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CONTACTO DE EMERGENCIAS
Juliette se movía tan rápido como su nerviosismo y miedo le permitía. Estaba aterrada, sentía un nudo en su garganta y sus ojitos se humedecían impidiéndole enfocar en esa oscuridad de la habitación.
Encontró el celular de Benjamin y corrió de regreso a la habitación tropezándose en el pasillo. Se golpeó contra el suelo y retuvo sus ganas de soltar en llanto por el gran dolor que sintió en su rodilla y en su rostro pero juntó fuerzas y gateó hasta llegar al celular que iluminaba el pasillo luego de ser impactado contra el suelo.
Llovía tanto que Juliette podía sentir las gotas golpear su rostro y sus oídos, cada relámpago sonaba más y más cerca que la niña tenía la percepción de que la estaba siguiendo y con cada destello de luz ella imaginaba sombras moviéndose a su alrededor.
Talló su rostro tratando de no llorar, de ser una niña fuerte. En otra situación Benjamin acudiría a ella, la abrazaría y le diría con palabras tranquilizantes que solo es una tormenta y que todo estaría bien. Pero en esta ocasión Benjamin no podía ayudarla y ella debía de ser valiente pues ni si quiera papá estaba en casa para apoyarlos.
Cuando regresó a la habitación encontró a Ben en la misma posición, el hombre ni si quiera se había percatado de lo sucedido y seguía ensimismado en temblores y murmullos que no podía identificar. Juliette había tenido pesadillas antes en las que se despertaba con temor y llanto, pero nunca había visto a un adulto tener pesadillas. Juliette estaba confundida, ¿qué se hace cuando la persona que te ayuda necesita de tu ayuda?
Y la niña, con todo y su propio miedo ante la situación terminó pensando que tal vez su tío Gwil podía ayudarlos. Así que activó la pantalla del celular de Ben y tecleó aquella contraseña que se sabe de memoria aunque en esta ocasión no jugará ni se tomará fotos. Juliette fue directo al ícono que ella identificaba como el de llamada y por pura suerte encontró el teléfono de Gwilym en el celular.
Juliette luchaba y hacía muecas con su rostro tratando de reprimir sus emociones pero en el momento en que escuchó la adormilada voz de su tío murmurar un "Benjamin, ¿pasa algo?, ¿por qué me marcas a estas horas?" la niña ya no pudo soportarlo más y rompió en llanto.
—¡Tío Gwil! —sollozó —. Tío Gwil por favor ven, no sé qué hacer por favor ven con nosotros.
Bastó escucharla para que Gwilym se levantara de su cama y se apresurara a buscar las llaves de su camioneta.
—Mérida —. Respondió tratando de aparentar una voz calma —. Hermosa, ¿qué sucede?, ¿estás en tu departamento?, ¿pasó algo?
—El entrenador Ben, yo... yo no sé qué le pasa al entrenador Ben, creo que tuvo una pesadilla pero... —. Tartamudeó, talló su rostro y se encogió abrazando sus rodillas cuando otro rayo cayó —. No sé qué hacer, tengo mucho miedo, por favor ven... tío Gwil, por favor ven.
Gwilym ni si quiera pensó en ponerse algo más, salió de su casa descalzo y en pijama sintiendo el agua fría clavarse en su piel como espinas, subió a su jeep y continuó en la llamada haciendo maniobra entre conducir en medio de una tormenta y mantenerse en contacto con la niña. Sabía que era peligroso pero no podía colgar la llamada.
—Okey, hermosa... voy en camino para allá. ¿Puedes hablarle a Ben?
—Le hablo pero es como si no me escuchara —. Respondió entre hipidos disminuyendo sus lágrimas.
—Bien, harás lo siguiente: si despegas el celular de tu cara se iluminará y entonces verás un dibujito de un teléfono con rayas a su alrededor, entonces lo presionas, ¿lo hiciste, Juliette? —. La niña murmuró un si entre labios —. Ahora, Benjamin... hey Ben, ¿me escuchas? Soy Gwil, soy tu azul ¿lo recuerdas? Piensa en eso. Llegaré en menos de diez minutos pero piensa en eso, en el azul, en el mar... ¿en qué otras cosas piensas cuando piensas en mí?
—En el cielo —. Susurró Benjamin con voz ronca y el rostro escondido entre sus brazos y piernas. —. Azul como el cielo.
Juliette sonrió y en otro punto de la ciudad, Gwilym hizo lo mismo.
Y Lee siguió hablando mientras Juliette se escabullía y buscaba un lugar justo en el regazo de Benjamin tratando de llegar cerca de su pecho pues la niña se sentía de alguna manera segura entre sus brazos. Porque aunque Benjamin se sentía distinto, más tenso, menos él, Julie sabía que cuando llegara su tío al departamento las cosas estarían mejor.
Otro rayo cayó. Mucho más cerca, mucho más fuerte. Juliette se encogió en sí misma y Benjamin la abrazó con fuerza porque mierda, los dos tenían miedo y estaban solos esa noche.