CAPÍTULO 7

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CAPÍTULO 7

LA DECLARACIÓN

Cuando me despierto tengo un dolor de cabeza atroz, estoy acostada en la camilla de un cuarto sin gracia, ni alegría.

Es un hospital supongo.

No hay nadie conmigo más que yo misma. ¡Que dolor! Necesito un calmante, necesito una aspirina, algo, parece que en mi cabeza en lugar del cerebro estuviera mi corazón porque siento que está latiendo ahí y cuando digo latiendo es a siento cincuenta latidos por minuto.

Llevo mis manos a mi cabeza y me topo con una venda.

No

¿Me dieron puntadas?

Sólo fue una pequeña ca...i...da...

Imágenes fugaces vienen a mi mente de Kenneth y Mathias peleándose, de mi haciendo el ridículo intentando en vano detenerlos, ¿Pero qué paso después de que me desmayé? ¿Quién me trajo? ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿En qué hospital estoy? Mil preguntas vienen a mi cabeza pero es imposible que yo responda una sola de ellas sin ayuda de alguien.

Mi respiración se vuelve irregular debido al dolor, necesito algo para el dolor por favor, intento de manera desesperada encontrar el botón para llamar a una enfermera o alguien que me asista.

De pronto la puerta se abre y lo primero que veo es mi color favoritos de ojos.

El turquesa de sus ojos se ve dilatado y más oscuro que de costumbre. Quizá algo lo tiene disgustado.

Los moretones en su rostro son evidentes, cerca de su mejilla derecha, la mandíbula y ceja, pero sobre todo lo que más llama mi atención es el pequeño corte que adorna su carnoso labio inferior. Mi mirada se queda suspendida en su boca, esa con la que tantas veces he fantaseado con que me besa.

Un hormigueo recorre mis labios.

No sé bien qué es lo que sea, o si simplemente no quiero ahondar en el motivo real del por qué de repente empiezo a llorar.

Mi mirada se nubla por las lágrimas y empiezo a sollozar. Quiero detenerme, pero no tengo fuerzas para controlar mis emociones o mis sentimientos reprimidos y no correspondidos desde hace tanto tiempo, sólo quiero un abrazo suyo.

Y como si de un lector de mentes se tratara, siento los brazos de Kenneth rodeándome con delicadeza y firmeza al mismo tiempo.

Mi lado masoquista disfruta de su cercanía, pero la parte más racional de mi cerebro me dice que sólo me estoy haciéndome daño, que su cercanía jamás va a del tipo romántico.

- Sophie - pronuncia mi nombre con preocupación, mientras que con parsimonia pasa sus manos por mi espalda intentado reconfortarme.

Niego con la cabeza sin querer pronunciar palabra alguna, mi rostro cerca de su pecho y los latidos desbocados de su corazón me dan un poco, sólo un poco, de tranquilidad.

- Hey, no llores por favor.

- Kenneth - Hipeo, - Por qué... - "Por qué no me quieres" "Acaso no es evidente que mi amor te pertenece" - ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Tres horas, mi padre te dio un calmante después de la sutura.

Me alejo de su pecho para mirarlo a la cara.

¿Sutura?

- ¿Co-cómo? - Me tiembla la voz.

- Te dieron tres puntadas. - Su expresión se encoge.

Consternación.

No hay otra palabra que defina mejor mi reacción.

- Oh no. Seguro no tengo una ceja. Me veré horrible.

- Sophie, con cejas o sin ellas es muy improbable que dejes de verte hermosa.

Analizo sus palabras, en que casi nos besamos en su coche hace apenas unas horas, y me pregunto, realmente me pregunto, si estaré sufriendo en vano, si sólo nos falta un poco de valor a ambos.

El acercamiento que tuvimos no es normal en una amistad, sus labios casi rozando los míos, sus gestos, sus palabras, no lo tienes con nadie más, ni si quiera con Claudia.

Quizá sólo tengo que ser un poco valiente.

Y sin pensar en la cantidad de cosas que pueden salir mal, me decido a confesarle a Kenneth Walker mis sentimientos.

No importa lo que pase después.

- Kenneth, - lo observo detenidamente. El me ve desde su altura, ya que yo sigo sentada en la camilla y el de pie.

- ¿Si?

Estoy por retractarme de mi decisión, pero el gesto que realiza al apartar un par de mechones de cabello de mi rostro para después acariciar mis mejillas con delicadeza, me dan el impulso que necesitaba.

- Yo... Te quiero.

Sonríe con un poco de esfuerzo.

- Lo sé.

Ya no hay vuelta atrás.

- No me estás entendiendo.

- Sé qué me quieres, por qué no lo entendería.

- Me refiero a la forma de querer. - me tiembla la voz, y de pronto mi cuerpo entero empieza a temblar de igual forma.

Un suspiro trémulo sale de sus labios. Sus ojos adoptan un brillo que me da esperanzas y en su mirada veo aparecer el entendimiento a mis palabras.

- Sophie... - pega su frente con la mía y a esa pequeña distancia nos miramos a los ojos.

Quiero decirle más, mucho más. Pero necesito que me diga algo.

- Sophie, - Vuelve a decir.

- Dime Kenneth.

- Quiero besarte.

Un jadeo sale de mi garganta.






¡HEEEEEEEEEYYYYYYYYY!

¡Volviiiiiiii!

Después de tanto tiempo sin estar por aquí, la verdad me siento un poco nerviosa.

Y no vengo sola, al contrío, vengo con el cpítulo 7 de está historía.

Los moivos por los cuales me ausenté son lo de menos, lo importantes es que estoy nuevamente en está hermosa plataforma, y que no tengo pensado irme otra vez y dejar abandonadas mis historias y a ustedes, que aunque no seamos cantidad, somos calidad.

El capitulo es corto, pero el los soguientes se viene lo bueno.

¿Extrañaron a Kenneth?

¿Será que este beso que todavía no se ha narrado es el comienzo de la historia de amor de Kenneth y Shopie?

¿O tienen que pasar muchas cosas más hasta que eso pase?

Porque con la suerte que se caraga Sophie...

¿Será que en próximo capítulo veremos a nuestro demonio de ojos verdes y cara bonita?

Espero que disfruten este capítulo, y si mañana todo sale bien estaré publicando el octavo capitulo, obviamente más extenso que este.

¿Se pregunatron en algún momento si está historia volvería?

¿Tu fruta favorita?

Los leo.

Las y los espero con sus botos y comentarios.

No se olviden darme una estrellita.

¡NOS VEMOS Y NOS LEEMOS!

Un amor, cartas y posdatasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora