Una fan - wos

-3.02-

Valentín

Pasaron tantos años desde la última vez que nos vimos y todavía la extraño. Los últimos recuerdos que tengo de su cara fueron después de mi operación y ambos nos encontrábamos destruidos. Todavía recuerdo su finísimo pelo y sus prominentes ojeras ese día pero también recuerdo su sonrisa, su único hoyuelo cuando se reía a carcajadas, su característico perfume de fresia y ciruela. Cada día me pregunto que será de su vida ahora que paso tanto tiempo desde la última vez que nos vimos

-dale superstar que vamos a llegar tarde- me sacó de mis pensamientos mi hermano

Estamos preparándonos para festejar mi cumpleaños en familia. Es agotador tener que poner cara feliz toda la noche como si no pasara nada, pero prefiero esto a dar explicaciones de porque no estoy de humor para salir de mi casa. Madeline es la razón por la cual no estoy de humor. Cada día la extraño más y siento que estoy más lejos de ella

-dejáme que me pongo las zapatillas y voy- le avisé y apuré mi acción para no demorar al resto de la familia

Me puse las zapatillas con toda la paja del mundo y me dirigí a la puerta de entrada. Ahí me esperaba mi hermano, mis padres y el depa, el resto nos van a alcanzar en el restaurant. El camino se me hizo eterno y quería abrir la puerta y bajarme en cada semáforo, no quiero celebrar nada porque hace años ya no hay nada que me haga realmente feliz en mi vida

-cambia esa cara larga, coquito- me anima Guada con un abrazo. Nos esperaba afuera del restaurant, después de tantos años todos aún siguen siendo impuntuales menos ella

-tengo ganas de estar en mi cama ahora- rodé los ojos y me zafé de su agarre despacio

-pero hoy cumplís 30, nene, tenes que festejar- posiciono su mano en mi hombro y trazó con su pulgar algunos círculos sobre la camisa hawaiana que llevaba puesta

-festejar qué? desde que Lin se fue la música ya no me hace feliz y deje mi carrera, no conseguí amar a nadie nunca más, aniquile mi vida pública y no soy relevante hace más de 5 años. Soy un simple mortal que está entrando en sus treintas sin poder tener una novia por más de 3 meses, sin objetivos en la vida y tampoco me estoy volviendo más joven. Mi hermano es más normal; se casó, tuvo una nena y está triunfando en la música. ¿Porque no puedo ser como el?- recité haciendo muchos gestos con las manos, hartado de tener que fingir una sonrisa

-si queres seguir dando vueltas en tu depresión sin escuchar mis consejos, seguí así. Sí querés tener una vida, hace que tu cabecita recuerde todo lo que te dije en los últimos 8 años. No voy a seguir peleando con la pared si no pensás escucharme- respondió enojada y se fue a hablar con mi madre

La noche transcurrió en el mismo repulsivo ambiente que se había formado horas antes. Después de comer quisieron que vaya a no sé dónde pero puse de excusa que tenía que llevar a mis padres a casa así que pude escapar temprano mientras todos iban a pasarla bien como si aun tuviéramos 20

-te hubieras quedado con tus amigos- me recrimino Maia minutos después de haber iniciado el viaje

-no tenía ganas, ma- le respondí seco y sin sacar los ojos del camino

-pero tendrías que haberte quedado con ellos- insistió

-está bien ma, después veo- respondí aun sin sacar la vista del camino para que deje de joder

No pensaba volver, no hay nada que me interese en donde están ellos. Solo me interesa mi cama y un ibuprofeno para el dolor de cabeza que tengo hace horas

Cuando llegamos a la casa de mis padres nos despedimos y yo emprendí camino a mi casa. Nada podía empeorar la noche. En el camino decidí buscar una panadería o algun local de comidas que este abierto y así tener preparado un almuerzo para el after. Me topé con una esquina a punto de cerrar, parecía un café de los cincuentas y salí corriendo para entrar antes de que cierren

-hola, perdón por la hora- me anuncie en cuanto entre y sonó la campanita de la puerta

-dame un segundo que ahí te atiendo- la chica detrás de la barra respondió mientras terminaba de pasarle un trapo al mueble -ahora sí, decime-

-¿sanguchitos de miga tienen?- pregunté mirando por todos lados para ver si estaban en exposición

-sí, de este lado tenes- me llevo a otro mostrador y pude ver su cuerpo entero. Llevaba un vestido rosa de poodles y patines que combinaban -¿cuantos precisabas?-

-dame...- me puse a pensar -tres docenas surtidos pero no me pongas de lechuga- le pedí y espere mientras la chica preparaba el almuerzo de mañana para los pibes

-la docena está cuatrocientos ochenta así que serían mil cuatro cuarenta- en un rápido movimiento patinó hasta la caja y me tendió mi pedido

-quedáte con el cambio- le acerque dos billetes de mil, tome mi bolsa y me dirigí a la puerta -gracias por atenderme a esta hora-

-un placer- escuché que dijo antes de que cerrara la puerta

Me subí al auto y finalmente me dirigí a mi casa. Estaba exhausto y solo podía pensar en acostarme y dormir

Al llegar quise colgar torpemente mis llaves en el llavero de madera que colgaba en la pared atrás de la puerta y lo único que logré fue tirar el collar de Baco. Como extraño a mi dogo marítimo