Parte 9

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Narra Urso

Era de madrugada, no podía conciliar el sueño, pues me preocupaba aquel niño inmaduro, se supone que mi hechizo tuvo que hacer efecto, sin embargo no veo resultados aún, haré todo lo que esté a mi alcance, pues no sabe con quien se está metiendo, a quien le hizo más daño.
Los minutos veo pasar, pero mi parecen años, ¿será buena idea dar una caminata? Tengo bastante tiempo que no lo hago, tal vez... Iré, aunque a mi mamá Ursula no le hubiera gustado que hubiera hecho eso, en fin, ¿qué más da? Después de todo, ya soy independiente. Me enfoqué en nadar muy rápido para poder llegar a la superficie, para que nadie me descubriera, llegué hasta la superficie y me senté en la arena para salir poco a poco, mi cuerpo comenzó a cambiar, logré obtener mis piernas otra vez, años sin sentir la arena entre mis dedos, no pude evitar y rompí en risas, comencé a correr, sé que doy una imagen dura, sin embargo, soy como un cachorro, nomas busco el cariño que la vida me ha arrebatado lentamente, tengo mis amigos anguilas, pero todos sabemos que no es la misma cosa a convivir con personas, sirenas, tritones, lo que sea.
Escalé unas rocas que había cerca de la orilla del mar, yo diría que en unos 10 o 5 metros, mis manos y pies podían sentir lo áspero y la pesadez de no estar dentro del agua, hasta sentía como si me fuera a caer, se siente muy extraño, pero era un sentimiento entrañable para mí, sentí raspar mi pierna por la fricción de aquilla roca porosa, y me senté en la cima, no era tan alta, pero si era grande, abracé mis piernas y dediqué mi mirada para admirar la belleza inhumana de la luna y la noche, las estrellas, millones y millones de ellas, y ninguna es igual, suspiré y recordé todo por lo que he pasado, mi vista se nubla, unas cuantas lagrimas traviesas se escapan de mis ojos, las limpié, llorar es más cómodo en la tierra.
Me paré y el viento soplaba, a pesar de la frialdad de éste anterior mencionado, me llenaba de calidez, cerré mis ojos y estiré mi cuerpo para relajarlo, todo iba bien hasta que escuché que gritaron mi nombre.

- ¡¿Urso?! - me espanté y bajé corriendo de aquella piedra, no tenía miedo, pues ya conocía esa dulce voz que se encontraba cerca de la
orilla - ¿A dónde vas?  Vuelve que ya te vi - No tuve otra alternativa más que ir a verle.
- ¿Qué quieres niño? - dije acercándome a cruzandome de brazos mostrando mis malas vibras.
- ¿Por qué no me contaste? - preguntó desilusionado.
- ¿Sobre qué? - le dije de manera sarcástica mientras me puse a jugar con mi collar.
- No te hagas tonto tu ya sabes a lo que me refie- no alcanzó a terminar su frase, pues se iba a caer, me tuve que meter al agua para evitar que se dañara, lo alcancé a a tomar en mis brazos, mis piernas no cambiaron de forma, fui corriendo a la orilla con Ariel en mis brazos, para mi suerte, el collar se encontraba ahí tirado, todo pasó tan rápido.
- ¿Estás bien? - le pregunté.
- S-si, muchas gracias - tenía la cara de espantado y el color se le había ido.
- De nada - le sonreí y logré divisar un leve sonrojo y desvió la mirada, más tierno no puede ser.
- ¿Ahora si me vas a contar lo de tu transformación? - replicó su capricho, pero no pude evitar decir que no a esa tan adorable carita y suspiré y me senté en la arena y senté a él encima de mis piernas.
- Te voy a conta- no alcancé a terminar, ya que aquel pelirrojo me interrumpió con un pequeño festejo, ¿más lindo no puede ser? - Bueno, prosigo, te voy a contar una parte. Ursula no es mi mamá, ella me rescató de una muerte horrenda y me dio un hogar y sobre todo amor, yo soy un humano, y puedo cambiar de forma gracias a este collar - dije mientras lo rejuntaba del suelo y él lo miraba.
- ¿Crees que lo pueda usar yo? - dijo curioso.
- ¿Y por qué lo quieres usar tu? - le cuestioné de manera seria.
- Es que... Em... Quiero ver a alguien - respondió nervioso y disminuyendo el nivel de voz, me puse algo celoso y enojado, él no sabe que tipo de personas son ellos en verdad, lo miré molesto.
- Si es para eso, pues no tiene caso - se lo puse y lo encarcelé en mis brazos y me recosté en la arena con él sobre mi, puso resistencia, pero le regalé un beso en la frente y se calmó, le acaricié el cabello y desvié mi cabeza, pues me daba algo de pena verle a los ojos.
- Perdón por las cosas que te dije ayer - se disculpó mientras intentaba hallar mi mirada.
- No te preocupes, todo está. - respondí mientras ignoraba sus acciones.
- Quiero que ver tus ojos - dijo con atrevimiento, pues me esperaba a que me dijera cualquier cosa menos esa.
- No debo de obedecer ordenes de un enano malcriado como tú - dije burlonamente mientras lo volteaba a ver.
- Oye, no seas grosero - me contestó y volví a desviar mi rostro pero él lo tomo en sus manos y me dio un torpe beso, pero le correspondí por que él no tenía ni idea de lo que hacía, paramos y lo abracé con más fuerza, pues nunca me había sentido así en toda mi vida.

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El Tritón (La sirenita version yaoi) (B-L)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora