Capítulo 2.

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Vida nueva.

Después de lo de ayer ya no tenía ganas de ir al instituto, este chico me había puesto de un gran mal humor. Me había hecho creer que no era nada ni nadie, pero si lo soy. Soy un ser humano. Aún así me levanté y me duché, ya vestida bajé a desayunar sin ganas.

Ya había llegado, me encontraba en uno de los pasillos y no sabía que materia tenía. Me fije en mis horarios: química. Rayos. Diablos. Mierda. Me iba mal en química. Muy mal.

Vi a una chica de aspecto simpático y me acerqué a ella, tenía que saber dónde quedaba esa aula.

-Em Hola, soy nueva. ¿Sabes dónde es el salón de química?- era rubia y alta, ojos miel y grandes. Toda una muñequita. Puaj. Aunque su aspecto no decía lo mismo. Jeans gastados con unos botines bajos y una camiseta con unos monos.

No parecía una fresita.

-La verdad es que también soy nueva, y tengo química. Pero tampoco se donde queda.- dijo con una linda sonrisa. A diferencia de la mía que estaba alambrada. Los aparatos no me gustaban para nada.

-¿Buscamos a alguien que no sea nuevo?-dije sin más, ella podría ser mi amiga. Parecía simpática.

-Genial. Mira, aquellos chicos de allí, tal vez ellos sepan.- señaló a un grupo de chicos y chicas, eran alrededor de siete personas. nos dirigimos hacia ellos. Y la rubia habló.

-Hola yo y mi compañera somos nuevas aquí, ¿saben dónde queda el salón de química?.- los chicos y las chicas nos observaron, menos una pareja de chicos que estaban con las manos entrelazadas. Supuse que eran pareja, cuando voltearon a vernos uno de ellos se puso como un tomate.

-Hola, yo soy Rebeca, algunos de mis amigos y yo tenemos química. Podemos ir todos juntos si quieren.- miró a sus compañeros, todos asintieron con una sonrisa en sus caras. A diferencia de mi, la rubia sonrió.

Rebeca era una linda morena con curvas definidas, tenía un cuerpo de morirse, sus rulos iban muy bien con ella. Tenía unos adorables cachetes.

-¿Cómo se llaman?- preguntó un chico mientras nos dirigíamos a el salón, era muy alto como de un metro ochenta o más, tenía la espalda ancha y unos brazos muy fuertes al parecer. Este chico hacía deporte definitivamente. Sus ojos eran verdes con azul una perfecta mezcla y su cabello marrón.

-Soy Alejandra, un gusto.- dijo la rubia, bueno al menos ahora se su nombre.

-Y-yo so-soy Alexa.- ¡¿QUÉ!? Yo no tartamudeo- pensé. Mientras hablaba el grupo de chicos me miraban que de hecho éramos cuatro sin contarme a mi, pero yo me quede mirando al chico de esos hermosos ojos, me tenía hipnotizada. Sentí como me subía la sangre a la cara, puse mi pelo en mi cara y miré hacia abajo.

-Tenemos a una chica tímida por aquí- dijoq el de los hermosos ojos- soy Dereck por cierto.-no pude evitar mirarlo, sonreía espléndidamente, no pude evitar sonrojarme aún más- ella es Leila- señaló a una chica de tez morena aunque no tanto como Rebeca, con ojos verdes, pelo lacio corto y estatura media pero aún seguía siendo más alta que yo- y el es mi mejor amigo Lautaro, pero pueden llamarlo chino.- señaló a un chico que no era chino, pero era algo parecido a ellos. Y eso le quedaba muy bien. Quedaba guapo aunque no era un chico con mucha musculatura si era flaco y alto.

Ya estábamos en la clase y sin darme cuenta nos habíamos sentado en grupos de a dos ya que los asientos eran de a dos. Yo quedé con Dereck.

-En la cafetería nos podemos sentar juntos si quieren- Leila habló esta vez.

-Por mi está bien- dijeron todos al unísono. Las miradas ahora estaban nuevamente en mi.

-Yo no quiero molestarlos chicos.- miré hacia abajo, la verdad era que moría por sentarme con ellos, ya no quería seguir sola.

La suicida que se enamoró.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora