Remedios para poder dormir

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Remedios para dormir

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Remedios para dormir.
Por cierto, aquí Ben tiene 16 años, saquen sus cuentas para la edad de Gwil.

☁️

—Sé que estás molesto conmigo pero ¿podemos hablar esta madrugada?

Gwilym suspiró pesado y se removió en la cama incómodo por ser despertado a las... ¿dos de la mañana? Musitó una maldición y Ben, del otro lado del teléfono, se tensó con nerviosismo.

—¿Lo estoy? —Murmuró Gwilym adormilado y Ben supo que no se estaba haciendo el tonto, que estaba claramente confundido.

—Lo estás —. Respondió en un susurro y con una pequeña sonrisa.

Tres días antes Gwilym y Benjamin discutieron. En realidad ellos discuten seguido: por dejar la puerta abierta, por entrar sin permiso, por comer los postres que Ameloa hace, por dejar la cama desatendida, por escuchar música muy alta en la noche o por qué uno de ellos ganó el último refresco de toronja que quedaba en la tienda. Cosas mundanas. Cosas de amigos. Pero esta pelea fue distinta.

—Ya... —murmura Gwil con voz ahogada, seguramente su cara estaba en contra de la almohada —. Tomaste mucho.

Recordó. A Gwilym no le gustaban los nuevos amigos de Ben. Las amistades en la preparatoria a veces suelen ser malas influencias y ahora éstas envolvían al chico en situaciones que a ojos de Gwilym (y el resto de sus allegados) no eran correctas. Que a Gwilym le gustaba la fiesta, el bullicio de las personas y el alcohol. Pero no en esas situaciones, no de esas maneras.

—Y yo pedí perdón.

—No lo hiciste, Ben. Diste un discurso flojo entre dientes sólo para buscar darme la razón. Eso no es un perdón, eso es ignorar.

Benjamin guardó silencio. Gwilym ahora sonaba más despierto y podía escuchar como el mayor de acomodaba en la cama.

—No me gusta que estés molesto conmigo.

Confesó. Gwil jadeó una risa.

—¿De verdad? Creí que ya eras lo suficiente mayor como para tener a "una niñera" detrás de ti. Eso me dijiste.

Ben mordió su labio inferior.

—No es cool a los ojos de los demás tener a alguien mayor detrás de mí todo el tiempo, cuidándome.

—¿Cool? ¿Qué mierda es esa palabra, Ben? Tus nuevos amigos no sólo tienen ideas destructivas de diversión sino que utilizan un vocabulario muy... Americano.

—¿Puedo decir entonces que eres mi dealer?

Del otro lado de la llamada, Gwilym ríe. Ben también lo hace pero debe cubrir su mano porque en la cama de a lado su hermano menor duerme, Michael suspira y continúa con sus sueños.

—¿Dealer de qué?

—Dealer de... Chocolates caros, espero que tu asesor de tesis nunca se entere que tomas chocolates de más de su frasco.

—Él hace de mi maestría un martirio, yo le tomo chocolates extras. Creo que estamos a mano.

Ben asiente aunque Gwil no puede verlo. Hay silencio que después es interrumpido por el mayor.

—¿Qué ocurre, Ben?

—No puedo dormir. Sé que estás molesto conmigo pero a ti siempre llamo cuando no puedo dormir.

—Entonces interrumpes mi sueño y me haces hablarte cosas hasta que te duermas.

Afirmó Gwil. Ben sonrió.

—Yo también hago eso cuando no puedo dormir.

—Es cierto, no puedo quejarme entonces. Pero ¿sabes? No estoy molesto contigo o al menos no del todo. Ben, debo regañarte cuando haces cosas indebidas ¡es mi deber como hermano mayor cuidarte! Ya me entenderás cuando Mike sea adolescente.

Benjamin observó a Michael dormir preguntándose si podría ser un buen hermano mayor.

—No necesito que me cuides.

—Eso lo sé. Pero prefiero hacerlo ¿lo entiendes, Ben? No podría dejar de hacerlo. Tomalo cómo un servicio gratuito, te estoy preparando para el mundo real y no creo que beber con chicos de tu edad en una propiedad privada con riesgo de ser encarcelados por invasión y robo te ayude mucho.

—¿Inscribirnos a los tres a clases de carpintería sí?

—¡Claro, fue una clase magistral! Nunca sabremos cuando Michael o tú necesitarán ser carpinteros.

Benjamin miró por la ventana.

—¿Puedes cantar algo? No puedo dormir.

Una pequeña luz se encendió en la casa de los vecinos y Ben sonrió.

—De acuerdo —Gwilym suspiró y trató de vocalizar —. ¿Con cuál debería empezar?

☁️

Sé que les debo muchas historias, pero también sé que se saben mi discurso de memoria. Tiempos muy extraños para escribir y esto que se me ocurrió anoche cuando no lograba conciliar el sueño. ¿Me cantas para que yo pueda dormir?

Relatos en el balcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora