Capítulo 1.

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Ciudad nueva. Casa nueva. ¿Vida nueva?

Era lunes y las clases comenzaban 8 30. Había puesto la alarma para despertarme a las 8, el instituto quedaba a dos cuadras de la nueva casa, en la cual vivíamos Noah y yo, mi papá. Nos mudamos a una nueva y desconocida ciudad para ambos, bueno, para el no tanto ya que había venido un par de veces en sus viajes de negocios. Tenía muchas esperanzas de tener amigos, de caerle bien a alguien, pero bien sabia yo que eso no sería nada fácil, que milagro sería si sucediese.

Sentí la alarma de mi celular, la alarma que me indicaba que el infierno volvía. Para mí ir al colegio era horrible, ya lo entenderán...

-¡Alexa! Cariño a levantarse o llegarás tarde.- Mi papá ya me estaba llamando, desde la habitación se sentía el olor a su preciado desayuno. Dios este hombre tenia que ser un chef.

-Si papá, me doy una rápida ducha y bajo.- Contesté sin muchos ánimos, pero el colegio siempre fue sinónimo de infierno, aunque ese infierno muchas veces fue el refugio de mi infierno mayor (mi vida) eso no quitaba que era un infierno.

Entré en la ducha, lavé mi largo y castaño cabello. Al salir de ella comencé a secarlo, no tenía el pelo ni lacio ni con rulos. Era algo intermedio. Y lo odiaba.
Luego a plancharlo, así podría dominarlo bastante bien. Puse un poco de rímel en mis pestañas, y sólo me quedaba buscar ropa y ponérmela.
Terminé poniéndome unos Jeans gastados con una remera de mangas largas, con mis vans, las amaba, eran grises como los días de tormenta con rosado fluorescente. Bueno, ya hablé de mi cabello, mis ojos son marrones y mi estatura es bueno... es una estatura media. No tengo una figura de morirse pero yo me considero normal.

Había terminado mi desayuno con tiempo de sobra para llegar a clases, me quedaban 10 minutos. Papá había insistido en llevarme el primer día de clase así que lo dejé.
-.-.-.-
-Llegamos, querida.- aMi padre, sonaba bastante emocionado, todo lo contrario a mi.

-Uff, apenas llego y ya lo odio.- Vale, no estaba de buen humor, algo en mi interior me decía que todo iba a salir mal.

-Bueno, tu mal humor volvió a ti, ve. Pon tu mejor cara y sonríe, te amo.- bajé del auto. Observé como Noah se iba, lejos de mí, dejándome sola. Él es un hombre de un metro setenta y cinco con ojos marrones oscuros y pelo bien corto. Tenía un muy buen físico, hacía un par de años practicaba boxeo y amaba con pasión el fútbol.

No entendía nada, todo aquí era tan diferente a mi país.
Lo primero que hice al brincar del auto fue ponerme mis auriculares, y poner Dirty Vibe de Skrillex, ¡Dios! Esta canción era una bendición para mis oídos.
-Bueno aquí estoy- me dije a mi misma, no sabía ni a dónde dirigirme así que me había decidido por caminar sin rumbo.

-¡RAYOS Y CENTELLAS!-
¡Algo estaba sobre mí, me quitaba el aire de mis preciados pulmones! Estaba tan sumida en mis pensamientos que no había visto venir a un chico que corría hacia algún sitio opuesto al mío.

-¡IDIOTA! Me asfixias.- Las últimas palabras salían de mi en un susurro casi inaudible. El chico se levantó rápidamente luego de mi chillido.

-Hey, tranquila bonita. Tendrías que mirar por dónde pisas.- Uff un arrogante, con eso tenía que toparme.

-Aunque no me molestaría volver a toparme con él.- Pensó mi voz interior.

-Cállate tonta!- Le respondí, no pude evitar sonrojarme, por lo que estaba pensado y por lo que acababa de decirme.

-No es mi culpa que un idiota se cruce en mi camino.- respondí con los dientes apretados, ¡tengo tantas ganas de golpear su cara de muñequito de porcelana.!

-Quedas linda enojada, y más aún si estás como un tomate, uno bastante comestible a decir verdad.- Y ante eso mi sangre hervía aún más, ¡no puedo creerlo estoy aún más roja! Pero no de vergüenza sino de rabia. El chico comenzaba a estudiarme de arriba a abajo con cara de aprobación.

La suicida que se enamoró.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora