y si tuviera que representar al dolor en persona, pondría al bello y cansado rostro de rimond.
esas ojeras, que albergan tantos sueños rotos, y esas manos que pesaban más que sus desilusiones.
y ese chico, de mirada vacía y corazón seco, dejó de pisar la tierra, y se transformó en una estrella que nos mira desde el cielo.