Enter 6: Admin Nana is now following you!

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—Que desafortunadas, que desafortunadas —canturreó la voz de Nana, burlándose de sus potenciales víctimas a la vez que les amenazaba con sus manos. Simulaba tener un par de pistolas y dada su misteriosa naturaleza, Yuzu no sabía que esperar de la administradora del sitio. Sus ojos vacíos solo miraban al par de chicas mágicas frente a ella, apuntando a cada una con sus dedos—. Hay cosas en las que ustedes no deberían entrometerse. ¿Por qué no solo siguieron usando sus varitas para su propio beneficio sin preguntarse nada?

Pánico. Era la única sensación que aquella voz burlona le provocaba. Ni siquiera molestia o irritación por la manera en que se escuchaba el tono de sus palabras o el tono de mofa con el cual se dirigía a ellas. Desde la primera noche que escuchó a ese extraño ente hablar desde la pantalla del celular, el solo hecho de recordar el timbre de su voz bastaba para erizarle la piel. Ahora no había pantalla ni monitor de por medio, la administradora estaba frente a ella. ¿Qué debía hacer? A pesar de ser la mayor, su experiencia en peleas era nula y el pánico le paralizaba el cuerpo. Pudo ver a Kosame, aferrada a su varita curativa como si su vida dependiera de ello, aunque ambas sabían que era inútil hacer algo. Despacio, movió su mano hasta introducirla en su bolso, buscando su varita.

—Ah, volvemos a vernos Yuzu Aihara. Tenía muchas esperanzas de que fueras una buena chica mágica, pero veo que me equivoqué contigo. Bueno, ya saldrá otra capaz de cumplir con mis expectativas.

—¡¿Por qué están haciendo esto?! —gritó Yuzu forzando su garganta. No estaba segura si intentar hablar con la administradora serviría de algo, aunque fuera ganar unos instantes de vida—. ¿Por qué reparten varitas?

—¿Oh? ¿De verdad ver quieres saber eso? No tengo porqué responderte —contestó Nana entre risas—. Pero lo hare. Tienen suerte de que yo no sea cómo los demás administradores.

—Te escucho —dijo Yuzu. Había encontrado su varita dentro del bolso, pero ¿tendría tiempo de usarla? Era obvio que sus intenciones resultaban evidentes y al menor movimiento, la administradora le atacaría.

Kosame también miraba aquella situación con una mezcla de pánico y curiosidad. Por un lado, estaba la repentina valentía de Yuzu. Hace poco, estaba en una habitación de hospital, aterrada por todo lo que le contaban sobre la lucha contra el Mahou Shoujo Site y lamentándose por todo el daño que sus administradores estaban causando. Sin embargo, ahora mostraba una cara muy distinta, tenía el suficiente valor para interrogar a uno de esos entes. Pero aún más extraño era el proceder de Nana. En todos sus encuentros anteriores con administradores, estos nunca habían mostrado piedad alguna con las chicas mágicas; cada vez que alguno se tomaba la molestia de aparecer, era sinónimo de una masacre instantánea, no lo pensaban dos veces antes de atacar y, en caso de librar el primer asalto, se necesitaba a más de dos chicas mágicas para hacerle frente y tener escasas probabilidades de sobrevivir. Lo había visto tantas veces, a tantas aliadas valientes caer en batalla por un ataque a traición, por un descuido o por confiarse demasiado en sus habilidades. Un administrador dispuesto a matar no perdería el tiempo respondiendo las preguntas de una chica mágica. ¿Qué motivaba a la administradora Nana entonces?

—Porque esa es nuestra labor —respondió al fin Nana. En seguida, sus pulgares bajaron y el sonido de un balazo se produjo.

De la punta de sus dedos, dos proyectiles invisibles salieron disparados en dirección al par de chicas mágicas con la intención de eliminarles. Fue un instante que se volvió eterno, Kosame permaneció de pie sin poder reaccionar y de la nada sintió que caía, pero no víctima del ataque de la administradora del sitio. En vez de caer de espaldas impulsada por la bala invisible, su cuerpo caía de lado, rodeado por un par de brazos que dirigían su trayectoria al suelo. En la silenciosa oscuridad se escuchó un agudo grito de dolor. Unas gotas de sangre cayeron al suelo junto a ambas chicas. Kosame miro a su salvadora; aun sobre ella, Yuzu apuntaba a la administradora con su varita a pesar de que su brazo temblaba a causa de una mezcla de dolor y miedo. La bala de Nana apenas le tocó la parte superior del brazo, aunque el que debería ser solo un roce alcanzó a lastimarla lo suficiente para abrir una herida que mermaría a Yuzu.

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