera perfecta, su sonrisa de encanto y un perfume embriagador. Lilah pudo haber caído en sus encantos otra vez, pero los nervios la tenían demasiado distraída para poder hacerlo.

—Ayer me llegó tu carta—dijo mientras jugaba con ella entre sus manos.

—Bueno, lamento decirte que yo no envíe ni escribí esa carta—dijo honesta, sabiendo a ciencia cierta lo que sus amigos habían hecho.

—Lamento decirte que no te creo—dijo obvio— tiene tu perfume—dijo sin antes, acercarse a oler su cuello, rozando su nariz a propósito con su piel— tiene tu sello y tu nombre en él.

La chica se la quitó de las manos, notando que la caligrafía era idéntica a la suya, aunque, curvada en unos 5 grados más que la suya. Pero, decía exactamente lo que en su diario había escrito, y también la olió.

—Bueno... alguien robó mi diario y copió mi caligrafía, junto a mi set de cartas—respondió encogiéndose de hombros— lamento que hayas tenido que enterarte de esta forma que hace unos años estaba enamorada de ti, pero... pasado es pasado—metió la carta y sobre

—Bueno... —dijo el, para luego mirarla mal— ¿qué haces?

—¿Qué de qué?—preguntó confundida.

—Esa carta es mía—frunció los labios— devuélvemela

—No, los sentimientos en ese papel y los materiales son míos—respondió— olvídalo Black, puedes ir por donde volviste

La chica iba a irse, pero Sirius la acorraló contra la pared, poniendo ambos brazos a los costados de su cuerpo, teniendo que agacharse, porque la chica era bastante pequeña, apenas alcanzaba al metro cincuenta y cinco, o al menos, eso media hace dos años.

—La carta tiene mi nombre y es mía—habló calmado— ¿Podrías devolvérmela?

Sparks estaba atrapada entre Sirius y la pared, podía agacharse y escabullirse, pero, la voz de Remus la hizo paralizarse.

—¡¿Delilah?!—gritó el licántropo, haciéndola girar la cabeza para verlo, tenía la carta en su mano derecha, mientras que con la izquierda desordenaba su cabello mientras la buscaba.

Lilah se sintió bastante nerviosa, tomando el rostro de Sirius y besarlo sin razón aparente, el cual con sorpresa, le siguió. Remus pasó junto a ellos, solo notando a su amigo, para entrar a la biblioteca.

—Que asco—dijo Lilah separándose de Sirius después de un rato— ¿Qué diablos desayunaste?

—¿Qué asco?—preguntó confundido y ofendido— desayune pastel de calabaza con jugo de calabaza

Lilah chilló. ¿Podía tener más mala suerte?

—Te aseguro que tu sabes más asqueroso, tu saliva es un festival de miel de maple, chocolate y otras cosas que no pude descifrar—comentó con molestia, desordenado su cabello.

—Llévame a la enfermería—le rugió al más alto.

—¿Qué?, ¿por qué debería llevarte?—se quejó el chico, bajando la mirada para verla.

Notó como la cara de la hufflepuff se ponía bastante pálido y comenzaba a costarle respirar, la caída de la adrenalina con el polvo más la calabaza estaban comenzando a hacer efecto.

—¿Q-Qué pasa?—preguntó confuso— ¿Delilah?

Y cuando ella iba a responder, se cayó al suelo de una manera bastante extraña.

↠↠↠↠↠↠↠↠↠

SIRIUS ESTABA SENTADO EN LA silla de la enfermería junto a la cama de la chica. No entendido que demonios había pasado, ¿Acaso alguien le había maldecido para que cuando besará a alguna chica, la matará?, ¿Acaso su carta estaba maldita por si se burlaba de ella?, no lo entendía.

—La señorita Sparks es bastante alérgica—comentó Madam Pomfrey— ¿Qué paso esta vez?

—¿Qué paso esta vez?—preguntó con bastante confusión Black.

—Esta es su segunda habitación en Hogwarts—dijo riéndose la enfermera— si no sabes donde encontrarla, es porque esta aquí

Black bufó, ¿Cómo ella podía ser tan irresponsable para siempre tener este tipo de ataques por la alergia?, ¿o accidentarse siquiera?. No es que el fuera un niño de bien que evitaba el peligro, pero, solía ser bastante cuidadoso.

—Nos dimos un beso, y bueno, me preguntó que desayune—dijo evitando detalles— le dije que calabaza y se desmayó

—Es alérgica a la calabaza—respondió la mujer— su madre siempre le manda cartas recordándole que no debe consumir nada de calabaza, pero al parecer, la señorita Delilah le gusta comer bastante cosas que contienen calabaza—dijo la enfermera, ganando un suspiro por parte de Black.

Boyfriendn't |Sirius Black|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora