CAPÍTULO 1

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Estoy recostada en mi casillero esperando a que Claudia y mis otros dos mejores amigos también lleguen, siempre me ha gustado llegar temprano a los lugares que voy, pero ya son diez minutos parada en la misma posición, digo, está bien que se hagan esperar pero no para tanto, además de que la mirada curiosa e impresionada de los demás estudiantes tampoco es que me tenga de lo más feliz, me levanté con un humor de perro rabioso, tengo una cara de mala leche que ni yo quise mirarme al espejo esta mañana, saludo y sonrío por mera educación. Mi talón izquierdo está empezando a dolerme así que cambio de posición y pongo todo mi peso en mi talón derecho, suspiro exasperada y me dedico a jugar con la punta de mi cabello.

- Hola Sophie - Dayana pasa cerca de mí y me saluda tan educada y vivaracha como siempre, parece tener una reserva infinita de felicidad dentro de ella, y no es que esté mal, pero es que jamás la he visto triste o enojada o irritada, a veces me pregunto ¿Cómo lo hace? O ¿Es sólo actuación?

- Hola - sonrío de vuelta, y esta es la primera sonrisa genuina que he dado en el día. Pasa de largo y otra vez estoy sola regodeándome en mi mal humor.

Más cansada y exasperada que hace cinco minutos atrás, tomo mi celular y llamo a Claudia.

Por lo general no soy así de impaciente e irritable, pero hoy día Margoth me sacó de mis casillas, a ver, no es mi hermana, no es mi prima, no somos siquiera amigas, en resumidas cuentas no somos nada, ella es de una familia y yo de otra, llegó a formar parte de nuestra familia por pura casualidad, pero Margoth a diferencia de mí pasó todas las necesidades habidas y por haber, según la poco información que tengo y la cual me ha proporcionado mi madre a cuenta gotas, sus padres murieron por razones que aún desconozco, se mudó a la casa de la única hermana de su difunta madre poco después que sus progenitores, donde por desgracia el marido de su dicha tía la golpeaba, la insultaba y denigraba, cosa a su tía le daba igual, la noche del mismo día en que Margoth se graduó del Instituto, al volver de las famosas fiestas de cierre de curso el muy hijo de perra intentó violarla, la hermana de su madre le echó la culpa de que su asqueroso marido actuara de ese modo, ya que para ella Margoth era demasido bonita y bien proporcionada desatando pasiones insanas en el engredro ese.

"Es tu culpa por provocarlo"

"Usas ropa ajustada"

"Siempre te le insinuas"

Perra desgraciada y maldito hijo de puta que se merecen todo lo malo que les pase en la vida.

¿Qué clase de familia es esa? para mi una de las peores, según mi madre Margoth guardó en una mochila las pocas pertenencias que tenía, el poco dinero que había reunido en el trabajo de medio tiempo que tuvo por tres años y se largó, así sin más, no sé si tenía amigos, o novio o algo que la atara al lugar donde nació y se crió, pero no miró atrás, simplemete se fue en medio de la madrugada caminando a la terminal de buses y compró un boleto con destino incierto, tengo que decir que a pesar de que no nos llevamos como deberiamos después de convivir por años la admiro, porque no cualquiera tiene el valor de hacer lo que ella. 

Por azares de la vida llegó a una de las ciudades en las que mamá estaba presentando su nueva colección de iniverno, terminado el desfile vió a una muchacha al otro lado de la calle, sentada en la acera, pasando frío y llorando a mares, sosteiendo una mochila contra su pecho, la situación la conmovió tanto que se acercó sin más, se sentó con ella en la acera y hablaron, hablaron por horas según dice mi madre, le ofreció amparo y protección, Margoth al principio desconfiada se levnató para marcharse, pero se detuvo a pocos pasos, después de todo ¿Qué más tenía que perder? ya no tenía madre, padre y era hija única así que tampoco tenía hermanos, por lo que decidió aceptar la oferta de mamá. 

Un amor, cartas y posdatasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora