Capítulo 5

85 6 4
                                    

Feride llegó a su casa y apenas saludó a su madre, que estaba leyendo un libro en la sala, su padre se había retirado a dormir más temprano, porque tenía jaqueca...

Kerime intentó sacarle algo de información, había visto a su hija poco y nada esos días y lo poco que había podido captar era que ella estaba distinta... como demasiado ocupada en su profesión...

Feride se encerró en su habitación y sintió que su cuerpo continuaba erizado luego de todas esas sensaciones que Mahir le había hecho sentir...

Se cambió rápidamente y se recostó en su cama, mirando hacia el techo, recordándolo, evocando sus besos, sus caricias... esa noche que habían pasado juntos sin saber que el destino volvería a reunirlos...

Recordó que su diario estaba bajo su almohada y lo abrió, dispuesta a volcar algo de lo que sentía allí, intentando que, al verbalizarlo, se sintiera un poco más desahogada...

Se sentó como indio en su cama y buscó la pluma que utilizaba para escribir en su diario...

Inspiró hondo, como si le costara trabajo expresar por escrito todo lo que estaba sintiendo y sin embargo, desesperada por hacerlo...

"Querido diario:

No había escrito sobre lo que me está ocurriendo porque no había sabido por donde comenzar. Me han pasado tantas cosas por la cabeza, por el cuerpo y sobre todo el corazón que siento que, si no las expreso aquí, me volveré loca.

Conocí a un hombre, Mahir, cuando fui a un bar, el otro día, casi obligada por mi amiga y asistente, Bahar, que me aseguró que divertirse está bien y que, si uno se cuida, no tiene por qué haber consecuencias.

Mientras estaba allí con ella, en el bar, advertí que este hombre me miraba con insistencia, obviamente interesado en mí, pensé, que bueno, es saludable para mí sentirme deseada y traté de olvidarlo, ¿qué más podía hacer?

Sin embargo, cuando Bahar se levantó para ir al baño, él se acercó y se sentó allí, frente a mí... sus ojos me acariciaron y me dejé acariciar, lo que sentí fue indescriptible, casi inmanejable, y por supuesto, le eché la culpa al alcohol que había tomado, que no era tanto pero que no estoy acostumbrada a tomar.

Yo me quedé tranquila, porque sabía que cuando Bahar volviera, él se iría, sin embargo, Bahar se fue, y allí me dejó, a solas con él, porque literalmente me sentí a solas con él...

Se me hizo casi una tortura no pensar en dejarme llevar y me imaginé besando sus labios, y él lo supo, porque de inmediato me tocó la mano, y al acariciarme sentí que estaba perdida...

Intenté aclararle que no era de esas mujeres, pero él insistió y cuando salimos, él queriendo que nuestra noche siguiera en otro lado, y yo con la firme convicción de que no dejaría que nada más sucediera, algo pasó y cuando quise acordar nos besábamos como si no hubiera mañana..."

Feride entrecerró los ojos, había escrito casi dos hojas sin parar y no había contado ni la mitad de lo que le ocurría...

Tomó un sorbo de agua y sintió que sus manos temblaban...

Trató de calmarse, luego se recostó un poco y siguió escribiendo...

"Cuando nos subimos al auto, todavía temblaba y al llegar, me miró con esos ojos y no pude hacer otra cosa que aceptar su propuesta, y pasé la noche con él. Juro que no quería, pero sentí en mi cabeza las palabras de Bahar, recordándome que era una mujer y que debía intentar ser un poco más feliz, divertirme más... y él fue la excusa perfecta..."

Se mordió el labio y sintió lágrimas en sus ojos, recordó sus ojos en los de él, la forma en que él la acariciaba, primero con la mirada y luego con sus manos, despertando sensaciones que nunca había experimentado... toda esa intimidad... que ella creyó que nunca volvería a experimentar...

"Realmente sentí que hacíamos el amor, no que tenía una noche de pasión con un desconocido, esa es mi verdad, no la diré para quien quiera oírla, pero me atrevo a escribirla aquí, porque es lo que siento"

Sintió que se acaloraba de recordar la forma en que él la había despertado, y medio adormilada, había vuelto a entregarse a la pasión con él...

"Y justo cuando pensé que esa maravillosa experiencia era todo, me despertó con caricias y besos con los que nunca me había atrevido siquiera a fantasear y volvimos a unirnos en cuerpo y alma, las sensaciones sobrepasándome por momentos, y finalmente me quedé dormida, en sus brazos, rodeada por su perfume..."

Feride se mordió el labio y suspiró, recordó haberse despertado y pensado que quería escaparse, tenía que irse a trabajar y debería colarse para entrar a su casa antes de que sus padres se despertaran... como casi nunca lo había hecho, porque ella era una hija correcta, que hacía todo lo que se esperaba de ella...

"Y me escapé, me escapé de él y de todo lo que me había hecho sentir, dispuesta a guardar el recuerdo de su calor, de su aroma, de sus besos y caricias como un dulce e intenso recuerdo pero el destino me golpeó en la cara cuando al día siguiente se presentó ante mí... con otro nombre, queriendo engañarme y tuvo que decirme la verdad... que él era el hijo del hombre a quien yo debía juzgar y a quien podría sentenciar a muerte... y que necesitaba mi ayuda para probar su inocencia... y fui débil, porque me perdí en sus ojos y pretendí pensar que ese hombre, que había despertado en mí los sentimientos más hermosos, no podía ser una mala persona...

Y para terminar de convencerme, él me prometió no intentar nada conmigo... y aquí estamos, encontrándonos a escondidas, besándonos a escondidas y luego disculpándonos porque claro, yo soy la jueza y él es mi asistente... un asistente que me vuelve cada día más loca... ya es una tortura controlarme cuando él se acerca, busca excusas para tocarme, para acercarse, pero tengo que seguir adelante y no flaquear, aunque eso no quite que de vez en cuando, disfrute un poco de todos los recuerdos y busque crear algunos nuevos"

Feride cerró su diario y se quedó dormida... soñó con él, obviamente y al día siguiente casi no lo vio, porque lo mandó a hacer trámites y a organizar varios expedientes...

Volvió a su casa y encontró a su sobrina dispuesta a jugar con ella, vestida de princesa y aceptó maquillarse un poco y ponerse una coronita...

En medio del juego, tocaron el timbre de su casa y ella se acercó a la puerta y se quedó congelada cuando lo vio, ¿cómo sabe este hombre donde vivo?

Él le dijo algunas excusas sobre su aparición en su casa y sonrió divertido, observándola. Ella cayó en cuenta de cómo estaba maquillada y de la corona y se sonrojó...

Estuvo a punto de sucumbir a sus encantos, pero se sobrepuso, estoica...

Cuando cerró la puerta, vio que su sobrina se reía tapándose la boca con ambas manos...

- ¿Qué es lo tan gracioso? - le preguntó, algo divertida por su reacción.

- Me gustó tu príncipe... ese es tu príncipe azul ¿verdad? ...- le dijo y ella sintió que su corazón se aceleraba, debía calmarse y finalmente aceptar que por más que sintiera mariposas en el estómago con cada mirada de él, nada de eso era conveniente por ahora...

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora