Capítulo dos

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  No dejaban de mirarse. Joen, con Thomas y Alex a la espalda, no imaginaba que la hija del Conquistador pudiera ser tan hermosa, la descripción que le había dado el supuesto "padre" no se comparaba a la belleza que tenía enfrente: ese cabello blanco y sedoso, la piel clara que caracterizaba a los aliens de las lunas, su altura, su expresión. Pero, y a pesar de esas cualidades, faltaba lo más evidente: sus ojos, esos ojos verdes que la hacían especial, aunque era ella ¿No? Tenía que serlo, lo supuso en cuanto vio la cabellera blanca mecerse entre las masas de estudiantes.

  La voz de Julia los extrajo del ensimismamiento:

—Ahora soy yo la que lo siente, pero tenemos que irnos, o no llegaremos a tiempo.

—Julia tiene razón, Lara— avisó Mérida.

Como si hubiera despertado de un hechizo, Lara parpadeo unas cuantas veces para aclarar las ideas. Luego, musitó:

—Sí, es verdad. Nos vemos después, Joen— se alejó a toda velocidad, con Julia y Mérida pisándole los talones.

Cuando los tres guerreros no vieron ya rastro de las muchachas, pudieron soltar un suspiro. Thomas, quien no soportaba las miradas mundanas que le daban a su cabello naranja, lo miró de forma curiosa antes de preguntar:

—¿Qué rayos te paso?

  Este temía que sus compañeros se enteraran de los rápidos latidos de su corazón.

—No sé qué decir— murmuró él.

  Alex, el cual mantenía su mirada azul oculta en unas lentillas, no pudo evitar sonreír ante esa situación: en raras ocasiones su amigo perdía el control de sus sentimientos, y al parecer esa era una de esas.

—Creo que a alguien le llamó la atención cierta chica.

—¿Es eso?, ¿de verdad? —rio el guerrero que manejaba el fuego.

  El pobre tuvo que golpearse el pecho porque sentía que, de un momento a otro, se le podía salir el corazón. Revolvió su cabello con las manos para después volverlo a acomodar: no sabía qué hacer con ellas, le temblaban.

—Tranquilo chico, respira—Thomas, medio juguetón, empezó a abanicarle su rostro con las manos.

Joen, por instinto, se llevó estas a su rostro: sus mejillas estaban calientes.

—No sé qué me pasó, pero les aseguro que jamás había visto a una chica como ella.

—De hecho sí, solo que no han logrado conquistarte— recordó Thomas.

—Voy a fingir que no te escuche.

La voz del rubio entro en la bomba que sin querer se había formado:

—Tendremos que hablar de esto más tarde: por ahora vayamos a la clase de biología.

  Haciendo un suspiro atormentado y ansioso, los tres se dirigieron por los pasillos hasta que encontraron el salón correspondiente. Entraron, y él tuvo que confirmar con exactitud lo que estaba viendo: la chica de piel pálida, junto a sus amigas, lista para enfrentarse a una humana.

 Entraron, y él tuvo que confirmar con exactitud lo que estaba viendo: la chica de piel pálida, junto a sus amigas, lista para enfrentarse a una humana

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Las Cinco Lunas [Saga Moons #1] {✔}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora