Capítulo 7

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Al instante, Fred llegó volvió a aquella Madriguera donde le esperaba un Dumbledore totalmente tranquilo. A causa de la caída al llegar, poco a poco fue recordando todo lo que había pasado anteriormente, fue en ese momento cuando empezó a llorar otra vez desconsoladamente recordando que no pudo coger la camiseta y que jamás podría volver con su familia.

Habían pasado unos minutos cuando dejó de hacerlo. Aún tenía la vista un poco borrosa a causa de las lágrimas, pero vió como a lo lejos había una camiseta tumbada en el suelo, se levantó y corrió de forma desesperada hacia ella.

Cuando llegó vió que era la camiseta de su hermano, enseguida la cogió y empezó a llorar pero a diferencia de antes era de felicidad, no sabía cómo había llegado allí pero poco le importaba, en ese momento se dio cuenta que aún quedaba una mínima esperanza para volver.

El antiguo director sonreía viendo que él pelirrojo había podido coger la camiseta y que ahora era su turno de explicarle que tenía que hacer mientras el otro no paraba de preguntarle cómo había podido llegar hasta allí. Él tampoco lo sabía por lo que la única respuesta que le dio es "amor y magia".

- ¿Qué tenemos que hacer ahora? ¿Cómo puedo volver? – preguntó de forma desesperada.

- Bien, ahora que ya tienes la camiseta, sencillamente tienes que volver a conjurar el hechizo y podrás volver. He de advertirte que solo tienes una oportunidad, tómatelo con calma para hacerlo – contestó Dumbledore con una gran sonrisa.

- De acuerdo, ¿Qué pasaría si pierdo la oportunidad? ¿Si lo conjurara mal? – dijo Fred con miedo.

- Jamás podrás volver a vivir – dijo Albus lo más sereno posible.

- Ósea que es ahora o nunca – dijo el pelirrojo susurrando e intentado convencerse de que todo iría bien.

Cuando acabaron de conversar, el antiguo director cogió la camiseta y la puso justo donde apareció Fred por primera vez en ese traspaso. Le dijo que fuera hacia él y se pusiera justo enfrente de la camiseta para que realizará el hechizo que tanto llevaba esperando. Pero antes de hacerlo debía hacer una última cosa.

- Profesor gracias por todo lo que me ha ayudado desde que llegué aquí, no sé qué hubiera sido de mí, espero que le vaya todo bien, merece ser feliz – dijo el gemelo mientras lo abrazaba.

- Ha sido un placer ayudarte, ahora ve y haz el conjuro, hay personas a las que le encantaría verte – contestó Albus mientras se separaba del abrazo.

- Una última pregunta ¿Recordaré todo esto? – dijo Weasley de forma curiosa.

- Si, te acordarás ya que todo esto está sucediendo en tu mente. Lo que no se sabe es como si ¿de forma en pesadilla? ¿Soñando? o ¿de recuerdo? – contestó mientras lo guiaba hacía la camiseta.

Se encontraba delante de ella, cuando decidió coger su varita mientras intentaba tranquilizarse. Todo dependía de ese momento y eso aún lo ponía más nervioso. Cuando de repente le vinieron todas las inseguridades ¿Y si lo hacía mal? ¿Y si al volver nadie más le quería? Y fue en ese momento cuando se dio cuenta de las estupideces que estaba diciendo y decidió con toda seguridad empezar con el hechizo.

Con mucha calma empezó a decir "et nemo vobis nocere potest, quod dum adhuc tota" tenía que decirlo bien, sin equivocarse en la más mínima pronunciación. Cuando acabó el hechizo, fue empezando a sentir como sus huesos empezaban a tener cada vez más fuerza hasta el punto de caer desmayado.

Poco a poco fue abriendo los ojos, veía un poco borroso por esa razón no podía distinguir donde estaba. Pasaron unos minutos hasta que pudo ver con claridad donde estaba. Se levantó mientras con una gran sonrisa observaba donde estaba. Realmente se sentía vivo y era algo que había extrañado.

Escuchó como la puerta de su casa se abrió haciendo que Fred saliera de sus pensamientos y volviera a la realidad, enseguida reconoció quien se encontraba justo en enfrente de él, se quedó estático llevaba tanto tiempo esperando este momento que ahora que estaba ocurriendo le parecía surrealista, pero ahí estaba él, después de tanto tiempo, su George. Vió como el otro se quedó sorprendido mientras la bola de helado que se estaba comiendo se caía al suelo.

                                                                                        <3

Hoy era sábado, por lo que no tenía que ir a la tienda y podría descansar todo el día. Cosa que le hizo muy feliz, realmente necesitaba un descanso. La tienda todos los días estaba repleta de gente y al estar él solo tenía que atender a todos y cada uno de los clientes.

Se levantó de la cama y se fue directo a comer con el resto de su familia. Realmente esperaba que no hubiera otro incidente como en el desayuno. Hacía tiempo que se había reencontrado y ya era el mismo de siempre. Ya estaba volviendo a hacer bromas, a sus familiares y amigos, realmente lo había extrañado.

- Buenos días, cariño – dijo Molly mientras su hijo se sentaba en la mesa.

- Buenos días mama – contestó el pelirrojo a su madre.

- ¿Tienes algún plan para hoy? – preguntó Ginny bastante ansiosa.

- La verdad es que no, ¿Por qué lo preguntas? – contestó con mucha curiosidad.

- ¿Esta tarde, podrías entrenar conmigo al Quidditch? – preguntó la menor esperando impaciente su respuesta.

- Claro, no hay problema – contestó George cosa que hizo muy feliz a la pelirroja.

Más tarde, decidió que iría a dar un paseo. Hacía muy bien día para pasear y le vendría bien despejar su mente. Así que, cuando acabó de comer se fue directo hacia su habitación hasta que se hiciera hora de irse.

Estaba bajando las escaleras de su casa, cuando su madre le preguntó si ya se iba, él simplemente asintió con la cabeza como respuesta. Estaba a punto de abrir la puerta para irse cuando de repente Molly lo llamó para que fuera hacia la cocina. Cuando llegó vió que su madre acababa de hacer helados así que sin que su madre le viera cogió uno y se fue corriendo sin saber el por qué la había llamado.

Rápidamente abrió la puerta de su casa para irse, después de cerrarla se giró dispuesto a empezar su paseo cuando de repente se quedó estático, sus piernas no reaccionaban, no podía creer lo que estaba viendo, empezó a preguntarse si estaba soñando o solo estaba empezando a tener visiones. Entró en un estado de shock mientras la bola de helado caía al suelo.

Pero no era un sueño su Freddie estaba justo delante de él.

La magia más poderosa es el amor (Fred y George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora