Leyla Carter, una adolescente de gran carácter y temperamento difícil, caracterízada por sus respuestas irónicas y heridas sin cicatrizar. Aún así obtuvo el interés del chico más codiciado del instituto quien también es reconocido por ser un rompeco...
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¿Quien habrá echo esto? Reconocer la letra no era opción ya que la carta había sido escrita digitalmente e impresa. ¿Acaso es una broma?.
La chica se encontraba tan metida en sus pensamientos que no se percató de la presencia de su hermano. No hasta que esté le arrebató el papel de las manos.
Eithan. ¿Que es esto? - pregunta burlón mientras se alejaba de ella con el fin de que no pudiera agarrar la impresión de vuelta
Leyla. Dame eso pitufo..! - le pide con voz autoritaria mientras trata de arrebatárselo de las manos
Eithan. ¿Quien te escribe tontas cartas de amor? - pregunta curioseando los escritos
Leyla. No lo sé - confiesa- igualmente no es de tu incumbencia no seas metiche
Eithan. Tu cabello rubio podría ser comparado con los pétalos del girasol y el resplandor del sol queda corto ante el brillo de tus ojos. Que ridiculez, creo que vomitare - hace una mueca de asco mientras finge que va a vomitar - el culpable de escribir esta cursilería merece la horca. - menciona colocando una mano en su mentón pesantivo sin importarle que su hermana hervía de rabia en esos momentos y pensaba mil formas de asesinarlo cada vez que se movía astutamente con la intención de provocarla. Abre los ojos y sonríe ampliamente como si se le hubiera ocurrido una gran idea- se lo daré a Travis para que acabe con el poeta - revela divertido con la intención de salir corriendo con la carta en mano
Leyla. Tu no irás a ningún lado..! - lo amenaza jalando su capucha atrayendolo hacia ella al tomarlo desprevenido, logro sentarlo bruscamente en el suelo, aprovechando esos instantes para arrebatarle la carta y guardarla en su casillero el cual tenía una contraseña desconocida para el castaño quien se cruzó de brazos e hizo puchero.
Eithan. Yo quería ver la reacción de Travis - reniega haciendo un mohín
Leyla. Que mala suerte, solo podrás imaginartelo - finge compasión mientras su hermano le saca la lengua de manera infantil. La rubia se dirige a la puerta escuchando el escandaloso grito de su primo
