Capítulo I

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Primera Parte


                                                                   Carliste, Cumbria 1887

El joven señor Crusoe observaba siempre a la familia Bell, los esposos que fueron sus tutores y que ahora era los de su hermana Kassian. Lo que siempre le llamaba la atención de la pareja, era que se llevaban bien, nunca los vio mal humorados o que el señor Bell hablase mal a su esposa, en cuanto a la hija, la muchacha era muy feliz, sonreía siempre, como si fuera la hija de la soberana, aunque, vivían en una residencia modesta y no poseían los ingresos que tenía su padre el señor Crusoe, podía entender, que ellos se amaban y eran muy felices, aun no poseyendo mucho.

La señora Webb lo sacó de su ensimismamiento:

––Joven su madre lo desea ver.

El muchacho se llevó las manos a su bolsillo y con poco ánimo fue a la recámara de su madre y tocó:

––¡Adelante!

––Desea verme, madre.

––Sí Elgar, necesito un favor suyo.

––¿Quiere que vaya donde el señor Parker?

––Sí hijo, dígale que lo veo esta tarde en la residencia de su tío.

El joven no refutó a su madre e incluso no le preguntó nada y fue a dar el mensaje, al llegar el caballero estaba con su tío:

––Buenas tardes Elgar.

––Buenas tardes señor Parker, tío Michael.

Su tío fue y dándole un abrazo comentó:

––Eres muy distante Elgar, en eso se parece a mí hermano, retornó usted de Oxford para sus vacaciones, y saluda como si nos vimos ayer.

––Mí padre dice que me parezco a otro.

Y miró al otro caballero, sentado a un lado.

El señor Michael sonrió al indicar:

––Su padre dice muchas cosas que se las inventa.

El joven se separó del agarre del tío y con voz calmada indicó:

––No llame mentiroso a mí padre, todo es su culpa, por traer a nuestras vidas a ese caballero.

El joven, salió de la imprenta de manera pausada.

El señor Parker indicó a su amigo:

––Ese muchacho me da escalofrió, habla con tal aplomo que parece un juez, pero su mirada es fría e implacable, como un asesino, más su calma es la de un cura.

––Mí sobrino es enigmático, no puedo decir que su carácter es cual o tal, es un joven indescifrable.

––Usted es testigo de que he hablado con su hermano, le he rogado que le de el divorcio a Emma, pero se niega, no porque la ame, sino por el que dirán.

––Mi hermano es muy egoísta, no se da cuenta de lo infeliz que hace a su familia, en verdad, no apruebo sus sentimientos hacia mí cuñada, pero no soy quién para juzgarlos.

El joven Elgar, para no retornar a su residencia, se la pasaba en una cabaña cerca del lago, que estaba en la propiedad de su padre. Fue un regalo del abuelo a su padre y a cumplir sus doce años su padre se la regaló. Era pequeña, más, al abrir la puerta trasera se podía ver el lago, desde una altura considerable, allí se refugiaba hasta que era tarde, siempre y cuando, no tuviera repaso de idiomas con el señor Bell.

*Saga Caballeros 2*       Un Caballero Encantador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora