Un día de orgullo y de pérdida.

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Desde que luché con Gai supe que habían ninjas que podían llegar muy lejos, aunque no fuesen muy espabilados.

Al día después del combate con Maito Gai, tenia que hacer el examen final de la escuela, lo que me convertiría en un auténtico ninja de Konoha.

Estaba tenso y nervioso, pero mi padre estaba preocupado.Era extraño, "el gran colmillo blanco de Konoha" nunca se preocupaba.

Antes de irme, intenté averiguarlo, pero no soltó prenda. Así que no pude hacer otra cosa que cojer mis cosas he irme. Pero antes de salir por la puerta, me agarró con fuerza y me dijo:

-Buena suerte y ten cuidado-

No sabía por qué reaccionaba así, pero me empezaba a preocupar y sin dudarlo me fui pero con la intención de que a la vuelta me contase que le pasaba.

Al llegar a la escuela no podía concentrarme, estaba demasiado estresado. El sensei fue llamando a los alumnos de uno en uno.

Nada más llamarme, vacíe mi mente de pensamientos y fui delante de la pizarra para realizar la prueba.

Empezó preguntándome lo básico:

-Hacer una copia

-Hacer la técnica del cambiazo

-Etc

Continuó con otras más complicadas y al hacerlas el sensei tubo clara la respuesta.

Me senté y continuaron con los que quedaba. Al terminar los demás, el sensei dijo:

-Habéis echo un examen perfecto y vuestras pruebas han quedado inmaculadas, así que solo me queda decir que ya os habéis convertido en auténticos ninjas-

Esas palabras calmaron mi alma angustiada y era tal mi felicidad que sin pensarlo coji por encima de los hombros a Rin y a Obito, para darles un abrazo.

Al salir de la escuela les dije que no iría a entrenar y fui directamente a decírselo a mi padre.

Tardé poco en llegar a casa, aún menos en abrir la puerta y al pasar a la sala de estar, él estaba allí.

Su cuerpo sin vida estaba tirado en el suelo con un kunai en su mano. Aquello hizo que me desplomase en el suelo. No podía creermelo, mi padre se había suicidado.

Me quedé allí, sentado, observando, intentando asimilar lo que estaba viendo.

Sin aguantarlo más salí por la puerta y corriendo lo más rápido posible llegué hasta la plaza, pero fue tal el disgusto que me desmalle.

Los ciudadanos que habían por allí fueron en mi ayuda, unos miembros de las unidades ANBU empezaron a preguntar que era lo que pasaba, conseguí vocalizar y comunicar lo ocurrido.

Los ANBU fueron enseguida a mi casa y a comunicárselo al Hokage.

Decidí volver a casa, por el camino vi a dos ANBU llevarse el cuerpo de mi padre y un tercero se acerco a mí y me dio la espada del "colmillo blanco".

El maestro Hokage asistió al funeral, al igual que el resto de los ciudadanos de Konoha. Durante el funeral me acompañaron Obito, Rin, Gai e Iruka.

Al irse todo el mundo, me quedé solo, sin familia, sin hogar, sin nada.

Y de la nada apareció un hombre de pelo rubio, que me dijo:

-Kakashi, ospedate en mi casa y así no estarás solo-

Aquellas palabras me llenaban de alegría, pero con la muerte de mi padre, decidí empezar a vivir solo, para aprender a sobrevivir.

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Capítulo en memoria de Sakumo Hatake.

La familia HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora