Capítulo III

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—Joder. —Dijo Sungmin, pero Kyuhyun pensó que resumía sus sentimientos bastante bien. Demasiado para un segundo trabajo como niñera. Si no fuera por el bebé que lloraba en el hombro de Sungmin, habría jurado que el hombre era incapaz de descongelarse el tiempo suficiente para reproducirse. 

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Sungmin dijo moviendo el bebé con la cara roja a su otro hombro. 

—A menos que quieras que "joder" sea la primera palabra de la criatura, te sugiero que dejes de decirlo. —Kyuhyun cruzó sus brazos, su chaqueta de cuero le pesaba demasiado debido al ambiente caldeado del apartamento a pesar de que era noviembre en Chicago—. Vine por el trabajo de niñero, pero puedo ver que eso no va a producirse.—Vio cómo el bebé movía sus brazos y piernas como si tuviera dolor—. ¿Desde cuándo está con cólico?

—Ella, y ¿de qué demonios estás hablando? —Sungmin entrecerró los ojos inyectados en sangre—. Mi hija está perfecta. 

—¿Ella llora durante más de tres horas seguidas sin ninguna razón que puedas ver?

Sungmin asintió como un Bobble head.

—Cólico. —Sin esperar una invitación, Kyuhyun arrancó al bebé de las manos de Sungmin y entró en el apartamento. Tenía toda la posibilidad de joder el trabajo, pero esto era por la salud del bebé y su felicidad. No podía darle la espalda. 

—Ahora, espera un maldito minuto… —Sungmin trató de agarrar al bebé pero Kyuhyun no cedió.

—Le duele el estómago. Está llorando porque ella está sufriendo. Mi hermana pequeña pasó por ello, al igual que dos de mis sobrinas y uno de mis sobrinos. —Kyuhyun la puso sobre su hombro y calmó su espalda—. Lo sé, hermosa —canturreo —. Yo sé que te duele, pero vamos a arreglarlo. —Se encogió de hombros con un brazo cada vez, quitándose su chaqueta. 

Sus palabras hicieron parar a Sungmin —¿Lia está enferma? —Parecía que estaba a punto de entrar en pánico—. ¿Debo coger el coche, y llevarla al hospital?

Estaba a medio camino de sentir lástima por el tipo hasta que recordó lo gilipollas que era Sungmin. Negó con la cabeza. —Podemos arreglar esto aquí. Ve a poner una toalla en la secadora, y cuando lo hayas hecho, prepara un baño caliente para la señorita Lia. Mientras estás en ello, baja la temperatura. Esto está como un horno. Probablemente se está asando, pobre niña. 

Sungmin empezó a marcharse cuando se volvió, dándole a Kyuhyun una mirada recelosa. —¿Puedo confiar en ti?

Kyuhyun levantó una ceja. —¿Quieres que tu bebé deje de llorar o no?

Esta vez, Sungmin se fue.

☆☆☆☆

Sungmin no estaba seguro de creer todavía en milagros, pero la tranquila criatura cubierta con el antebrazo de Kyuhyun masajeándole la espalda tenía que ser producto de una intervención divina. Después de que la bañó, le puso un pañal limpio y un pijama rosa, Kyuhyun había tomado la toalla de la secadora, la apretó contra el vientre de Lia, la colocó en la posición actual, y procedió a masajear su espalda hasta que ella estuvo relajada y feliz.

No estaba seguro si abrazar al hombre o tirar billetes de cien dólares a sus pies. 

—¿Cómo hiciste eso?

Kyuhyun sonrió, su mano frotaba la espalda de Lia haciendo pequeños círculos. —Te lo dije, soy un veterano en esto. —Una vez que la niña se calmó totalmente, dijo—, pásame una manta, ¿quieres?

Le trajo al hombre una manta tan rápido que estaba sorprendido de no haberse tropezado con sus propios zapatos. 

—¿Alguna vez has envuelto a un bebé?

~Niñero~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora