Capítulo 4

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Feride arregló su ropa antes de tocar el timbre. Se sentía tan incómoda y a la vez ansiosa que no podía relajar los rasgos de su cara.

Mahir tardó un buen rato en abrir la puerta, tanto que ella estuvo a punto de irse, porque no quería volver a tocar el timbre...

- Disculpa... estaba terminando con la comida...- le dijo con una sonrisa y ella sonrió levemente.

- No hay problema...- dijo ella en voz baja y lo siguió por la escalera.

Feride entornó los ojos cuando recordó los besos compartidos y los momentos intensos allí, aún sin haber ido a la habitación...

- ¿Realmente esta es la casa de un amigo?

- ¿No me crees? - le dijo él con una sonrisa y ella se sentó a la mesa, todo estaba preparado.

- No es que no lo haga... pero es como si tú vivieras aquí... como si este lugar fuera tuyo...

- Es como mi refugio, el padre de mi amigo, que vivía aquí, falleció hace un par de meses y él está en el extranjero, Grecia... y entonces me ofreció que le cuidara el lugar y viviera aquí de vez en cuando...

- Entiendo...

- Me alegra...- dijo y le sirvió un plato de comida y ella lo miró con algo se sorpresa.

- ¿Tú hiciste esto? - le preguntó.

- Señora jueza... ¿qué pasa con usted hoy? ¿desconfía de todo lo relacionado conmigo?

- Bueno, no... siento que parece que nos conociéramos hace siglos, pero realmente no conozco mucho de ti... - dijo y se sintió expuesta, no quería que él pensara que a ella le interesaba conocerlo más- no es que me importe...

- Me alegra que seas tan directa, Feride... porque así me das la oportunidad de serlo también...

- Te pido que mantengamos la distancia... por favor... más allá de lo que ocurrió entre nosotros, para mí, desde el momento en que llegaste al juzgado eres Salih Ipek... y debo acostumbrarme a esa idea...

- Bien... pero supongo que aquí, donde nadie puede oírnos, podría volver a ser Mahir y tú Feride... solo Feride...

- No creo que me resulte tan cómodo, lo siento... no quiero cometer errores donde no debo cometerlos...

- ¿Quieres que te llame jueza Feride? ¿Su señoría?

- Sería lo ideal... lo siento... pero siento que cometer un error grave a esta altura sería echar a perder el caso y enterrar mi carrera para siempre, cosas que no tengo intención de hacer por ahora...

- Bien... lo intentaré...- dijo y comenzaron a comer.

Feride le comentó las cosas que sabía del caso y se sorprendió con un par de aportes que él hizo...

Se quedaron largo rato conversando e incluso, él le preparó un café luego de la cena para tener la excusa de que se quedara un rato más...

En un momento, en el que ambos discutían un punto de vista, ella consultó su reloj y bostezó.

- Se ha hecho muy tarde...- dijo y él sonrió.

- Es cierto... siento haberla distraído, Feride...- dijo y ella asintió.

- Señor Salih... creo que será mejor que me vaya...- dijo y él se puso de pie con ella.

Feride tomó sus cosas y cuando iba a dirigirse a la escalera para bajar, sintió la mano de él sobre su brazo, que la detenía...

- Mahir...- dijo, sintiendo que no podía controlar las sensaciones que experimentaba con su cuerpo cada vez que él la tocaba...

- Feride...- dijo y se acercó a ella.

- Es tarde...

- Lo se...- dijo sin soltarla- quizá te convendría quedarte aquí a pasar la noche, para que no se haga más tarde... ¿qué te parece?

- Me parece que hace poco menos de 24 horas me hiciste una promesa que ya quieres romper...

- Te prometo que estarías a salvo, quiero decir, no se trataba de invitarte a dormir conmigo... sino en esta casa...

- Mahir... Salih... realmente sería confundir las cosas... además ¿crees que soy tonta?

- No, para nada... ¿sabes cuál es mi única tontería? Quiero estar cerca de ti... nada más... pero tienes razón...- dijo y asintió y cuando ella le sonreía, agradecida por su sinceridad y por haberla dejado en libertad, él la tomó de ambos brazos y se perdió en sus ojos...

Feride vio que él miraba sus labios y los humedeció como un acto irreflexivo. Él se inclinó y no pudo evitar besarla. Sus resistencias se quebraban con cada gesto de ella, realmente se sentía muy comprometido con su promesa y con el caso de su padre, pero también era cierto que ella le resultaba irresistible... y desde que habían estado juntos, él no había podido dejar de pensar en ella...

Ella se tensó un momento, pero luego se relajó y comenzó a responderle, y él sintió que a ella le pasaba lo mismo, sentía un compromiso muy fuerte con su función, con el hecho de que él era un testigo en una de sus causas mas importantes, pero lo que ocurría allí, debajo de cualquier suposición racional era mucho más profundo, más intenso, casi primitivo, ellos ya habían probado lo que era estar piel contra piel y de eso no había retorno...

Mahir la apretó contra su cuerpo mientras ahondaba el beso, casi con desesperación y de pronto, todo el impulso se detuvo y sobrevino la razón... se separó de ella con culpa, le costó enfocarse en sus ojos y solo pudo mirar sus labios, enrojecidos por el beso, que estaban entreabiertos como los de él, deseando más...

- Señor Salih...- le dijo agitada y reparó en que él la seguía sosteniendo contra su cuerpo.

- Señora juez...- dijo él y la vio morderse el labio, en claro signo de control para no seguir besándolo- lo siento... yo... no pude controlarme...- le dijo con sinceridad.

- Pues... debería hacerlo... y yo también... admito que me dejé llevar...- dijo y él no pudo retenerla más, y tuvo que soltarla...

- Me alegra que lo hagas...

- Pero eso no lo hace más aceptable...

- Es verdad...

- Tenemos una responsabilidad... debemos dejar de lado todo lo que no tenga que ver con nuestro cometido...

- Nuestro cometido... me gusta eso... me gusta porque siento que en un punto estás de mi lado...

- Soy juez, se supone que no estoy de ningún lado...

- Del lado de la justicia, Feride... y la justicia es que mi padre sea declarado inocente...

- Si tú lo dices... lo importante es probarlo...

- Lo haremos...- dijo y buscó su mano, entrelazó sus dedos con los de ella y luego los soltó, acariciándolos con ternura...

Feride se perdió en sus ojos y luego salió escaleras abajo para escapar de él, no quería pensar más, tenía que dedicarse a su trabajo, tenía que encontrar al verdadero culpable de ese homicidio, fuera quien fuera...

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora