Capítulo 6

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Jimin sólo recordaba haberle suplicado a ese hombre no arruinarle lo que más amaba hacer y luego el tener que beber un jugo, al cual responsabilizaba del porque no recordaba más de lo sucedió y estaba ahora en la cama despertando de un sueño, la noche ya estaba instaurada y no había nadie aparte de él en el cuarto, lo que le produjo una extraña sensación.

A pesar de que la luna era la que iluminaba la habitación, esta no estaba tan oscura por lo que se levantó observando un jarrón con rosas rojas en la mesa de la pequeña sala que había dentro de la habitación, en el cristal de este estaba una nota adhesiva en la cual Yoongi le pedía bajar al restaurante del hotel cuando despertase.

No, Jimin no quería hacerlo, pero conociendo de lo que este hombre podría ser capaz, lo hizo. La habitación no estaba cerrada y aunque no sabía si era la misma que el mismo Yoongi destruyó porque no recordaba el número de esta, eran parecidas y estaban en el mismo hotel. Jimin escucho el italiano de los empleados y algunos otro hablando inglés, la verdad, al principio Jimin si tuvo la idea de huir en ese país, o de pedir ayuda y que arrestasen aquel desequilibrado hombre, pero ahora, con lo que había sucedido antes, no, y es que ante los ojos de Jimin todo eso parecía como alguien que tenia de lado esa ley también, porque vamos, él no hablaba italiano así que todo lo sucedido fue un poco confuso.

Cuando llego aquel restaurante no evito estar sorprendido, pues el hotel era bastante bello por donde Jimin le viese y ese lugar también lo era. Había algunas personas y un violín llenaba el silencio en el sitio, era completamente atrayente el aura y hubiese estado tan feliz de no ser por la situación que vivía.

Jimin no estaba ahí por voluntad, le habían secuestrado y lo peor es que ahora no dejaba de pensar en que quizás nadie iba a creerle cuando pidiese ayuda después, él no lucía como en un secuestro, estaba en Roma, en un hotel costoso, tenía un anillo caro, no estaba amordazado ni había ningún tipo de atadura que le evitara correr, tomar su celular y traducir palabras para explicar la situación y estaba consciente de que eso sería lo que la gente con el corazón helado y las ansias de juzgar dirían y hasta quizás darían su apoyo al hombre que estaba destrozándole la vida y eso le asustaba, le temía también al público que no se creería su historia de secuestro por un hombre con tanto dinero el cual le llevo de luna de miel, le pago la costosa cirugía de su hermano y ahora estaba en una mesa, con una vela encendida y una caja negra de terciopelo en sus manos luciendo como un hombre cariñoso a la espera de su esposo.

— Pensé que ibas a tardar más—.Fue lo que Yoongi dijo al ver a Jimin, el cual le miro sin mucha emoción y recibió la orden silenciosa de tomar asiento.

— ¿Qué quieres comer?—. Jimin tomo la carta, las cosas estaba en italiano e inglés, por lo que quedo en nada y aunque no quería dejarlo en evidencia, Yoongi lo noto.

— ¿Qué es lo que siempre has querido comer en Roma? Si no lo tienen haré que lo preparen para ti—.

— No puedes simplemente obligar a las personas hacer lo que quieres—.

— No les obligare, estoy seguro que querrán quedar muy bien con el esposo del dueño ¿No?—.

— ¿Es este lugar tuyo?—.

— Lo es, si ves, es el destino, cuando supe que el país al que querías venir era aquí me sentí muy feliz—. Jimin no respondió nada y en su rostro sólo se dibujó una mueca de miedo y fastidio por el hombre.

— Bueno, como no te decides seré yo quien pida—. Jimin no dijo nada, igual ya estaba consiente que no importaba que fuese lo que él quería porque todo debía de hacerse como aquel sujeto lo pedía.

Si, varios platos fueron traídos y Jimin se sentía muy incómodo de siquiera tener que consumir alguna de esas cosas, pero evidentemente el que no lo hiciera fue de molestia para su captor.

Un espejo para Narciso (YOONMIN) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora