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Colgando la llamada, Benjamin dio un gran suspiro y se dejó caer en el colchón de su cama. Cerró los ojos y abrazó su almohada escondiendo su rostro en ella.
Una involuntaria sonrisa cruzó sus labios con un acelerado golpeteo en su corazón. Luego, esa sonrisa se esfumó.
Avalancha de emociones lo consumieron y el golpeteo se acrecentó haciéndolo respirar acelerado. Se giró. Se abrazó. Y pensó.
Pensó demasiado. Pensó tanto que seguramente Tessa lo regañaría por abrumar su mente, pero él no podía evitarlo.
Se sentía mal. Se sentía egoista. ¿Pero no era también Joe un egoísta?
Ese fin de semana Gwilym tenía programada una salida a una universidad de otra ciudad. Benjamin le deseó éxito con un nudo en la garganta con pesadillas y recuerdos del accidente atrapadas que amenazaban con hacerlo romper. De nuevo.
Pero Ben no podía detenerlo, ¿quién era él para frenar las actividades de su mejor amigo? Y sin nadie más en la mira, recurrió a Joe.
Y se sentía egoista por inventar un pretexto cualquiera para verlo, un "necesitamos poner una tercera capa de barniz al barco... Y tal vez comer y merendar algo". Se sentía egoísta por usar a Joe y Juliette como distracción de sus pensamientos, de un escape.
Pero Joe también hacía lo mismo, ¿no? Joseph también lo usaba para distraerse en la soledad de la ciudad. Eran egoistas por usarse mutuamente.
Y ambos lo sabían.
Y así también, sabían a quien precisamente estaban recurriendo...
¿Era eso algo malo? Tessa negó una semana atrás. No lo definió como dependencia y Ben pudo sentir un poquito de peso menos.
Lo cierto era que ambos tenían miedo de estar solos pero miren a quién buscan para afrontarlo.
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Holi. Sé que les prometí un relato de Juliette pero he estado con ánimos bajos que si lo hago, no escribiría a mi pelotita roja, sería injusto para ella. Perdón, no me salieron palabras para Juliette pero en cambio me salió esto.
Manden abrazos por favor, que se siente como si estuvieras cayendo todo el tiempo.
