4. Patético.

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Afortunadamente el segundo acercamiento no tardó en llegar. No fue planificada. De hecho, hubo algún momento en el que pensé que darme por vencido, dejar mi venganza de lado era lo correcto. Pero el destino lo puso en mi camino y no pude negarme a tomar la oportunidad.

Habíamos salido, Andrew, Filipo y algunas parejas amigas de ellos, a un bar para festejar el aniversario de los primeros dos. Algo que me llamaba la atención de ellos dos es que no se rodeaban de personas homosexuales; todos sus amigos eran héteros. No es que fuera una regla que debieran tener conocidos o amigos de su misma condición, pero era algo que me llamaba la atención. Estaba casi seguro que tenía que ver con Filipo ya que yo sabía que Andrew sí tenía otros amigos (a los que no frecuentaba tanto) que sí eran homosexuales.

Filipo era un tipo bueno. No tenía nada más que decir de él. No me desagradaba, pero había algunas cosas que no me gustaban de él, aunque claro que tenía que ver con su personalidad... seguramente. A veces, no me gustaba cómo miraba a Andrew cuando éste actuaba demasiado amanerado... no me gustaba cómo le pedía, sutilmente que bajara la voz, o cómo se movía un paso lejos cuando alguien los miraba demasiado. Pero era un buen tipo y Andrew era feliz. Bueno, eso era lo que Andrew decía y parecía ser sincero.

De todas maneras, Andrew siempre me invitaba a salir con ellos y yo aceptaba porque mi círculo de amigos era casi nulo. Mi vida entera había tornado alrededor de mi ex novia por mucho tiempo y los pocos vínculos que tenía los perdí por ella. No solo había roto mi corazón, me había dejado completamente solo. Pero bueno, en lo de las amistades no podía culparla del todo; aunque sí me había pedido que dejara de ver a algunas personas por sus malas influencias, la decisión de hacerlo había sido completamente mía, para complacerla.

Fue así que cuando me dejó e intenté recuperar mis amistades sólo algunos respondieron. Y los que los hicieron definitivamente no volvieron a responder cuando ella volvió. Los entendía. Yo estaría tan cabreados como ellos.

Así fue como comencé a salir seguido con Andrew y a veces con Filipo. Tomábamos unos tragos, muchos tragos, y nos divertíamos un rato haciendo idioteces, todo completamente superficial.

Luego de que ella me dejara conocí a un par de personas. Tuve sexo. Hasta ese momento, yo no era virgen, pero había estado mucho tiempo sin tener relaciones porque la estaba esperando. Entonces, cuando terminó conmigo, me descontrolé un poco para recuperar el tiempo perdido. Pero nunca volví a ver a esas mujeres con las que me acostaba, ni siquiera podía recordar bien sus rostros porque yo les hacía el amor pensando en ella. Sí. Patético, lo sé.

Había una chica, de las amigas de Andrew, que parecía interesada ese sábado. Ella se acababa de pelear con su novio y estuvo coqueteando mucho rato conmigo. Yo fui amable, como siempre, y adecir verdad, ella era bonita. Pero entonces, cuando estaba por hacer mi movimiento para invitarla a pasar la noche juntos, los vi. El habitual y su amigo ingresaron al bar y se sentaron tras la mesa donde nos encontrábamos nosotros.

Andrew me envió un mensaje con su mirada y asentí. Yo estaba de espalda y podía oír con claridad su conversación mientras disimulaba mi falta de atención para la chica que anteriormente coqueteaba conmigo revisando mi celular. El amigo del habitual comenzó, con cuidado, a indagar sobre su "nueva" relación con mi ex. Fue muy cuidadoso al elegir las palabras pero claramente le estaba diciendo: "No funcionará. Porqué insistes con ella." Entonces el habitual le aseguró que la quería, que haría que las cosas funcionaran esta vez, que no la cagaría de nuevo, que esta vez realmente lo intentaría.

—Pero tú no la amas —dijo bruscamente el amigo del sujeto. Hubo un silencio largo y un, bajo, "Lo lamento".

—Quizás no la ame, ya no. Pero la quiero, es importante para mí. Y ella me quiere.

AtemporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora