Capitulo 3

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Fred cogió aquel libro con la esperanza de encontrar algo que le pudiese ayudar, desgraciadamente no ocurrió. Aquello provocó que empezara a desanimarse pensando que no encontraría nada. Ya casi era hora de irse, los alumnos no tardarían en levantarse y tenía que irse rápido de la sección prohibida antes de que Snape le viera. Mientras estaba dispuesto a irse vio un libro de hechizos y sin nada que perder decidió cogerlo.

No se encontraba con las ganas de hablar con nadie, por lo que fue lo más rápido posible hacia su casa. No se había demorado tanto por lo que podía pasar antes por ahí, antes de acudir al trabajo. Mientras iba saliendo de aquel castillo, solo intentaba quedarse con aquella mini esperanza de poder encontrar algo en aquel libro. Más tarde le enviaría a Snape un carta de agradecimientos.

Cuando Fred llegó a la Madriguera, entró a la casa viendo a todos desayunando en el comedor y entonces se dio cuenta que tenía un gran problema, ya que, no quería que nadie viera el libro y entonces se dio cuenta que para poder ir a su cuarto debía pasar por el comedor. Tenía que pensar algo y rápido para esconder el libro.

Así que, de forma desesperada cogió el libro y se lo escondió como pudo entre la ropa al estilo muggle, ¿Irónico verdad? Siendo mago simplemente podría haber utilizado un hechizo para esconderlo o volverlo invisible, pero tenía tanto miedo de que le vieran el libro que su mente en ese momento se quedó en blanco, algo lógico, ya que el miedo siempre te paraliza.

Cuando Fred llegó al comedor todos le dieron los buenos días, necesitaba pasar desapercibido así que se sentó con ellos para no crear sospechas.

- ¿A dónde has ido Fred? – preguntó Arthur curioso.

- Fui a dar un paseo de buena mañana – dijo Fred, después se dio cuenta de que no debería haberlo dicho, ya que él nunca se levantaba pronto.

- Nunca pensé que algún día fueras a levantarte temprano – dijo Molly aun sorprendida.

- Creía que habías ido a resolver unos asuntos – dijo un George dubitativo.

- Y así es pero también he aprovechado para dar un paseo – contestó un Fred lo más seguro de sí mismo, intentando controlar su nerviosismo.

Después del comentario de este nadie dijo nada respecto sobre el tema, Fred pensaba que nadie sospechaba nada, pero había una persona que lo conocía demasiado, para saber que solo se levantaría pronto para algo que realmente le importara.

- Hermano, ves yendo tú a la tienda, en un rato voy. Aún me queda un asunto pendiente le dijo Fred en un tono totalmente inocente.

George ante esto simplemente extrañado por el comportamiento de su hermano. Cuando acabaron todos de desayunar, fue rápido a su habitación, cogió el libro y se sumergió en el mundo de los hechizos, no sin antes hechizar la habitación para evitar más sorpresas. Y evitando que su hermano entrase a la habitación. Llevaba más de una hora leyendo el libro y seguía sin encontrar nada, estaba empezando a desesperarse cuando de repente vió "exponentia presidio" (hechizo de protección).

Fred empezó a investigar sobre el hechizo del libro. Se trataba de un hechizo de protección hacia una persona, lo complicado de este hechizo es que para que funcione se requiere un gran poder de magia y sobretodo querer demasiado a esa persona, muchas personas a lo largo de los años intentaron hacerlo a sus familias, mascotas, parejas... pero nadie parecía querer tanto a esas personas como para que el hechizo funcionase, entonces pensó ¿Qué probabilidad había de que funcionara? Es cierto que nadie lo había intentado con su gemelo pero eso no quería decir que fuera a funcionar. Y lo más importante era lo peligroso que este hechizo era ya que si no se hacía correctamente podría haber serias consecuencias, una más peligrosas que otras.

Aun así Fred decidió no perder la esperanza y quiso intentar hacer el hechizo. Para hacerlo solo tenías que coger una prenda de la persona que querías hechizar y decir la frase "et nemo vobis nocere potest, quod dum adhuc tota" (nada ni nadie podrá hacerte daño mientras siga vivo). Fred ni siquiera fue capaz de leer la frase entera, parecía un trabalenguas. Pero eso no iba detenerlo así que estuvo un rato repitiendo la frase hasta que fue capaz de decirla entera sin equivocarse.

Rápidamente fue a la parte de la habitación de George y buscó una prenda de él para poder hechizarla, debía ser algo que él se pusiera. Así que decidió coger una camiseta que inmediatamente la puso en el suelo, cogió su varita y empezó a decir la frase lentamente para no equivocarse, al acabar el hechizo no ocurrió nada, hasta que de repente vio todo derrumbarse.

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Habían pasado dos días desde el funeral de Fred, y George seguía tumbado en su cama, desde el entierro no había vuelto a levantarse, no tenía ganas de comer, no dormía, básicamente no tenía ganas de seguir viviendo. La única razón por la cual no cometía ninguna locura, era por el resto de su familia. Todos eran conscientes de que George había caído en una enorme y profunda depresión. Por eso decidieron no decirle nada a cerca de Sortilegios Weasley.

Se encontraba tumbado en su cama viendo fotos de él y Fred juntos, cuando de repente vió la primera foto que se hicieron en Sortilegios Weasley, eso hizo pensar mucho a George, ya que no había pensado que hacer con la tienda, ¿Cerrarla? ¿Venderla? ¿O podría seguir el con la tienda?, había tantas en preguntas en su mente que no encontraba ninguna respuesta. George no se sentía preparado para volver a esa tienda realmente no sabía si algún día lo estaría.

Pensó en todos los momentos que vivió con Fred en esa tienda, desde que empezaron a construirla hasta el último día de su hermano. En ese momento supo la respuesta a todas sus preguntas, no podía vender esa tienda, su hermano nunca lo hubiera querido así. Tenía que ser fuerte por él y por su familia, así que decidió levantarse ir a comer algo y prometerse así mismo mejorar, aun no estaba listo para ir a la tienda por eso debía mejorar y no dejar que la depresión le ganase. En ese momento colocó las fotos en su sitio y fue al comedor a desayunar con su familia.

Cuando llegó al comedor todos estaban hablando entre ellos y riendo, hasta que vieron a George y todos se callaron al instante, estaban impactados de verlo allí, desde que Fred murió no se había levantado en ningún momento. George decidió sentarse en la mesa para desayunar mientras toda su familia seguía en un estado de shock.

- ¿De qué estáis hablando? – preguntó George para romper la tensión que había.

- Hablábamos de la próxima temporada de Quidditch – Dijó Ron aun impactado.

- Cielo, ¿estás bien? – preguntó Molly que estaba preocupada de George.

- Mama, no lo estoy, pero pronto mejorare os lo prometo – dijo en un intento de calmar a su familia, sabía que estaban preocupados por el y su cambio repentino.

Después de la respuesta de George no volvieron a sacar el tema, querían disfrutar de estar todos juntos, era la primera vez desde la muerte de Fred que la Madriguera volvía a sentirse como un hogar.

Se pasaron todo el desayuno recordando viejos momentos y riendo, fue en ese mismo instante en el que George se dio cuenta que sí que podría volver a ser feliz. Seguía teniendo al resto de su familia y sabía que Fred siempre le acompañaría fuese a donde fuese. Fue en ese momento en el que pensó: ¿Realmente era capaz de superar su depresión?

Sabía que no iba a ser un camino fácil, que tendría que luchar contra su propia mente, contra su corazón, pero nadie dijo que fuera fácil. Y con este pensamiento George empezó lo que sería un día nuevo, el principio del cambio. 

La magia más poderosa es el amor (Fred y George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora