Capítulo V

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Quinta Parte

Al día siguiente, el señor Barnes fue a la estación del tren y compró los otros tiques del vagón donde estaba el asiento marcado con el numero 102, para su beneplácito no se habían vendido más, únicamente el de la dama.

A la hora prevista, el caballero entró muy tranquilo al tren, tomándolo con calma, por el motivo que cojeaba mucho más de la pierna, por el esfuerzo que realizó al caminar con rapidez la noche anterior, hoy le cobraba factura.

Al abrir la puerta del vagón saludó:

––Buenas, señorita.

La señorita Bell se sorprendió de ver al caballero y saludó:

––Buenas tardes señor.

Él se hizo el más lastimado y colocó el bastón a un lado, diciendo:

––Puedo levantar la pierna, es que me duele un poco.

––Desde luego.

––Gracias, es que no puedo caminar grandes distancias, pero bueno, pronto sanará.

––¿Qué le pasó?

Él deseaba ser honesto con ella, pero no podía decirle la verdad, así que comentó:

––Me la lastimé hace poco.

––Ya veo.

La señorita Gabriela no deseaba continuar hablando con el caballero, así que sacó su libro, pero él no se venció con rapidez.

Él aprovechó para decir:

––Sabe, por dos razones viajo a Londres, para que unos médicos me la chequeen y la otra es para ver a un amigo, es una coincidencia, pero el caballero lleva su apellido.

––Ese caballero de donde lo conoce.

––El señor Frank Bell es amigo de mí padre, desde hace muchos años, antes que el caballero se dedicara a ser institutor.

La muchacha se asombró, ya que el caballero hablaba de su padre, así que indicó:

––Él es mí padre, viajo a Londres a verlo.

––¿De verdad? Que coincidencia, pero dígame que le ocurrió.

––Mi padre se cayó y no puso mucha atención, con el tiempo la pierna, le dolía en demasía y no podía caminar, un amigo de la familia lo envió a Londres, para ser examinado, pero ayer, recibí un telegrama, que le operaran la pierna, mañana.

––No sabía mucho de la gravedad del asunto.

––¿Cómo conoce a mí padre?

––Como le mencioné, mi padre es muy amigo del suyo y del señor Crusoe, para ser más claro, el señor Crusoe me vio nacer.

––Por eso su relación con Kassian.

––Sí, quiero a Kassian como mi hermana y al señor Crusoe lo considero mi padre.

––Entonces, conoce usted al señor Graham.

––Sí, a Graham y Steven, además a la señora Gertrudis que, si usted es hija del señor Frank, la dama es su tía.

––Sí, tía Gertrudis ahora vive en Devonshire, me quedo con ella hasta que retorne a Cumbria.

––¿Se marcha usted?

La muchacha sonrió, pues de pronto se sintió a gusto en compañía del caballero, ya no era un amigo de su padre.

––Sí, cuando retorne pienso irme a Cumbria y retornaré para las nupcias de Kassian, que me imagino está usted invitado.

*Saga Caballeros 2*       Un Caballero Encantador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora