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DELILAH SABÍA PERFECTAMENTE que dormirse en el tren era doloroso para su cuello, pero realmente necesitaba dormir, había hecho una maratón de películas la noche anterior antes de volver a Hogwarts, mientras que, sus amigos prefirieron ir a dormir

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DELILAH SABÍA PERFECTAMENTE que dormirse en el tren era doloroso para su cuello, pero realmente necesitaba dormir, había hecho una maratón de películas la noche anterior antes de volver a Hogwarts, mientras que, sus amigos prefirieron ir a dormir. No debía cambiarse, porque apenas entró al tren se había puesto el uniforme, lamentablemente, su capa estaba un poco arrugada pero no habría problema con eso.

Salió del tren ya vacío, sus amigos como todos los años, no se molestaban en despertarla y la dejaban sola.

-¿Podrías llevar mi bolso de mano?-pidió cuando vio a su lechuza volar hacía ella, junto a una carta que depositó en su mano.

Le besó el pico y le acarició el pecho, a lo cual, el animal voló a su rostro para imitarla y darle "besos", picándole un poco las mejillas, para luego, ver como se llevaba su bolso al entregárselo.

Mientras se dirigía al comedor a paso apresurado y ordenando su cabello, abrió la carta, sabiendo que su madre era quién la había enviado.

Mientras se dirigía al comedor a paso apresurado y ordenando su cabello, abrió la carta, sabiendo que su madre era quién la había enviado

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Guardo la carta y el sobre en su bolsillo yendo a la mesa de Hufflepuff, agradecida de que el banquete aún no ha comenzado. Llegó a su lugar y notó a sus amigos hablando y pasándose unos papeles, pero no preguntó nada al respecto, por lo que, se resigno a mirar desde su lugar a Remus Lupin, su último crush escolar.

-¿Por qué es tan lindo?-preguntó con una mueca.

-¿Quién?-preguntó Mike, guardando una hoja rosa palo doblaba por la mitad dentro de un sobre amarillo pastel.

-Remus Lupin-Adelaide y Christine respondieron al mismo tiempo- solo estas enamorada de el porque te dijo salud en la biblioteca y te preguntó que estabas leyendo

-Aveces no puedo entender que pasa allá dentro-apuntó su frente el chico- Aún recuerdo cuando tuvo un crush por Snape porque fue su tutor en pociones

-Ni que hablar de...

-¡Suficiente!-chilló- no voy a dejar que me humillen de esa forma-hizo un puchero, aunque realmente quería llorar.

No era sorpresa que Delilah fuera una enamoradiza a diestra y siniestra, incluso, si nadie supiera en Hogwarts que es maga, sería perfectamente una muggle.

-No llores Lilah-Adelaide la abrazó por los hombros- es solo que, siempre te quejas de que no tienes a nadie y cuando quieres hacer algo, ya tienen a alguien o simplemente no haces nada y se van por un año-Chris la miró mal.

-¿Por qué crees que Lilah esta llena de dulces?-Christine comenzó a hablar en un tono maternal- Lilah esta pequeña, hay que cuidarla. Aún no ha experimentado nada de emociones fuertes

-Yo...

-Llorar porque un escarbato es ciego y que no puede vivir con otros no son emociones fuertes-Mike aclaró.

Todos se callaron cuando Dumbledore y los maestros entraron para la ceremonia de bienvenida para todos los estudiantes y el sorteo de los de primer año.

-Aún recuerdo cuando el sombrero seleccionó a Delilah-dijo Adelaide- se había dormido sentada y a los minutos gritó...

El sombrero seleccionador gritó por mera coincidencia- ¡Hufflepuff!

-Así-soltó una risa- y se calló de la silla, algunos dicen que te hiciste pipi

-Si me hice pipi-Lilah dijo riéndose.

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DELILAH TODA SU VIDA QUISO un romance adolescente, dónde el chico envía cartas y flores, hay serenatas, picnics y todas esas cosas romanticonas y clichés que solía ver en la televisión de su casa, en el mundo muggle. Nunca se le pasó por la cabeza que el dos de septiembre todo cambiaría, ni menos por culpa de sus amigos y viviría un cliche de aquellos.

Se levantó antes que las otras cuatro chicas de su cuarto, yendo a darse una ducha de agua caliente. Se tomó su tiempo para pensar en lo de ayer, ¿acaso era cierto?.

Cuando le gustaba Severus Snape, se entró que él iba tras la pelirroja de Evans y ya no le gustó.

Cuando le gustó Sirius Black, se dio cuenta que era un mujeriego y ni siquiera lo miraba.

Cuando le gustó Dante Red, este se fue de Hogwarts por un año y lo olvidó.

Cuando le gustó Alexander, comenzó un noviazgo con una chica Slytherin y ya no le llamó la atención.

Pero... ¿Remus Lupin?, Remus Lupin era el chico más tierno y dulce que había conocido jamás. No por algo, en el diario de Delilah había una seccióm solo para él, diciendo lo fantástico que era, que le deseaba buenas y vibras y sobre todo, que se había ganado su corazón y algunos dibujos.

Decidió esperar a sus compañeras mientras leía un libro del mundo muggle, aquello calmaba sus nervios un poco. Cuando las otras chicas despertaron para comenzar a hacer sus cosas, Lilah aprovecho para preparar a su bolso: su diario, su estuche de plumas y lápices, tinta, el libro que estaba leyendo, un chapstick de chocolate, pañuelos desechables y un montón de pequeños paquetes de galletas oreo, en los cuales sólo venían seis galletas, además de otras cosas.

Fue con sus amigas luego al gran comedor, con la cabeza en otro planeta. Pensaba en como acercarse a Remus Lupin sin verse estúpida, ¿y si le regalaba un dibujo de el?, realmente Lilah dibujaba hermoso, realmente es uno de los talentos que tiene. Sus padres desde pequeña quisieron inculcarle hobbies y nuevos talentos, los únicos que funcionaron fueron el dibujo, las artes plásticas y leer, mientras que el baile y el patinaje fueron un total desastre.

-Pienso en acercarme a Remus Lupin-dijo desde su lugar en la mesa, sirviéndose una pila de cuatro waffles, pensando que cinco serían demasiado, aunque, para sus nervios y estómago vacío, no sería suficiente.

Adelaide se atoró con un trozó de tostada con mantequilla de maní y mermelada y Mike escupió el jugo de calabaza de vuelta en el vaso, para no provocarle alergias a Lilah y bueno... Christine se trapicó con su propia saliva.

-¡¿Qué?!-gritaron los tres juntos.

-Pienso acercarme a Remus Lupin, creo que es mi último año y pasar una de las peores vergüenzas de mi vida que posiblemente me hagan comer hasta tener un coma diabético hasta la muerte no suena tan malo, ¿por qué?-preguntó con nerviosismo.

Sabía que sus amigos habían hecho algo, ¿pero qué habían planeado?

-Quisimos darte una ayuda y bueno...-Christine habló encogiéndose de hombros.

-No vayas a enojarte o algo, por favor-Adelaide prosiguió.

-No voy a enojarme-dijo, no muy segura de sus palabras- ¿Qué hicieron?

-Bueno...-Mike movió sus manos nervioso.

La castaña suspiró, escondiendo por un segundo su cara en la bufanda, tratando de calmarse.

Boyfriendn't |Sirius Black|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora