Capítulo 11

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Feride sonrió al mirarse al espejo. Pasó un dedo por la herida cubierta por una bandita pequeña, que casi no se notaba y entrecerró los ojos, recordando los cuidados, las caricias de Mahir...

Sintió que se acaloraba al recordar la intensidad de los momentos que había compartido con él la noche anterior. Pero, sin embargo, esa mañana se habían separado, él la había acompañado galantemente a su casa y ella había vuelto a ducharse y a cambiarse para ir a trabajar...

Un par de horas después, Mahir golpeó suavemente la puerta del despacho de Feride y entró sin esperar a que ella lo autorizara...

La vio sentada en su silla, enfrascada en la lectura de un escrito y no quiso molestarla. Se quedó mirándola, admirando su postura, tan recta, tan seria, tan increíblemente profesional... conocerla en la intimidad lo hacía amarla más, porque él sabía sobre su sensibilidad, su vulnerabilidad, lo apegada que era a los afectos y en el juzgado tenía que representar un papel muy distinto...

Ella se había dado cuenta de su presencia, pero no levantó la vista hasta que no terminó de leer lo que la tenía ocupada...

- Mahir...- le dijo y él la miró con una sonrisa.

- No quise interrumpirte...- le dijo y ella alzó las cejas.

- Gracias...- le dijo y luego hizo una mueca.

- ¿Pasó algo más?

- Nada...- dijo y se pasó las manos por la cara, con poca paciencia- siento que esto es mucho más grande de lo que pensábamos... nada de lo que pasa puede ser una coincidencia... asesinan a un testigo, un auto nos sigue... saben que vamos tras ellos... estoy pensando que Nazif Kara no es el asesino...- dijo y vio que la cara de Mahir se transfiguraba.

- ¿De verdad piensas eso? Quiero decir... no lo dices por mi ¿verdad? - intentó, no pudiendo contenerse de arrojarse a sus brazos y besarla hasta cansarse. Era notorio que ella estaba de su lado y quería ayudarlo, pero nunca había manifestado su opinión contraria a las supuestas pruebas...

- Lo que pienso no es importante, lo importante es a quienes nos enfrentamos... claramente van tras los documentos de Suleyman...- dijo con preocupación.

- Hay que darles lo que quieren entonces, para que nos dejen en paz...

Feride se quedó escuchando el plan de Mahir y aunque le pareció algo arriesgado, se dio cuenta de que haría cualquier cosa por ese hombre, incluso, ponerse en peligro para poder ayudarlo a hacer las cosas que debía hacer...

Se mantuvieron ocupados el resto del día y cuando anochecía, salieron para el lugar que habían acordado. Dejaron el auto con los documentos en un lugar bastante oscuro y se escondieron.

Feride seguía sin convencerse de que esa sería la mejor forma de conseguir dar con quienes se los querían robar...

- ¿No es un lugar demasiado solitario? - le preguntó cuando bajaban.

- Es la idea... de eso se trata, Feride...- le dijo él y sonrió con superioridad.

Feride lo miró con incertidumbre y él sonrió con ternura...

- Confía en mí...- le dijo y ella asintió.

- Confío en ti, de lo contrario no estaría aquí...- le dijo y lo siguió.

Se escondieron tras unas plantas y aguardaron en silencio. Ella comenzó a temblar de frio un rato después y él la miró con ternura.

- ¿Acaso no le tienes miedo a nada? - le preguntó con incomodidad.

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora