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—No sé cómo comenzar esto.

—Sí te sirve de consuelo, yo tampoco.

Ríen, intentando disipar aquellos nervios que abundan en los dos. Se encuentran sentados en el sofá que adorna la casa del matrimonio, recibiendo como única fuente de luz el destello palpitante de la Luna.

Sí es que el contrario no contaba, claro.

—¿Estás bien? —pregunta el azabache, jugueteando con sus dedos.

—No hay razón como para no estarlo en un momento tan lindo como este, Ash —respondió mordiéndose con cuidado el labio, May.

Ninguno decide levantar su mirada todavía.

Ya no habían restricciones y los límites parecen haberse esfumado después de sus respectivas charlas con el moreno. O al menos ella lo ve así. Ash sigue estando quieto por su parte. La confusión y el pánico ya no existían, ahora sólo eran los malditos nervios y la estúpida vergüenza. Parecían una joven pareja en su primera cita, después de pasar todo el dia juntos y preguntándose cuál era el paso siguiente.

A pesar de que estaba claro.

May carraspeó.

—¿Sabes? Cada vez que hablas de Alola te brillan los ojitos —le mira atentamente, sonriendo en el proceso—. Siempre quise conocer esta región por esa razón, la alegría que te rodea es algo que me encanta, me gusta presenciarla cada vez que puedo. Al principio acepté el viaje para poder descubrir todo lo que tiene este lugar, lo magnifico de sus distintos lugares y su gente... Más no esperaba poder conocer algo más, algo que siempre estuvo conmigo pero que para no ilusionarme más de lo debido, decidía dejar de lado.

Toma aire, levantando su mirada, pero sin poder verle todavía.

—¿Tú sabes qué siempre has sido especial para mí, no? —asiente bobamente—. Fuiste la primera persona que estuvo junto a mí en el momento que inicié mí viaje, fuiste uno de aquellos importantes referentes para mí cuando de batallas se trataba. Siempre te vi con respeto, siempre fue así, estabas a mí lado en cada derrota y te veía como alguien superior por la manera de la cual afrontabas distintas situaciones. Supongo que fue en el concurso de Terracota y en nuestra despedida en Sinnoh que aquella "chispa" de emociones empezó a hacer efecto en mí.

—May...

—Johto sirvió para conocerme mejor, sabes —la melancolía empieza a hacer su aparición estelar—. Cuando veía en blanco y negro después de cada derrota, el listón que compartimos lograba ayudarme, haciéndome recordar que yo no podía bajar la cabeza ante nada, sí estaba al mismo nivel de batalla que la persona que admiraba, sí había llegado tan lejos ¿cómo podía parar ahora? Fuiste una inspiración, tu recuerdo empezó a seguirme a todos lados como algo positivo... Hasta que Drew bromeó diciendo que daba la imagen de que yo estaba enamorada de ti.

Decide no interrumpir, cerrando su boca.

—Mis sentimientos por él habían muerto desde hace mucho, había decidido enfocarme más en mí sueño que simplemente él era mí rival y a la vez uno de mis amigos. Sí alguna vez rondaba por mí cabeza era por esa razón, nada más. No como tú, que con la más simple mención de algo lograbas dar vueltas por mí mente —comenta, riéndose con algo de fuerza—. El tiempo avanzaba y tú perdurabas, mí travesía por Sinnoh fue algo muy pequeño, deseaba que todo se detuviera cuando estábamos los dos porque sabía que en un par de horas yo tendría que irme nuevamente. Quería pasar más tiempo contigo... pero no se pudo, y cuando nos despedimos juro que realmente quería llorar —relata—. Cuando se lo conté a Solidad ella se rió y me repitió lo mismo que Drew me dijo, creo que fue esa la primera vez en que lo reconocí, simplemente que fue algo para mí misma y ella sólo sacaba sus conclusiones.

¡ya bésense, carajo! ➳ advance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora