Parte 10

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Narra Urso

Me sentía muy bien al poder tener contacto con él, me senté y seguía con el sobre mí, recargué mi cabeza en su hombro y lo seguía abrazando, él me empezó a acariciar el cabello, tanto tiempo sin sentir unas caricias, si que es difícil estar viviendo de esa manera.
- Tu cabello es muy suave - Me dijo Ariel mientras yo estaba caído en el trance de sus caricias.
- ¿Cómo un perro? - Pregunté.
- ¿Un qué? - me regresó la pregunta, pues claro, él es un Tritón, no conoce nada de esto.
- Ven conmigo, yo te enseñaré - Lo sujeté fuerte y me levanté de la arena, pues iba a ser su primera vez caminando, como el bebé que es - Te voy ayudar a caminar - dije mientras trataba de soltarlo suave.
- Tengo miedo - dijo nervioso, se veía muy claro en su mirada destellante.
- Yo siempre te cuidaré - le regalé un beso en la frente - Confía en mí.
- Está bien, lo haré - me mostró una tierna sonrisa, mi niño tan bello. Lo bajé completamente y le tomé sus manos tan pequeñas y blancas.
- Yo te voy a guiar, tu sígueme - empecé a caminar extremadamente lento para que él encontrara su balance, sus pasos eran muy chicos pero eran grandes simbólicamente - Si que vas bien - solté una risita y seguí caminando de reversa, pero aumenté muy poco la velocidad, pues se debía de acostumbrar, y caminé más rápido.
- Urso siento que me voy a caer - dijo con un miedo así que lo abracé.
- No te preocupes nene, yo estaré a tu lado para apoyarte siempre - Se colorearon sus mejillas como las rosas y se le escapó una risita traviesa. Me puse a su lado y le agarré la cintura y me miró a los ojos algo confundido. - Es para que no te sientes inseguro, cuando te sientas listo, me dices para soltarte.
- Pero... Yo no quiero que me sueltes - dijo aún mirándome.
- Si como sea - dije tratando de sonar indiferente, aparte mi mirada y seguí caminando con él a mi lado, el tiempo pasa rápido, llegamos a un castillo y Ariel me detuvo, la luz de la luna si que estaba muy bella, lo ignoré y seguí caminando, hasta que encontré mi objetivo, un perrito.
- Ariel, esto es un perro - ayudé a que Ariel se sentara en las grumosas arenas y yo me agaché para llamar al can y se acercó a mí, le acaricié sus orejitas peludas y suaves, el príncipe me veía con ojos de asombro, pues nunca había visto a una criatura así de hermosa y terrestre - ¿Quieres abrazrlo? - le cuestioné a la pequeña realeza, asintió levemente con su cabeza, tomé en brazos al cuadrúpedo y lo coloqué en su regazo, el de inmediato comenzó a tocarlo.
- Es... Es muy lindo - dijo hipnotizado por el animal.
- Como tu - mencione muy levemente.
- ¿Dijiste algo? - preguntó aún acariciandolo.
- Ni nada... Todo bien.
- ¡Copito! - escuché la voz de una señora y me levanté.
- Creo que ya te vas nene - dije mientras intenté tomar al nene pero Ariel no quería soltar.
- Despidete niño, ya se va a sy casita - Ariel me hizo un puchero.
- Pero, pero, quiero tenerlo un ratito más - me miró a los ojos y no evité que mi sangre fluyera por mis mejillas, mientras abrazaba a Copito, con esa mirada mata a cualquiera y más desde mi punto de vista... Que me parta un rayo.
- Otro día venimos nene - dije evitando verlo a los ojos.
- ¡¿Copito?! - se acercaba la señora.
- Bah, está bieeen - suspiró y abrazó al perrito y éste le regresó un ladrido y se fue corriendo a su dueña.
Le acaricié el cabello al pelirrojo.
- ¿Vamos a casa? - le cuestioné mientras seguía acariciandolo.
- Está bieeeen - soltó un bufido y le tomé de sus manos para ayudar a levantarlo y me sonrió. - Muchas gracias Urso - Me agradeció mientras se levantaba.
- Si, da igual - me puse a su lado y sujeté de su cintura firmemente para irnos a nuestros hogares en el mar.
La luna nos iluminaba nuestro camino y sentía que Ariel me echaba una que otra miradita, así duró nuestro camino y nos volvimos a topar al castillo inmenso.
- Es grande, ¿Verdad?
- Si, yo diría que es igual que mi hogar - me respondió Ariel, bah, no recordaba que es un princeso. Iba a seguir caminando pero el se detuvo y miró al cielo.
- ¿Te sientes mal o pasa algo? - poniéndome frente a él y mirándolo fijamente, sin dejar de soltarlo.
- ¿No crees que el ambiente es muy.... Rosa? - dirigió su vista a mis ojos, sus ojos tan frescos y tiernos me hacían perder mis sentidos, por eso evitaba verlos directamente. - ¿Estás bien? - me cuestionó, y la verdad no podía resistir, le di un beso y me iba a separar, pero el me abrazó y trató de seguir mi paso torpemente, decidí abrazarlo también y el movió sis manos hacia mis mejillas. Vi una piedra enorme a un lado de nosotros y lo acorralé, paré de besarlo - Por favor, haz lo otra vez - me tomó de la mano. - ¿Puedes? - No pude negarme, pegué nuestras manos entrelazadas a la pared mientras con mi otra mano tomé suavemente de su cuelloy se lo acaricié con mi pulgar, coloqué mi pierna entre las suyas. Me detuve después de varios minutos y le di besitos en la mejilla. Lo agarré de sus piernas y lo cargué, por instinto las enredó en mi cintura y nos fuimos de ése lugar, no paraba de regalarme pequeños besos en la mandíbula y me abrazaba fuertemente con sus piernas y sus brazos.
Llegamos más lejos y me detuve en donde nos encontramos, me metí al agua hasta que llegara a mi cintura le quité el collar y me lo puse, lo solté y él se convirtió en Tritón y mis piernas se convirtieron en tentáculos, lo acompañé a su residencia discretamente.
- Me divertí mucho hoy - me dio un beso en la nariz y se marchó, yo procedí a lo mismoz pues era mas allá de la madrugada. Entre uno que otro suspiro, el tiempo se marchito y llegué a mi hogar, esta noche si quería soñar con él, no ae si fue por la pócima o por qué, pero, me siento, ¿Rosa...?

El Tritón (La sirenita version yaoi) (B-L)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora