Alexandra Co.
Pasaron las horas, habíamos comido y arreglado la casa. Nos deshicimos de las cajas y colocamos todo en su sitio, la verdad me encantó como lo hicimos.
El salón ahora es blanco y gris, en medio de la sala se encuentran dos sofás blancos con cojines grises, a mi familia siempre les gusto esos colores y yo no me quejo son muy elegantes. En medio de ambos sofás se encuentra una mesa de cristal, sus patas son de araña y fue complicado conseguir esas mesas pero mi padre lo logró. En la pared más larga, se encuentra una chimenea con una televisión en su parte superior, a su derecha hay una estantería con libros de mis padres y a su izquierda un sofá empotrado. En el resto de sus paredes apenas hay cosas, sólo algún cuadro que colgamos, todos los muebles son de nuestra casa de España.
En la cocina no colocamos nada estaba ya todo en su sitio supongo que mamá lo colocó anoche cuando llegamos, mamá nos pidió que nos quedáramos en la sala mientras ella arreglaba su habitación pero no me hacía mucha ilusión sabiendo cómo estaba mi habitación de cajas. Por ello subí a mi habitación y empecé a arreglarla.
Mi habitación ahora era blanca y negra, no amarillo claro cómo era la otra. Coloque mi cama pegada a la pared, en ella coloque unas sábanas blancas con una colcha negra. Los cojines eran algunos blancos con detalles negros o negros con detalles blancos, en la pared coloque unos posters de frases de los mismos colores que la cama. En vez de una mesita de noche coloque mi escritorio, si es blanco, con una silla negra, en ella coloque los cuadernos y estuches. Enfrente de ella, colgué un corcho con fotos de Diana, Hugo y yo, éramos el trío perfecto hasta que Hugo se fue.
Estuve enamorada de él durante tres años, él llegó en sexto de primaria, pero nunca supo lo que yo sentía, porque todos sabíamos quien le gustaba y era Diana. Salieron durante dos años pero un día él se fue y no volvimos a saber nada de su familia ni de él.
Mientras pensaba en todo lo que habíamos vivido los tres juntos, me senté en la cama mirando a la pared vacía de enfrente, en la cual debería de haber un armario pero este se extravió en la mudanza. Me tocaba esperar a que me llegara el nuevo armario y colocar toda la ropa que tengo ahora en cajas. En ese momento alguien llamó a la puerta, era mamá.
-Alexa tu padre ha llamado, pide que nos arreglemos para ir a la cena de negocios. -Dice ella mientras entra a la habitación.
-Vale, voy a llevar el vestido rojo.
-Le encantaría verte con él de nuevo. -Mientras las palabras salían de su boca se manifestaba una sonrisa enorme llena de esperanza.
Asentí con la cabeza, me levanté y me dirigí al baño.
-¿Sabes dónde lo guarde? -La pregunté en el marco del baño.
-Lo guarde yo, ahora te lo subo. -La escuché decir a la vez que salía de la habitación.
Tarde una media hora en salir del baño, apenas mamá me dio una hora y media para arreglarme así que no podía lavarme el cabello y secarlo porque en solo eso gastaría las dos horas. Una vez salí a ver si mi madre me había traído el vestido y sí.
-Ahí estás vestido. -Dije mientras me dirigía hacia él.
Durante unos segundos lo miré, es hermoso, me encanta todo de él, desde sus detalles hasta como me hace la figura. Lo dejé de poner después de la discusión que tuve con mi padre en España, él me lo había comprado en una tienda online de Estados Unidos. El vestido es entero rojo, toda la ropa elegante mía es roja o negra, en los hombros tiene volantes que aunque yo no soy muy fan de ellos me gusta como le queda. Es de corte recto y corto, es decir, que termina por encima de las rodillas, su escote es cerrado pero super sexy.
Me quite la bata que tenía puesta para salir del baño, me vestí y me puse a buscar los tacones en las cajas, pasaron unos minutos mientras buscaba los tacones estaba con la música en mi habitación.
-Alexandra quedan diez minutos para irnos. -Dijo mi padre entrando en mi habitación.
No sé cuánto tiempo lleva en casa, ni cuanto llegó, tampoco es que me importara la verdad.
-Date pris... ¿tienes el vestido rojo? - Se quedó sin palabras al verme con el vestido que me compró hace unos meses atrás.
-Sí. -Seguía buscando los zapatos.
-Aquí están. -Dije emocionada, él también me los había comprado.
-Veo que también te vas a poner los tacones que te regale. -Dijo él cuando me vio ir a mi cama con ellos en la mano.
-Sí. -Conteste secamente mientras me los ponía.
Él no dijo nada más, solo se fue. Cuando pasó unos segundos después de que se fuera, sonreí.
-Estás muy guapo hoy. -Dije mientras me retocaba en el espejo.
Él se había puesto un traje que le elegí cuando tenía que ir a una cena de negocios. Es de color negro la chaqueta y el pantalón, la camisa es de color blando y no lleva corbata.
Una vez termine de retocarme, agarré mi teléfono y empecé a bajar las escaleras, cuando ya iba llegando a la planta baja los vi a todos en la puerta.
-Ax estás mu guapa. -Oí decir a Nico, aun le costaba decir algunas palabras.
-Usted también señorito. -Le dije mientras caminaba por el pasillo para ir donde ellos.
-Cariño estás impresionante. -Dice mamá a la vez que me examinaba de arriba abajo.
-Tú también. -La dije a la vez que la abrazaba.
Papá no dijo nada solo salimos de casa y nos dirigimos al coche, durante el camino nadie dijo nada pero notaba como alguien me miraba, era mi padre me miraba por el retrovisor, cada vez que lo hacía sonreía.
Tardamos unos quince minutos en llegar a una casa blanca, fuera de ella se encuentra un porche con un sofá y una hamaca.
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Nosotras somos Una. (V. 1)
Novela JuvenilUna chica con notas medias, reservada y astuta, huye de España y llega a Londres con su familia, ella es Alexandra Co. Nueva casa, nuevo instituto, nuevos amigos, y ¿nueva vida?. ¿Conseguirá dejar su pasado atrás o la perseguirá?, ¿podrá ser feliz...